Reflexiones en el marco del Bicentenario: cambio social y compromiso.
“… no somos ni indios ni europeos, sino una especie media entre los legítimos propietarios del país y los usurpadores españoles…” Bolívar
El año 2010 representa un amplio trasfondo sociohistórico y cultural para Latinoamérica, en tanto la significanción de esta fecha en que se cumplen doscientos años a partir del inicio de las gestas independentistas, da lugar a controversias de acuerdo a las distintas interpretaciones acerca de los acontecimientos más sobresalientes y su trascendencia en las naciones latinoamericanas. “El pasado , lejano y reciente, es un vasto cementerio de ideas muertas producidas por personas también muertas, ideas que fueron consideradas, en otros tiempos, convincentes, demostradas incluso evidentes y también importantes, admirables, movilizadoras”. (1)
Como ejemplo de ello tenemos pensadores o filósofos como Carlos Sigüenza y Gógora y Octavio Paz , entre otros intelectos que profundizaron sobre la identidad del mestizo.“Las ideas con las que trabaja el historiador de las ideas han sido consideradas como creíbles, bien fundadas, sólidas y, en el momento en que se las estudia, están devaluadas o en vías de estarlo” (2)
Los analistas de la memoria biográfica sobre mártires,héroes, junto con próceres, guerreros, ejércitos con sus caudillos al frente, al igual que toda una estela de constructores de naciones, objetivan sus nociones para las enseñanzas y aprendizajes colectivos. La carga de identidades que tiene cada nación.
El relato de todos los relatos es, por naturaleza humana, parcialmente imperfecto y, tratándose de Latinoamérica, existen puntos de vista que se oponen en tanto que unos confieren a la irrupción española un carácter benefactor están los otros que repudian el advenimiento europeo a estas tierras. García Canclini llama esta circunstancia “binarismo maniqueo”, (3) “un discurso denuncia la conquista y el avasallamiento; otro busca la restitución de los privilegios y el reconocimiento de los españoles”. (4)
¿Qué sucedió, qué celebramos?
Los datos sobre lo acaecido, si bien no totalmente recuperados o avalados por documentos o fuentes fidedignas, -además desde una perspectiva euro céntrica, de acuerdo con Wallerstein- (5) nos refieren del “descubrimiento” que hicieron ciertos individuos sobre nuevas tierras y gente que las habitaba, la cual mantenía formas de vida opuestamente distintas a las que incorporaban los “descubridores”. De ahí que se haya calificado a este suceso como un “choque de culturas”.
Sabemos, por los manuscritos y también a través de la tradición oral o pictórica de los Códices que afortunadamente se conservan, que la dominación de los advenedizos fue implacable y se prolongó durante unos trescientos años, en algunos caso quizá más, hasta que fueron sometidos los últimos clanes y todavía alcanzaron unos sobrevivientes a refugiarse ocultando sus existencias hasta mucho después, permaneciendo inclusive en nuestros días casi invisibles, habitando parajes poco explorados.
Es así como se conservaron intactas varias comunidades; con su lenguaje, ritos, usos y costumbres. Permanecieron sin ser alcanzadas por los fulgores de la cultura occidental que a la mayoría subyugó. Mas no todos los que lograron escapar conservaron su entera libertad, ni tampoco la dignidad de enseñorear sus lugares de origen y mucho menos aquellos otros a donde tuvieron que ir cuando no les quedó otra salida.
Por otra parte, ha sido evidente que muchos de ellos guardaron sus divisiones y conflictos entre sí, lo cual ha sido siempre favorable para el conquistador que se volvió colono y más tarde explotador, valiéndose muchas veces del exterminio étnico.
Precisamente esta característica de antagonismo entre algunos pueblos originarios, nos ayuda también a explicar por qué fueron vencidos hasta los llamados imperios que se formaron en épocas muy anteriores a la presencia hispánica. Esto se puede entender como una constante lucha por la hegemonía con la consecuente apropiación de territorios y sus recursos. Contiendas que no han sido solamente libradas por parte de los antiguos reinos o señoríos que nos antecedieron en estos lugares, sino que se mantienen hasta nuestros días en diferentes partes del mundo. Esa incomprendida dialéctica sobre la continúa lucha de contrarios.
Hace aproximadamente doscientos años, llegó la mayoría de edad para aquellos pueblos anteriormente sometidos, por lo que los pensamientos preclaros que tuvieron muchos individuos de la época, coincidieron en la idea de emanciparlos. Así es como se creó una especie de arco de fuego que se materializó, después de muchas batallas, en la expulsión allende el mar, de los colonizadores. Entonces las Américas fueron liberadas de las monarquías europeas, principalmente las españolas, que las explotaron durante unos trescientos años. Fugazmente se fueron aunque con la idea del retorno, por lo que nunca se retiraron del todo y el regreso no ha dejado de suceder.
De toda esta grilla de fragosos acontecimientos surgieron ideas que al paso del tiempo persisten como si fuesen grandes verdades, sin embargo no lo son en distinto sentido,puesto que se trata de creencias que conviene desmontar y retirar su parte de mito. Entre éstas llaman la tensión algunas, por ejemplo, creer que los conquistadores eran exclusivamente individuos de baja ralea, es decir, criminales prófugos, vagos y toda clase de sujetos que fueron despreciados en sus tierras de origen. Esto quizá pueda entenderse como una reacción que subyace y de pronto se manifiesta en los sentimientos criollos al ver que continúa la dominación de las minorías conformadas por blancos.
En realidad vinieron desde ex soldados hasta legos, frailes, gente que formó grupos de distinta condición, que si bien se ensañaron en cada oportunidad que tuvieron con los nativos, esto no obedecía a una naturaleza propia del estrato social de pertenencia sino a las formas de pensar y las costumbres que se tenían en la época. Al otro que era distinto, se le veía como ser inferior por no compartir la misma fe o religión, o por los rasgos culturales y raciales que no fueran idénticos o similares a los que ellos tenían, lo cual no los exculpa de las atrocidades cometidas en numerosas comunidades de las que fueron eliminados una parte considerable de sus habitantes.
Hubo inclusive viajeros peninsulares castizos que llegaron con todo y sus familias, asistidos por pajes, damas de compañía y la servidumbre, como fuera el caso de los virreyes, los llamados oidores de las primeras audiencias, legos e integrantes de cabildos civiles y eclesiásticos, así como también adelantados y funcionarios.
