lunes, 16 de noviembre de 2009

Y para qué

I
Y para qué
Y para qué darle tanto al paso de la vida
Si nos deja parados frente a las esquinas
Nos divide el alma en cien, doscientas poses;
Un disfraz cada vez, intenciones distintas. Para qué.
Si no se tienen campos de batallas, sino
Campos de derrotas, para qué.
Para qué pelear si
Sale uno derrotado antes, para qué.
Si nace mal aquél, o bien, para qué.
Si ejecuta una mala jugada, o
Una obra pía
Para qué demonio sirve, para qué fin.
Reptar como serpientes, o soplar un rehilete
Es lo mismo.
Patear una lata de cerveza, o
Destrozarse el cráneo
Con un pedacito de plomo, da igual:
No suceden ambas cosas.
¿Qué nos deja, después de todo, la nada?
Solamente un sueño
Y con eso basta.

II

Hambre
Crudeza del día desmembrado en ganas que termine y hambre
Que culmine ya su lamento, destino roto.
Pensamientos calcinados, la impotencia pobre del más pobre.
Mientras desaparecen las sombras
En su vivienda con olor a sebo chamuscado y
Su terregosa, lúgubre condición de receptáculo de insomnio
Amarga angustia primitiva, de ignorar lo humano
Para qué sirve.
Lejos de las cenizas de su vida, lo que habita el otro es a prueba de
Pobres, como él, que donde pueden encajan el fierro de la necesidad
A cambio de engañarla un poco cada día.
Allá no se deambula procurando una ración
Unos cartones para dormir y una vela
Para disimular, con luz trémula, esa miseria que le acompaña.
Allá no se queda frío el plato sucio junto al perro enroscado en el polvo.
Tampoco los gritos taladran las paredes en noches etílicas y desquiciadas.
Donde la oscuridad sirve para penetrar lo ajeno, espiar, acechar y cazar en
Despoblado.
Escondite para un espíritu errático; el alma sola aquí ha de ser nadie.
Allá, en lo del rico, la penumbra es vigilada para que nadie robe.
En lo del pobre; en ese laberinto de cosas tiradas y vueltas a usar, de muros y

Techos de cualquier cosa. En ese refugio de gatos indiferentes y
manchados. En esa repetida miseria de basura y harapos, la vida es libre hasta
De la mentira.
Y todo es real, como el tufo
De la cañería

III

Pobremente vive el pobre

Qué pobre vive el pobre
Casi perdido en su pesar
Qué agobio cuelga en su alma sola
Qué oscuro le brilla el sol en su andanza
El pobre es pobre porque así es, porque sí, porque no
De todo lo que tiene el pobre
Es su pobreza
Lo que vale más

IV
Lágrimas de hambre
Cuando un niño llora por hambre se apaga una estrella
Su llanto suelto va al cielo mientras sus lágrimas mojan la tierra
Y la conmueven.

Cuando no tiene algo indispensable para vivir y sufre, el universo siente con él
Cuando pide lo que no se le puede dar, la indiferencia del mundo le recuerda que
Así es

V
El dolor del existir
Si duele el existir, a los pobres les duele más
Si es angustia no tener, el que no tiene nada no conoce más que sufrir
Sin embargo, el pobre ríe alegre cuando así tiene que ser
Vive su vida como es
Y vive momentos de dicha el pobre
Su cuerpo débil también quiere ser feliz
VI
Canto a la nada en blues
Canto a la nada porque nos ha jodido la bestialidad
En Nuevo Orleáns
En forma de garganta que atora la vida y la asfixia
Se ahogó la humanidad de frente a las costas del sur del norte
Ante la atónita boca del mundo y los ojos cerrados
Que no querían ver y no quieren todavía no saben ver
Y la muerte se abrió
Para miles, tras la lluvia en el mar y el mar en la ciudad
Arrebató
La cicatriz es de los pobres, la herida es social, si alguien se acuerda
Qué es social
Lágrimas de oscura piel
Cause del Misissipi, llanto azul a donde siempre va
Testigo del cielo

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