sábado, 4 de diciembre de 2010

Propaganda política en la red

Recibí esta carta que alguien califica como "excelente" y pide que circule. La escribe una persona que firma como Luciana Berardinelli. Me parece que requiere una respuesta u opinión que pudiera servir de balance a lo que dice. Por ello me tomé unos minutos para contestar y manifestar mi propio punto de vista sobre sus afirmaciones. Gracias por considerarlo.

(La carta se encuentra enseguida de mi texto)

Considero que este tipo de panfletos no abonan absolutamente nada positivo para el curso del país. Sin embargo, creo saludable que los ciudadanos disientan y discutan democráticamente sus diferencias.
Como extranjero que pasó aquí un poco más de un año en calidad de estudiante de doctorado en ciencia política y periodista, percibí una desatada e infundada campaña con la visible intención de deslegitimar el gobierno, que si bien no ha logrado mejorar sustancialmente la calidad de vida de los ciudadanos, es, con mucho, una administración pública que se encuentra a años luz del desastre de la década de los 90. Esto no me tocó palparlo, pero lo supimos por la prensa y lo corroboro con las personas que lo rememoran y dan cuenta de ello. Me han descrito lo que vivieron cuando los cacerolazos, las devaluaciones, la hiperinflación galopante, el desempleo agudo, el sueño del dólar 1 a 1, quiebras masivas y hasta el extremo de practicar el trueque para llevar alimentos a la familia. ¿Dónde quedó el orgulloso ferrocarril argentino? ¿Y la fábrica de aviones que tuvo Córdoba?
Hoy Argentina es diferente aunque falta mucho por mejorar. No me quedó ninguna duda de que la presidente Cristina Fernández, tiene los arrestos y el talento necesario para la conducción del gobierno, mucho más allá de lo que han demostrado los mandatarios que reiniciaron la democracia.
Me causa desánimo, aunque no soy argentino y vivo al margen de lo que aquí sucede, que una nación con tantos valores humanos e incuantificable riqueza natural, sea tan proclive al divisionismo ideológico con tintes de conflicto perpetuo y no se den oportunidad de estimar lo que el adversario pudiese aportar a la sociedad. Esta supuesta chica que escribe la carta, acusa a la presidente de “dividir” a los argentinos, incurriendo precisamente en la misma práctica, no tan sólo es frontal y pretenciosa al adjudicarse la posición de vocera de la opinión pública, pasando por alto que millones de ciudadanos están conformes con su gobierno y viven de su trabajo, sino que descalifica totalmente a la mandataria, sin conceder ni un solo aspecto o renglón positivo.
¿Esta carta encierra realmente una opinión que pudiera tomarse como seria, objetiva e independiente de corrientes políticas? ¿Merece que se le de tratamiento de reflexión útil y por tanto circule? Por supuesto que no. Luciana refiere que no está “ni en un extremo ni en el otro, que no es ni de derecha ni de izquierda, que no es ni blanca ni negra, que no es ni cabeza ni concheta”, ¿entonces qué es y dónde está? Toda persona que manifieste una opinión de carácter o interés público, está por antonomasia, opinando desde un plano que indefectiblemente se ubica en alguno de los puntos del eje político entre izquierdas y derechas, a menos que se halle en “el éter”. O se habla desde la perspectiva y por la propia experiencia de las masas, el pueblo, o bien, desde la mirada de las élites, el conservadurismo que prima las privatizaciones, lo individual en tanto sistema democrático liberal. Y esto es lo que se denomina “derecha e izquierda”, aunque también existen las posiciones políticas denominadas de centro-izquierda y centro-derecha.
Luciana no se ubica en ninguna de ellas y afirma que sólo cree en la “cultura del trabajo” ¿Cuál es esa cultura y a qué tipo de trabajo se refiere esta dama? En argentina trabajan desde magnates hasta obreros, lo mismo que campesinos, profesionistas, técnicos, amas de casa, burócratas, profesores, artistas y millones más que laboran de lo que sea, sin aparecer en los registros contables. Por tanto hay múltiples formas de concebir y asimilar el trabajo, así como también personas más o menos conformes con lo que desempeñan y son remuneradas por ello. A unos les satisface, en tanto que otros se conforman pasivamente y muchos más reniegan con y sin razón. También están los jubilados y hasta las señoras que reciben una pensión por haber trabajado en su casa. ¿En qué lugar del la tierra se aplica este beneficio? No conozco ninguno.
En mi humilde sintonía con lo que he vivido en este hermoso país, donde encontré brazos abiertos, manos amigas y corazones amorosos, que nos dieron tantas cosas bellas como familia y como personas, puedo decir, sin rubor alguno, que me llevo una buena impresión de la sociedad y el actual gobierno argentino. Agradeceremos por siempre tantas cosas recibidas tal vez sin merecerlas. Por si fuera poco, gracias al sistema de educación pública gubernamental, mis hijos asistieron a una escuela que se distingue por el nivel de excelencia de sus maestros, lo cual constaté al convivir con la mayoría de ellos, así como las facilidades que tuvieron mis muchachos para cursar su año escolar. Les enseñaron y además les ofrecieron alimentos de buena calidad. Esto no lo he visto en ninguno de los países que he visitado en Norteamérica y Europa. En México ni se sueña con algo así, a pesar de que se le cataloga como la 14ª economía mundial.
La presión globalizadora ejerce fuertemente su influencia en las Américas, por lo que las naciones han padecido crisis en mayor o menor grado, siendo ésta una de las que tuvo menos afectaciones ocasionadas por las medidas que se aplican o los fraudes que operan desde los centros financieros del norte. En resumen, Argentina va, despacio, pero avanza.
Sugiero, sin ser nadie para ello, solamente por el afecto que le tengo al país, que se tenga voluntad al gobierno, que las personas no se dejen manipular por los medios de comunicación que hacen monopolios, siendo otro cáncer de la sociedad tan dañino como el consumo de drogas y la violencia. Se trata de empresas que lucran con todo lo que acontece en la nación, tanto en la vida pública como privada. Ellos tienen sus propias agendas e intereses que defienden, sin importarles la estabilidad social, la calidad o niveles de vida, ni los consensos, sino todo lo contrario, para los medios, entre más exasperada y nerviosa se encuentre la gente, más obtienen ganancias, pues venden emociones como el miedo o el odio político. También tienen entre su mercancía la idolatría a las figuras deportivas o del espectáculo.
Un Estado fortalecido, democrático, con vocación de justicia y reparto social, es lo menos atractivo para esta clase de medios como Clarín, Televisa, Globo, etc., que se comportan como aves de rapiña al ser des informadores y formadores de opiniones polémicas. Negocian con los conflictos y el caos. Por tanto los abonan constantemente. Que no sea la gente un factor más que cumple esta tarea. Por eso escribo estas líneas.