José Luis Martínez, autor de un libro espléndido que tituló “Pasajeros de Indias”, da cuenta de estos viajeros y sus destinos durante todo el siglo XVI. (6)
En su obra, nos habla de circunstancias que tuvieron como protagonistas a diferentes clases de individuos, algunos de los cuales trajeron sus patrimonios con la idea de invertir en las actividades propias de la época, tales como el establecimiento de comercios, así mismo para dedicarse a labores agropecuarias o mineras, entre otras industrias.
También se dijo y aún muchos lo consideran como verdadero, que los aborígenes eran, además de incultos, seres propensos a llevar una vida solazada, inclusive sedentaria con énfasis en el mínimo esfuerzo, sumamente primitivos y salvajes, por lo que cebaban sus instintos en otros más débiles. Les atribuían defectos como la excesiva flojera o la negligencia. Algunos los consideraban sujetos ladinos que no amaban el trabajo sino lo contrario: preferían robar y ocultarse. Además, tenían religiones que veneraban demonios siendo también propensos a cometer actos de “barbarie” o consumir sustancias en exceso, descuidando familias y deberes.
A grandes rasgos, éstos son más o menos los conceptos con los cuales se pensaba y se piensa, desde una visión pro occidentalista que no deja de ser discriminatoria.
Por si fuera poco, los nativos de la antigua América cuyas regiones tenían nombres como Hab yalá, Anáhuac, etc., fueron llamados “indios” o “indígenas”, por la confusión que tuvo Colón al pensar haber llegado a “Las Indias”, lugar hacia donde pretendió ir por otro rumbo hasta dar con el enorme continente que habitamos.
Sin embargo, esta clase de ideas tienen un contrapeso cada vez más importante que quizá aumente de tamaño a medida que muchos jóvenes latinoamericanos rompan con las barreras culturales creadas y reproducidas a base de clichés y estereotipos, a cual más de insuficientes para explicar los trasfondos y ventajas del sentido plural y diverso de las colectividades latinoamericanas.
En tanto los suejtos convivan en los espacios universitarios, en los citios de reunión de las grandes ciudades u otros lugares, se llevará a cabo un intercambio entre contextos socio culturales y étnicos representados en ellos. La convivencia implica un sostenido intercambio de aspectos culturales.
Ésta es una de las maneras de ponderar los aspectos cualitativos de los procesos sociales y avatares tecnológicos que tuvieron las culturas que nos antecedieron en estas latitudes, gracias a lo cual dominaron la arquitectura, una precisa y eficaz astronomía, entre otros aprendizajes cuyos niveles de adelanto causan admiración.
Fueron excelentes agricultores y perfeccionaron la herbolaria. Practicaron las matemáticas ya as aplicaron para sus construcciones ceremoniales y observatorios. Eran así mismo expertos en la fabricación de utensilios a base de transformar artísticamente materias primas como piedra, madera, fibras e inclusive algunos metales, sin necesidad de diseñar máquinas.
Además, desarrollaron cierto orden social u organización colectiva que fructificó en diversos grados de bienestar, donde el reparto del trabajo, así como la colaboración equitativa dentro de un sistema comunal. Conformaron las bases que les hicieron fuertes ante enemigos y vicisitudes de la naturaleza o de otra índole.
Hoy se les guarda respeto a estas culturas por sus destrezas, por su mitología que aún en nuestros días inspira a muchos a entender y asumir los códigos que consideran que pueden influir en acciones con un elevados nivel de conciencia, según esta forma de pensar y accionar.
Lo mismo se puede decir sobre la comunicación también representada artísticamente de acuerdo con las diversas tradiciones sobre aquello que se dirige hacia el entorno natural, el ethos y también el “cosmos”: la cosmogonía como riqueza intelectual y cultural.
Es igualmente encomiable el misticismo reverencial que tuvieron hacia sus antepasados u otros seres y cosas creadas en el mundo. De manera que en ningún sentido fueron atrasados o inadaptados, dado que las formas de vida practicadas, junto con aquello en lo cual creían y creen todavía los descendientes de estos pueblos autóctonos, puede dar la idea de un desarrollo cultural y social bajo normas sumamente éticas, al igual que formas de pensamiento altruista que en su mayoría se han perdido en el mundo occidental ahora globalizado.
De ahí que desvirtuar o atentar de cualquier forma contra esa enorme sabiduría antepasada, se considera un daño patrimonial irreversible, por el valor universal que representa. Es gratificante reconocerse en esa herencia a la vez que mantener el compromiso de preservarla con todo lo que de ella se lleva en los genes y en el imaginario.
¿Qué papel juegan ciertas ideas y discursos en la “historia concreta”? De acuerdo con Marc Angenot: “Las ideas y los discursos de ideas examinados por el historiador nunca son estudiados en tanto tales, fuera de su “rol”, y a menudo ese rol es muy posterior a su aparición.” (7)
Conmemorar entonces una fecha en la que se inician los movimientos libertadores de los pueblos prehispánicos y de sus descendientes, ya sean de raza pura o mestiza, significa algo que va mucho más allá de cualquier clase de posturas maniqueas o actos que se realizan con visiones políticas que no sobrepasan lo discusivo y apenas rozan lo cierto.
Se trata de evitar al máximo posible la desmemoria y todo lo que viene a desvirtuar los hechos consignados en los discursos sociales, que si bien no se cubre con ello ante los cánones de certeza de manera cabal o impecable, al menos contienen elementos que tal vez sean suficientes para tener otras formas de apreciar la importancia de lo acontecido a través de un bicentenario. Sacar a relucir, digámoslo así, lo que se dice de nosotros por nosotros mismos será más atrayente para los jóvenes que inician estudios. Que logren distinguir en lo que se dice que es la historia, aquello que los dominantes tratan de comunicar a otros. Esto porque “Las ideas que predominan en un momento dado son, a la vez, el producto de una larga historia y- esta perspectiva corrige el punto de vista genealógico- deben estar inscriptas en “contextos” sucesivos, en medios e instituciones que las adoptan, las adaptan y hacen algo con ellas”. (8) Al decir que sea importante conocer lo más posible sobre ello, no nos referimos a una simple remembranza que desahogue un poco de la culpa por estar al margen de lo qué sucedió. No se trata de un asunto de moral o erudición, sino de un compromiso reflexivo que encamine hacia la comprensión, lo más claramente posible, sobre aquello que se piensa que ha dado origen a quienes habitan hoy en día estas regiones, así como a sus rasgos que conforman ese caleidoscopio de la cultura y la identidad. Para quienes tienen raíces o han nacido en este suelo, saber o tener conocimientos sobre el devenir histórico, es apasionante. Entender quienes y por qué son pensados como latinoamericanos es indispensable.
1-2 ANGENOT Marc, “El discurso social, los límites de lo pensado y lo decible” Siglo XXI Editores, Argentina, 2010.
3 GARCÍA Canclini Néstor, “La globalización imaginada”, Paidós, Buenos Aires, 1999
4 CORONATO Adolfo, “¿Nosotros quiénes?”, Le Monde diplomatique, edición cono sur, mayo 2010.
5 WALLERSTEIN Inmanuel, “Universalismo europeo. El discurso del poder”. Madrid: Siglo XXI Editores, 2007.
6 MARTINEZ José Luis, “Pasajeros de Indias. Viajes Trasatlánticos en el siglo XVI”. Alianza Editorial, Madrid, 1983.
7-8 ANGENOT Marc, “El discurso social, los límites de lo pensado y lo decible” Siglo XXI Editores, Argentina, 2010.
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martes, 19 de octubre de 2010
lunes, 17 de mayo de 2010
2010, la doble celebración y otras intenciones
2010 engloba una doble conmemoración de fechas centenarias para el país de los mexicanos: en septiembre sumarán doscientos años desde el inicio de la lucha por la independencia y, en noviembre, se cumplen cien a partir del llamado revolucionario de Francisco I. Madero.
La disposición del oficialismo para realizar actos de corte nacionalista o una fiesta de la patria, (siguiendo la costumbre de enaltecer los símbolos, con luces de gala en las plazas públicas, recepciones y banquetes ofrecidos en amplios y decorados salones de los recintos gubernamentales, con la concurrencia de invitados de honor y embajadas extranjeras) no resuelve unificar el ánimo popular que se distrae con un campeonato mundial de futbol, como disipador de la desazón generalizada por tantos problemas que parecieran surgir de un Apocalipsis, como lo definió el propio presidente Felipe Calderón, con jinetes incluidos y supuestamente vencidos de acuerdo a su triunfalista visión.
Inclusive, las contradicciones de hoy se han vuelto tan palpables como las del pasado, con sus convulsiones y enfrentamientos. Los viejos antagonismos vuelven con ímpetu señalando nuestras hondas diferencias, por las que tanto se luchó y que dejaran su impronta en monumentos, edificios públicos y calles de todas las ciudades o pueblos. Nombres y acontecimientos son repetidamente mencionados desde los balcones o en los patios de las escuelas u otras instituciones, al pasar lista durante las ceremonias en las fechas que señala el Calendario oficial.
Un dieciséis de septiembre de mil ochocientos diez, al igual que el veinte de noviembre de mil novecientos diez, se han evocado con desfiles militares, saludos a la Bandera y entonaciones del Himno Nacional, innumerablemente. Como un acto reflejo en que la historia se reduce a momentos retóricos y solemnes, a los que también por costumbre la fragmentación de imaginarios no suele responder.
Los agotados discursos caen desplomados con el peso de otra realidad, en tanto que el difuso significado de la independencia se desvanece ante un eclipse que lo trasforma en su opuesto: somos cada vez más dependientes de lo extraño y ajeno, al tiempo en que la fecha que conmemora la revolución con un desfile cívico y ceremonias, ha sido suplantada por la ideología del actual régimen, que la ha apropiado para dar tributo luctuoso a los “mártires cristeros”, actores de esa otra etapa siniestra y oscura e igualmente estampada en el lienzo de la historia: Pinceladas de la mano huesuda del clero y el puño cerrado de una burocracia incapaz de dialogar y conciliar. Ahora resulta que la iglesia católica unilateralmente y con el beneplácito de las autoridades adoptó ese día para honrar a sus guerrilleros, sacerdotes o laicos, que lucharon y murieron por “Cristo Rey”.
“Religión y fueros” clamaban los conservadores poscoloniales que lucharon contra la Reforma por defender sus privilegios. Lema derrotado cuyo espectro retorna cíclicamente a cobrarse la revancha y aparece hoy resucitado en plena doble efeméride patria.
Ni aprendizaje ni memoria del devenir, esta es la fórmula idónea para repetir la vorágine que hace enfrentar las ideas y las armas, en un vaivén sangriento que nos ha condenado desde que somos nación.
Tierra y Libertad, volvieron a decir años después los seguidores de Zapata, retomando el Zemblya i Volya, del movimiento del pueblo ruso de 1876. Gritos que se ahogaron en sangre sin lograr que cambiara nada para ambos pueblos. Los acontecimientos siguieron otros derroteros que ahondaron las distancias, al empobrecer más al pobre y dejar en los ricos los frutos cosechados al amparo de la maquinaria del gobierno.
Se llama independencia lo que nunca fue cabalmente y lo mismo sucede con la revolución, que se quedó en el tintero o duró lo mismo que los disparos. Sin embargo, hemos atestiguado como son utilizados esos ánimos exaltados que recuerdan los acontecimientos de lucha, vertidos con grandilocuencia durante las arengas de los portadores de promesas, esos heraldos “del partido”, de los gremios corporativos, por los que se revuelven las masas con azoro y esperanza. Vimos después como se abrieron paso las corrientes más radicales que conoció el siglo veinte, para que una generación de intelectuales y artistas les dieran techo y cobijo con devota convicción: ¡Patria o muerte, venceremos!
De ahí que los adinerados, como buenos prácticos azuzados por los curas, constantemente buscan conducir los rebaños que suponen extraviados, tantas veces engañados y olvidados. Las inconsecuencias y agravios de unos u otros bandos vulneran y tironean al Estado, una y otra vez, hasta dejarlo como un membrete descolorido, pálido, un logotipo contrahecho.
Sin embargo, a pesar de ésta orfandad identitaria se va a celebrar el Bicentenario y el Centenario, con repicar de campanas, desfiles, salvas y fuegos de artificio: brindis con tequila, mezcal en las calles y champán sobre los manteles largos.
El régimen desea oficiar la misa del Bicentenario y del Centenario sobre las aguas divididas en varios cauces. Tratará de festejar en plena tempestad, sin clarificar en qué lugar ha puesto la historia o qué importancia le debe a la historia.
Por tanto, lo que se vislumbra es realmente una ocasión política para llenar la platea y el foro dentro de una contienda electoral. Es una arista de la lucha por el poder Los ¡Viva México! se aprestan a salir.
La mexicanidad
Todo el caleidoscopio que es la historia, dejó a su paso usos y costumbres, como una mixtura cultural considerada patrimonio simbólico del que se adueñaron los discursos y con el tiempo fuera arrebatado por los medios de comunicación.