Excelentísima Sra. Presidenta de la Nación ,






Me dirijo a Ud. con el respeto y reconocimiento que su investidura merece:



Luego de escuchar atentamente cada uno de sus últimos discursos y de analizar profunda y comprometidamente nuestra realidad me pregunto, una y otra vez, me perdí de algo o me volví a equivocar? Antes que nada, le quisiera aclarar que no respondo a ninguna fuerza política del presente ni del pasado. Soy, como muchos otros, una ciudadana argentina que por convicción creció, se educó y morirá en su tierra natal.

En su discurso de ayer arrancó haciendo mención a lo leído por Ud. en los medios y manifestó, acertadamente en mi opinión, el horror que representa ver que alguien pida la vuelta de asesinos a la política. Ahora me pregunto, Ud. no escuchó, ni leyó, ni vio nada relacionado con algunos de sus colaboradores? Concretamente, no escuchó a D'Elia diciendo textualmente que 'mataría' a todos los vecinos de los barrios de Recoleta, Barrio Norte, Belgrano? No lo escuchó Sra?

Me generó exactamente el mismo rechazo que escuchar a aquellos que piden la vuelta de los militares.

Pero volviendo al tema que me preocupa y que estoy segura preocupa a más de un argentino, por qué siempre sólo escucha lo que a sus oídos e intereses molesta? Haciendo la vista gorda y oídos sordos nos separa, nos enfrenta, nos divide. Y no es eso lo que los argentinos y argentinas, como Ud. nos llama, necesitamos ni queremos. Por qué habla despectivamente de aquellos que hemos elegido vivir mejor con el producto de nuestro esfuerzo? A veces siento que para ser una argentina querida y representada por Ud. debería nivelar para abajo, aspirar sólo y únicamente a un plan social, a una caja de alimentos, a la caridad de otros.