La lista puede comenzar con el escudo nacional que representa el sitio donde el águila sobresale entre la fauna y vegetación de un islote, en el que aparece el nopal, seguramente cercano a un nido de serpientes del cual un espécimen fue devorado por el ave real. Lugar mítico que la tradición de los migrantes aztecas eligió y adoró, paradójicamente también durante unos doscientos años, hasta que abruptamente la conquista lo desintegró.
Tuvieron que transcurrir otros trescientos más en los que esa identidad quedó sepultada por la real voluntad ibérica. Las edificaciones postrimeras con fisonomía de catedrales, fueron construidas sobre las ruinas de los escalonados templos, cuyos dioses desmembrados rodaron para hundirse en el pantano. Ahí aguardaron la otra edad que les volvió a la luz. Los hijos del pasado sufrieron tormentos y de señores o ciudadanos, pasaron a ser esclavos para servir a los advenedizos amos. Casi extintos los entregaron a los adelantados y encomenderos que los aperreaban con sus mastines, para que aprendieran a obedecer. Enseguida los frailes pretendieron lavarles su pecado de haber nacido aborígenes.
Herrados, tuvieron que labrar la tierra y socavar las minas, hasta que ya no quedaba casi nadie porque la mayoría murieron, si no es que huyeron a los montes o se refugiaron en los desiertos. De ahí que los colonizadores hicieran traer sangre africana que aún se conserva. Un levantamiento en San Lorenzo, Veracruz, allá por el final de los mil seiscientos, fue sofocado con saña y para escarmiento, fueron colgados unos cincuenta negros en el Zócalo de la ciudad de México.
Las nodrizas de raza negra pasaron a ser las favoritas para amamantar a los escuálidos críos de los blancos que fácilmente enfermaban. Los varones fueron expertos caballerangos o soldados que iban al frente en las batallas, hasta que corrieron igual suerte que los mexicanos porque muy pocos se salvaron. Entre los descendientes de su genética hubo guerreros como el cura Morelos, quien dio bravía pelea a los extranjeros que arrojó la península europea. Los negros más puros y los mulatos, vengaban así el tormento que por siglos les dieron los mercaderes de gente.
El ocaso de esa triple centuria colonial dio letras de oro, como las que escribiera la admirable Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, que pasó a ser Sor Juana Inés de la Cruz, en su vida conventual.
El siguiente símbolo que surgió para alentar a la muchedumbre encarnó en la imagen de Guadalupe, la llamada también Virgen morena.
Un artista me comentó hace años, que sus estudios sobre esta figura le llevaron a conocer que la extraordinaria pintura había sido obra de un religioso o sacerdote indígena, quien trató de plasmar de manera interpuesta a la misma Coatlicue, la diosa azteca, que era dual, carismática e igualmente misteriosa. Él veía, en el manto decorado con estrellas que le acompaña, la constelación donde aparece Huxilopoxtli en el firmamento. De igual forma, el moño negro que lleva en punto áureo corresponde al ángulo donde se ve una calavera en la deidad de piedra, el cual recuerda el luto por el hijo muerto que igualmente aparece como un ángel levantando ligeramente, desde abajo, la túnica de la Virgen.
De esta manera, me decía aquél pintor y escultor de cuyo nombre no puedo acordarme, los naturales de México continuaron adorando a su diosa, pues era este el mejor desagravio que pudieron ofrecer.
Lo cierto es que el nombre de Guadalupe y la figura original semejante a otras vírgenes, son de origen español, dado que ese nombre es voz árabe. Desde el siglo XIV, existe el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe en Cáceres, región de Extremadura, la tierra de Cortés. En realidad el nombre es utilizado desde mucho antes de que brotara en México el mito del Tepeyac.
Este símbolo es de los más significativos para los mexicanos. La imagen acompañó en forma de estandarte a las multitudes conducidas por Miguel Hidalgo y Costilla, el cura de Dolores, quien levantara al pueblo armado en contra del virreinato colonial. Criollo él y sus principales capitanes, iniciaron una guerra a la cual no sobrevivieron más de un año al ser detenidos, fusilados y decapitados. Esto, después de haber sido pasados por la excomunión y los tormentos inquisitoriales que se aplicaban en la época a quienes se consideraba contrarios a la fe y además sublevados.
La campana de la parroquia que tañó el 16 de septiembre de 1810 el llamado “Padre de la Patria”, con la finalidad de atraer a los vecinos hasta el atrio donde dirigió su arenga independentista, es otro símbolo patrio.
Como sabemos, el movimiento continuó su curso y en 1813 fue convocado el Congreso de Chilpancingo al cual asistieron doce delegados en representación de algunas provincias, entre ellos: José María Cos, Andrés Quintana Roo, Carlos María Bustamante, Ignacio López Rayón, José María Liceaga, Sixto Verduzco y el propio José Mría Morelos y Pavón. El 14 de septiembre de 1813 se instaló el primer parlamento constituyente. En el discurso inaugural Morelos pronunció el contenido de un documento inspirado en la constitución francesa, al cual se le llamó los Sentimientos de la Nación.
En este escrito quedaron definidas las nuevas políticas de un gobierno independiente, dividido en los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, que prohibió la esclavitud y la división de castas, así mismo consignó la eliminación de las alcabalas, estancos y tributos que pagaban los indígenas, entre otros aspectos de carácter social.
Al día siguiente, el nuevo Congreso decidió nombrar a Morelos con el cargo de Generalísimo y tratamiento de "Alteza serenísima", pero el caudillo no aceptó tal nombramiento y pidió en cambio ser llamado "Siervo de la Nación".
Guardando fidelidad a su ideología se sometió al Congreso, lo cual fue un error estratégico pues los congresistas pocas veces consensuaron acuerdos militares y obstaculizaron la libertad de acción y la unidad de mando requerida por las fuerzas de los insurgentes.
También se le otorga carácter simbólico al voluminoso libro que registra la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que se redactó un siglo después, en 1917, la cual reforma la del 5 de febrero de 1857, siendo la actual ley suprema de la Federación mexicana.
Esta Constitución fue promulgada por el Congreso Constituyente que se reunió en la ciudad de Querétaro el 5 de febrero de 1917. La convocatoria se llevó a cabo por iniciativa del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, a su vez encargado del Poder Ejecutivo, don Venustiano Carranza, en cumplimiento del mandato establecido en el Plan de Guadalupe. Su texto es la consagración de muchos postulados sociales de la Revolución mexicana que sistemáticamente han sido eliminados al paso del tiempo.
La Constitución de 1917 es una aportación de la tradición jurídica mexicana al constitucionalismo universal, dado que fue la primera constitución de la historia que incluye los llamados derechos sociales, dos años antes que la Constitución de Weimar de 1919. Entre los cambios respecto de la Constitución de 1857, se encuentran la eliminación de la reelección del presidente de la República y el cargo de vicepresidente. Contiene 136 artículos y 19 artículos transitorios.
Pese a la importancia del pacto social que encierra, la Constitución ha sufrido 376 modificaciones en sus 84 años de existencia. Un total de 98 artículos, de los 136 que contiene han sido modificados.
Es importante tomar en cuenta los cambios sociales que hacen que el documento sea analizado y adaptado a las nuevas circunstancias, sin menoscabo de aquello que es sustancial para mantener los equilibrios pactados, sin embargo, esto no se contempló y con mayor descalabro de sus preceptos se le intervino de manera determinante a partir de la integración al modelo económico neoliberal que adoptaron los políticos plegados a los intereses de Washington. El régimen de Miguel de la Madrid comienza esta etapa de privatizaciones y adelgazamiento del Estado. Salinas emprende cambios sustanciales a los Artículos 3, 5, 24, 27, 80 y 130, permitiendo mayor derecho a extranjeros sobre bienes nacionales, llegando a privatizar el ejido, lo cual hizo de la propiedad de los campesinos un blanco para las trasnacionales y otros inversores. Además se otorgan poderes políticos al clero como es la facultad de hacer proselitismo religioso así como también la participación de clérigos en cargos electivos. Esta problemática se pensó resuelta a favor del laicismo y vemos que no es así, lo cual abre nuevamente la posibilidad de conflictos y enfrentamientos con tintes religiosos: luchas ideológicas.
Este político fue ungido de manera cuestionable dado que la elección no resultó clara, “se cayó” el sistema que comprobaría la legitimidad del proceso, con lo cual se golpea una vez más al Estado y al interés de la sociedad por arribar a una verdadera democracia, que hasta hoy no ha conocido. Salinas vendió los medios de comunicación nacionales, entre ellos el llamado entonces Canal 13, que tenía una programación que competía con Televisa, incluida su producción de telenovelas, así como su cobertura deportiva. Lo mismo sucedió con la compañía telefónica que fue a parar a las manos del individuo que en pocos años se convirtió en el hombre más rico del mundo, según lo confirman algunos medios especializados en este tipo de información, por cierto que la telefonía cuesta a los usuarios mucho más cara en proporción a lo que se paga en otros países por este servicio. A Ernesto Zedillo se debe la venta de las empresas estatales de ferrocarriles que explota principalmente una compañía estadounidense y donde él forma parte del concejo accionario. Desde su administración ya no se contó en México con este transporte económico, eficiente y seguro. Clave en el desarrollo de a economía y las relaciones humanas de cualquier país o continente. Europa, Norteamérica, Asia, África, le dan un uso importante a sus ferrocarriles. Constituyen arterias que comunican y transportan mercancías y productos, toda vez que permiten el traslado de personas y por tanto el fomento al turismo. Este sin duda fue un golpe artero y certero contra la patria. El saqueo y explotación que vinieron a realizar los extranjeros, ayudados por los mexicanos que se ven beneficiados con tales desastres y tropelías atentatorias de derechos humanos y contrarias al espíritu republicano, no tiene para cuándo terminar. Extraña e impúdicamente, los políticos disponen de los bienes de toda una nación. Los entregan implacablemente quedándose con ganancias que los convierten en capitalistas impunemente poderosos. ¿Qué puede ser celebrado si gran parte de lo que labraron nuestros próceres, al precio de su vida y sacrificios indescriptibles, ha sido mancillado por estos gobernantes? Lo más probable es que este desgarrador destino provoque mayores males y conflictos para una sociedad que aprendió más a resignarse que a luchar. La injusticia y oprobio de los que dirigen a la nación mexicana desde el gobierno y los corporativos privados cómplices, llaman a una guerra civil. ¿Será este 2010 nuevamente la fecha que confirme la reinvención o cambio abrupto y sangriento de las dinámicas de nuestra sociedad? 1810…1910…2010.
Esta brevísima síntesis menciona algunos momentos clave del devenir histórico mexicano, que dio lugar a los llamados símbolos de la Patria, que son algo distinto a los símbolos de la mexicanidad. Estos otros se hayan representados en elementos o prácticas culturales como la música vernácula del mariachi, la charrería y la costumbre de beber tequila, considerada como bebida nacional. Los mariachis tal y como los conocemos pertenecen a épocas más recientes, se considera que el primer grupo conformado por esta clase de músicos apareció hacia el año de 1926 y lo dirigía el coculense don Cirilo Marmolejo. Constaba de vihuela, arpa, guitarrón, chirimía y tambor. La indumentaria con la que vestían estos artistas era de calzón de manta, propia de la gente de campo en ese entonces.
El grupo se dio a conocer en la ciudad de México. Coincide esta presencia con el inicio de la XEW, radiodifusora cuyo propietario Emilio Azcárraga, tuvo la idea de invitar al conjunto musical y la presentación resultó bastante exitosa. Se comenta como anécdota, que el arpa no cupo por las angostas escaleras del edificio donde se hallaba instalada la radio, por lo que a sugerencia del propio don Emilio, el instrumento fue sustituido por la trompeta. Así es como según esta historia, ésta se integra a la música de los mariachis.
Con el auge cinematográfico se cambia la indumentaria de los cantantes e intérpretes musicales, por el típico traje charro. La charrería se practica desde la época colonial al llevarse a cabo las faenas campestres, convertidas en un atractivo popular de la vida rural mexicana.
La identidad o “mexicanidad”, se halla multiplicada y distribuida regionalmente. Representa una gran variedad de relieves asociados a fórmulas o recetas gastronómicas, o bien, ceremonias donde el sincretismo entre lo indígena y mestizo cobra singular relevancia al combinarse danzas prehispánicas con bailables e indumentaria de estilo español. En la geografía del país se distribuyen particularmente estas costumbres, adquiriendo su propia esencia según las formas o características climáticas o del propio terreno en cuanto a flora y especies de la fauna. En los desiertos norteños se consume carne seca de res, llamada machaca y tortillas de trigo. Es propio de sonora el llamado bacanora, bebida embriagante que se consume principalmente en el campo. En las costas abundan lo platillos a base de pescados y mariscos, en Oaxaca se saborean los gusanos de maguey, chapulines y las exquisitas tlayudas, con quesillo y mole picante elaborado a base de cacao y semillas. En Michoacán se comen las corundas, entre una múltiple gama de antojos típicos como los llamados pambazos; en los estados del centro se acostumbra la barbacoa, en Guadalajara se sirve pozole, en Nuevo León el famoso cabrito a las brazas. La lista es sumamente extensa pues cada estado tiene su propia naturaleza culinaria y costumbrista, incluso muchas veces se mezclan entre sí.