No nos siga dividiendo en sus discursos, no incite a la violencia, no nos tire su policía a la calle.

No nos quite el derecho a disentir porque la Democracia se trata de eso.

Acaso no fue Ud. electa sobre esas bases. Respétela en todos los ámbitos, en los que la favorecen como en los que no.

Se autodenomina la presidenta de todos los argentinos y argentinas pero al mismo tiempo nunca deja de mencionar dentro de ese grupo a quienes no la votaron y piensan diferente.

Por qué divide a la sociedad argentina dependiendo del barrio donde vivimos y se dirige despectivamente a las sras. paquetas que viven por el suyo? Por qué? Por qué algunas marchas y cortes son válidos y otros no?

Por qué siempre habla del 'crecimiento' económico sostenido pero nunca menciona a la inflación también en alza provocada por semejante gasto público?

Por qué siempre se expresa de manera irónica y con mucho resentimiento hacia aquellos que sólo hemos elegido al trabajo y al esfuerzo como medio de vida? Por qué siempre nos lleva a los extremos, o somos gorilas o revolucionarios del '70, pobres o ricos, blancos o negros. No Sra., no nos divida.

No es eso lo que queremos ni lo que nos merecemos.

Seguramente no podrá conformar a todos por igual pero Ud. se debe a la sociedad argentina en su totalidad, a sus seguidores y a sus opositores, cuando nos nombre no se ocupe de aclarar taxativamente y con algún calificativo despectivo a estos últimos. Hay una gran parte de la sociedad a la que Ud. se debe también, le guste o no, comparta o no, de la misma manera que ellos la respetan y le dan la institucionalidad a su gobierno. pese a no compartir muchas de sus ideas ni sus formas.

Nos trata de golpistas, de gorilas? Suena muy agresivo para quienes estamos muy lejos de ello.

Por qué nos ofende de esa manera Sra. Presidenta. Somos personas de bien, que trabajamos todos los días para pagar nuestros alquileres y servicios ya que no corremos con la suerte de otros que siempre tienen todo gratis, todo, hasta casas que el Estado Argentino les otorga o que por la fuerza ocupan, somos ciudadanos que además pagamos nuestros impuestos, impuestos que supuestamente son para recibir, a cambio, educación; salud y justicia pero en forma paralela, de nuestros miserables salarios, también debemos abonar un sistema de salud privado, educación privada y en muchos casos seguridad privada ya que la Redistribución de la que Ud. habla y repite una, dos e infinitamente en cada uno de sus discursos NO llega a nosotros. No Sra. Presidenta, no nos llega.

Para nosotros NO hay Justicia Social, para nosotros sólo hay deberes que cumplir, NO tenemos Derechos, ni siquiera los Derechos Humanos existen para nosotros que perdemos a nuestros hijos, padres y abuelos en las calles a quienes matan para robarles. Situaciones a los que sus ministros tildan de casos aislados.

Para los que trabajamos jornadas muy extensas para poder llegar a fin de mes y vivir dignamente NO hay Redistribución del Ingreso Sra. No se nos devuelve más que agresiones, no sólo verbales y morales sino también físicas.

La Plaza también pertenece a quienes salimos a disentir sin palos, ni capuchas, ni piedras.

De qué Justicia Social habla Sra. Presidenta? Los que roban y matan siguen en la calle y los que corren la suerte de seguir vivos en defensa propia están presos.

Hay un grupo muy grande en la sociedad argentina Sra. que, no está ni en un extremo ni en el otro, que no es ni de derecha ni de izquierda, que no es ni blanca ni negra, que no es ni cabeza ni concheta, que sólo conoce lo que muchos han olvidado y otros se olvidan deliberadamente de no generar, que es la Cultura del Trabajo.

No nos ofenda Sra., no nos ofenda y tenga un poco de sensibilidad por todos aquellos que nos merecemos no más que un poco de respeto.

Gracias,

Luciana Berardinelli

D.N.I 29.060.893