Platillos, música, tradiciones, ritos, estilos de vida, lenguaje, entonación y sintaxis múltiple, acoplada a los dialectos autóctonos, todo ello conforma esa mexicanidad. Cada una de estas facetas pudiera definir un rasgo de ella y todas en conjunto reflejan un alma, un carácter que llamamos mexicano.
Más allá de las profundidades del subconsciente y sus representaciones captadas por el intelecto de Octavio Paz y a su vez vertidas en los ensayos que componen su obra El Laberinto de la Soledad, donde el escritor reconstruye lo mexicano, a través de estigmas como el de los hijos de la Malinche, los complejos del pachuco o las festividades dedicadas a los muertos o a los santos, estas formas de ser y vivir se transforman en el tiempo.
En parte por el cine y sobre todo debido a las dinámicas del radio y la televisión, tales rasgos aparecen trastocados conforme a las exigencias de un mundo mercantilizado. La esencia de los usos y costumbres, del modo de ser de los mexicanos en su multiplicidad y pluralismo, ahora son estereotipadas hasta en sus más íntimas raíces por un mercado mediatizado, que arrebata la sustancia que les proveyó su naturaleza histórica.
El origen y evolución de la mexicanidad se debate entre el oficialismo que la deforma con fines políticos y los medios de comunicación que la transforman en mercancía de consumo masivo.
La presente época digital y su entorno global, cada día más marcado, van a dar sin duda distinto matiz al concepto de la mexicanidad, a sus variables o diferentes acepciones. Las nuevas comunidades de esta sociedad en red, donde se transforma el pensamiento según el modo de interpretar y transmitir el texto y la imagen, acentúan de distinta manera el sentido de lo que es originario, convirtiéndolo en algo universal, que ya no corresponde a un determinado lugar ni tiempo. La comunidad virtual deslocalizada tiende a comenzar de nuevo la historia y para ello trata de desdibujar el pasado, comenzando por el renunciamiento hasta terminar en el rotundo olvido. Abandona la identidad o la consume en tanto producto de venta comercial, de alguna oferta o, la rechaza por su aspecto inocuo como pieza vacía de la oratoria.
La identidad mexicana, desprendida de su autenticidad, es motivo de chiste, folclore barato y patriotero, instrumento de políticos que buscan reconocimiento, artículo de escaparate mediático. Es la parte “Light” del día festivo de la escuela, emblema de competencias deportivas, gritos desde la tribuna, escapes del puente largo a la playa, a los centros de reunión donde se desahogan los instintos. Pretexto oficial, social, comercial, asociado a lo que define nuestro tiempo: líquido, fugaz, desprendido, individual, desmemoriado y elocuentemente superficial.
El presente clima que anuncia estallido, como un fragor que retumba con fuerza en ocasión del resquebrajamiento y el quebranto en el ánimo colectivo, es preocupante. México no supera las razones que han cristalizado en historia de sufrimiento para las mayorías. Cíclicamente se deja que las abismales diferencias se alimenten de mayores y caóticas injusticias. No hay una verdadera vocación de consensos, de distensión de los opuestos que van en distinto rumbo y conciben divididos su propio escenario. Sociedad fragmentada y múltiple, reacia para dirimir el conflicto y, extrañamente unificada para el festejo, la fiesta tricolor. Alegrías evocadoras del Fénix que otorga a la historia su continua expiación de pueblo irredimible que construye cada cien años su parte aguas y añade nuevos ídolos y objetos de culto a su peculiar simbología. Sin desprender las raíces que le nutren milenariamente, se inflama el ser de la mexicanidad. A menos que tenga lugar algún conjuro, la historia se volverá a repetir.
La disposición del oficialismo para realizar actos de corte nacionalista o una fiesta de la patria, (siguiendo la costumbre de enaltecer los símbolos, con luces de gala en las plazas públicas, recepciones y banquetes ofrecidos en amplios y decorados salones de los recintos gubernamentales, con la concurrencia de invitados de honor y embajadas extranjeras) no resuelve unificar el ánimo popular que se distrae con un campeonato mundial de futbol, como disipador de la desazón generalizada por tantos problemas que parecieran surgir de un Apocalipsis, como lo definió el propio presidente Felipe Calderón, con jinetes incluidos y supuestamente vencidos de acuerdo a su triunfalista visión.
Inclusive, las contradicciones de hoy se han vuelto tan palpables como las del pasado, con sus convulsiones y enfrentamientos. Los viejos antagonismos vuelven con ímpetu señalando nuestras hondas diferencias, por las que tanto se luchó y que dejaran su impronta en monumentos, edificios públicos y calles de todas las ciudades o pueblos. Nombres y acontecimientos son repetidamente mencionados desde los balcones o en los patios de las escuelas u otras instituciones, al pasar lista durante las ceremonias en las fechas que señala el Calendario oficial.
Un dieciséis de septiembre de mil ochocientos diez, al igual que el veinte de noviembre de mil novecientos diez, se han evocado con desfiles militares, saludos a la Bandera y entonaciones del Himno Nacional, innumerablemente. Como un acto reflejo en que la historia se reduce a momentos retóricos y solemnes, a los que también por costumbre la fragmentación de imaginarios no suele responder.
Los agotados discursos caen desplomados con el peso de otra realidad, en tanto que el difuso significado de la independencia se desvanece ante un eclipse que lo trasforma en su opuesto: somos cada vez más dependientes de lo extraño y ajeno, al tiempo en que la fecha que conmemora la revolución con un desfile cívico y ceremonias, ha sido suplantada por la ideología del actual régimen, que la ha apropiado para dar tributo luctuoso a los “mártires cristeros”, actores de esa otra etapa siniestra y oscura e igualmente estampada en el lienzo de la historia: Pinceladas de la mano huesuda del clero y el puño cerrado de una burocracia incapaz de dialogar y conciliar. Ahora resulta que la iglesia católica unilateralmente y con el beneplácito de las autoridades adoptó ese día para honrar a sus guerrilleros, sacerdotes o laicos, que lucharon y murieron por “Cristo Rey”.
“Religión y fueros” clamaban los conservadores poscoloniales que lucharon contra la Reforma por defender sus privilegios. Lema derrotado cuyo espectro retorna cíclicamente a cobrarse la revancha y aparece hoy resucitado en plena doble efeméride patria.
Ni aprendizaje ni memoria del devenir, esta es la fórmula idónea para repetir la vorágine que hace enfrentar las ideas y las armas, en un vaivén sangriento que nos ha condenado desde que somos nación.
Tierra y Libertad, volvieron a decir años después los seguidores de Zapata, retomando el Zemblya i Volya, del movimiento del pueblo ruso de 1876. Gritos que se ahogaron en sangre sin lograr que cambiara nada para ambos pueblos. Los acontecimientos siguieron otros derroteros que ahondaron las distancias, al empobrecer más al pobre y dejar en los ricos los frutos cosechados al amparo de la maquinaria del gobierno.
Se llama independencia lo que nunca fue cabalmente y lo mismo sucede con la revolución, que se quedó en el tintero o duró lo mismo que los disparos. Sin embargo, hemos atestiguado como son utilizados esos ánimos exaltados que recuerdan los acontecimientos de lucha, vertidos con grandilocuencia durante las arengas de los portadores de promesas, esos heraldos “del partido”, de los gremios corporativos, por los que se revuelven las masas con azoro y esperanza. Vimos después como se abrieron paso las corrientes más radicales que conoció el siglo veinte, para que una generación de intelectuales y artistas les dieran techo y cobijo con devota convicción: ¡Patria o muerte, venceremos!
De ahí que los adinerados, como buenos prácticos azuzados por los curas, constantemente buscan conducir los rebaños que suponen extraviados, tantas veces engañados y olvidados. Las inconsecuencias y agravios de unos u otros bandos vulneran y tironean al Estado, una y otra vez, hasta dejarlo como un membrete descolorido, pálido, un logotipo contrahecho.
Sin embargo, a pesar de ésta orfandad identitaria se va a celebrar el Bicentenario y el Centenario, con repicar de campanas, desfiles, salvas y fuegos de artificio: brindis con tequila, mezcal en las calles y champán sobre los manteles largos.
El régimen desea oficiar la misa del Bicentenario y del Centenario sobre las aguas divididas en varios cauces. Tratará de festejar en plena tempestad, sin clarificar en qué lugar ha puesto la historia o qué importancia le debe a la historia.
Por tanto, lo que se vislumbra es realmente una ocasión política para llenar la platea y el foro dentro de una contienda electoral. Es una arista de la lucha por el poder Los ¡Viva México! se aprestan a salir.
La mexicanidad
Todo el caleidoscopio que es la historia, dejó a su paso usos y costumbres, como una mixtura cultural considerada patrimonio simbólico del que se adueñaron los discursos y con el tiempo fuera arrebatado por los medios de comunicación.
La lista puede comenzar con el escudo nacional que representa el sitio donde el águila sobresale entre la fauna y vegetación de un islote, en el que aparece el nopal, seguramente cercano a un nido de serpientes del cual un espécimen fue devorado por el ave real. Lugar mítico que la tradición de los migrantes aztecas eligió y adoró, paradójicamente también durante unos doscientos años, hasta que abruptamente la conquista lo desintegró.
Tuvieron que transcurrir otros trescientos más en los que esa identidad quedó sepultada por la real voluntad ibérica. Las edificaciones postrimeras con fisonomía de catedrales, fueron construidas sobre las ruinas de los escalonados templos, cuyos dioses desmembrados rodaron para hundirse en el pantano. Ahí aguardaron la otra edad que les volvió a la luz. Los hijos del pasado sufrieron tormentos y de señores o ciudadanos, pasaron a ser esclavos para servir a los advenedizos amos. Casi extintos los entregaron a los adelantados y encomenderos que los aperreaban con sus mastines, para que aprendieran a obedecer. Enseguida los frailes pretendieron lavarles su pecado de haber nacido aborígenes.
Herrados, tuvieron que labrar la tierra y socavar las minas, hasta que ya no quedaba casi nadie porque la mayoría murieron, si no es que huyeron a los montes o se refugiaron en los desiertos. De ahí que los colonizadores hicieran traer sangre africana que aún se conserva. Un levantamiento en San Lorenzo, Veracruz, allá por el final de los mil seiscientos, fue sofocado con saña y para escarmiento, fueron colgados unos cincuenta negros en el Zócalo de la ciudad de México.
Las nodrizas de raza negra pasaron a ser las favoritas para amamantar a los escuálidos críos de los blancos que fácilmente enfermaban. Los varones fueron expertos caballerangos o soldados que iban al frente en las batallas, hasta que corrieron igual suerte que los mexicanos porque muy pocos se salvaron. Entre los descendientes de su genética hubo guerreros como el cura Morelos, quien dio bravía pelea a los extranjeros que arrojó la península europea. Los negros más puros y los mulatos, vengaban así el tormento que por siglos les dieron los mercaderes de gente.
El ocaso de esa triple centuria colonial dio letras de oro, como las que escribiera la admirable Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, que pasó a ser Sor Juana Inés de la Cruz, en su vida conventual.
El siguiente símbolo que surgió para alentar a la muchedumbre encarnó en la imagen de Guadalupe, la llamada también Virgen morena.
Un artista me comentó hace años, que sus estudios sobre esta figura le llevaron a conocer que la extraordinaria pintura había sido obra de un religioso o sacerdote indígena, quien trató de plasmar de manera interpuesta a la misma Coatlicue, la diosa azteca, que era dual, carismática e igualmente misteriosa. Él veía, en el manto decorado con estrellas que le acompaña, la constelación donde aparece Huxilopoxtli en el firmamento. De igual forma, el moño negro que lleva en punto áureo corresponde al ángulo donde se ve una calavera en la deidad de piedra, el cual recuerda el luto por el hijo muerto que igualmente aparece como un ángel levantando ligeramente, desde abajo, la túnica de la Virgen.
De esta manera, me decía aquél pintor y escultor de cuyo nombre no puedo acordarme, los naturales de México continuaron adorando a su diosa, pues era este el mejor desagravio que pudieron ofrecer.
Lo cierto es que el nombre de Guadalupe y la figura original semejante a otras vírgenes, son de origen español, dado que ese nombre es voz árabe. Desde el siglo XIV, existe el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe en Cáceres, región de Extremadura, la tierra de Cortés. En realidad el nombre es utilizado desde mucho antes de que brotara en México el mito del Tepeyac.
Este símbolo es de los más significativos para los mexicanos. La imagen acompañó en forma de estandarte a las multitudes conducidas por Miguel Hidalgo y Costilla, el cura de Dolores, quien levantara al pueblo armado en contra del virreinato colonial. Criollo él y sus principales capitanes, iniciaron una guerra a la cual no sobrevivieron más de un año al ser detenidos, fusilados y decapitados. Esto, después de haber sido pasados por la excomunión y los tormentos inquisitoriales que se aplicaban en la época a quienes se consideraba contrarios a la fe y además sublevados.
La campana de la parroquia que tañó el 16 de septiembre de 1810 el llamado “Padre de la Patria”, con la finalidad de atraer a los vecinos hasta el atrio donde dirigió su arenga independentista, es otro símbolo patrio.
Como sabemos, el movimiento continuó su curso y en 1813 fue convocado el Congreso de Chilpancingo al cual asistieron doce delegados en representación de algunas provincias, entre ellos: José María Cos, Andrés Quintana Roo, Carlos María Bustamante, Ignacio López Rayón, José María Liceaga, Sixto Verduzco y el propio José Mría Morelos y Pavón. El 14 de septiembre de 1813 se instaló el primer parlamento constituyente. En el discurso inaugural Morelos pronunció el contenido de un documento inspirado en la constitución francesa, al cual se le llamó los Sentimientos de la Nación.
En este escrito quedaron definidas las nuevas políticas de un gobierno independiente, dividido en los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, que prohibió la esclavitud y la división de castas, así mismo consignó la eliminación de las alcabalas, estancos y tributos que pagaban los indígenas, entre otros aspectos de carácter social.
Al día siguiente, el nuevo Congreso decidió nombrar a Morelos con el cargo de Generalísimo y tratamiento de "Alteza serenísima", pero el caudillo no aceptó tal nombramiento y pidió en cambio ser llamado "Siervo de la Nación".
Guardando fidelidad a su ideología se sometió al Congreso, lo cual fue un error estratégico pues los congresistas pocas veces consensuaron acuerdos militares y obstaculizaron la libertad de acción y la unidad de mando requerida por las fuerzas de los insurgentes.
También se le otorga carácter simbólico al voluminoso libro que registra la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que se redactó un siglo después, en 1917, la cual reforma la del 5 de febrero de 1857, siendo la actual ley suprema de la Federación mexicana.
Esta Constitución fue promulgada por el Congreso Constituyente que se reunió en la ciudad de Querétaro el 5 de febrero de 1917. La convocatoria se llevó a cabo por iniciativa del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, a su vez encargado del Poder Ejecutivo, don Venustiano Carranza, en cumplimiento del mandato establecido en el Plan de Guadalupe. Su texto es la consagración de muchos postulados sociales de la Revolución mexicana que sistemáticamente han sido eliminados al paso del tiempo.
La Constitución de 1917 es una aportación de la tradición jurídica mexicana al constitucionalismo universal, dado que fue la primera constitución de la historia que incluye los llamados derechos sociales, dos años antes que la Constitución de Weimar de 1919. Entre los cambios respecto de la Constitución de 1857, se encuentran la eliminación de la reelección del presidente de la República y el cargo de vicepresidente. Contiene 136 artículos y 19 artículos transitorios.
Pese a la importancia del pacto social que encierra, la Constitución ha sufrido 376 modificaciones en sus 84 años de existencia. Un total de 98 artículos, de los 136 que contiene han sido modificados.
Es importante tomar en cuenta los cambios sociales que hacen que el documento sea analizado y adaptado a las nuevas circunstancias, sin menoscabo de aquello que es sustancial para mantener los equilibrios pactados, sin embargo, esto no se contempló y con mayor descalabro de sus preceptos se le intervino de manera determinante a partir de la integración al modelo económico neoliberal que adoptaron los políticos plegados a los intereses de Washington. El régimen de Miguel de la Madrid comienza esta etapa de privatizaciones y adelgazamiento del Estado. Salinas emprende cambios sustanciales a los Artículos 3, 5, 24, 27, 80 y 130, permitiendo mayor derecho a extranjeros sobre bienes nacionales, llegando a privatizar el ejido, lo cual hizo de la propiedad de los campesinos un blanco para las trasnacionales y otros inversores. Además se otorgan poderes políticos al clero como es la facultad de hacer proselitismo religioso así como también la participación de clérigos en cargos electivos. Esta problemática se pensó resuelta a favor del laicismo y vemos que no es así, lo cual abre nuevamente la posibilidad de conflictos y enfrentamientos con tintes religiosos: luchas ideológicas.
Este político fue ungido de manera cuestionable dado que la elección no resultó clara, “se cayó” el sistema que comprobaría la legitimidad del proceso, con lo cual se golpea una vez más al Estado y al interés de la sociedad por arribar a una verdadera democracia, que hasta hoy no ha conocido. Salinas vendió los medios de comunicación nacionales, entre ellos el llamado entonces Canal 13, que tenía una programación que competía con Televisa, incluida su producción de telenovelas, así como su cobertura deportiva. Lo mismo sucedió con la compañía telefónica que fue a parar a las manos del individuo que en pocos años se convirtió en el hombre más rico del mundo, según lo confirman algunos medios especializados en este tipo de información, por cierto que la telefonía cuesta a los usuarios mucho más cara en proporción a lo que se paga en otros países por este servicio. A Ernesto Zedillo se debe la venta de las empresas estatales de ferrocarriles que explota principalmente una compañía estadounidense y donde él forma parte del concejo accionario. Desde su administración ya no se contó en México con este transporte económico, eficiente y seguro. Clave en el desarrollo de a economía y las relaciones humanas de cualquier país o continente. Europa, Norteamérica, Asia, África, le dan un uso importante a sus ferrocarriles. Constituyen arterias que comunican y transportan mercancías y productos, toda vez que permiten el traslado de personas y por tanto el fomento al turismo. Este sin duda fue un golpe artero y certero contra la patria. El saqueo y explotación que vinieron a realizar los extranjeros, ayudados por los mexicanos que se ven beneficiados con tales desastres y tropelías atentatorias de derechos humanos y contrarias al espíritu republicano, no tiene para cuándo terminar. Extraña e impúdicamente, los políticos disponen de los bienes de toda una nación. Los entregan implacablemente quedándose con ganancias que los convierten en capitalistas impunemente poderosos. ¿Qué puede ser celebrado si gran parte de lo que labraron nuestros próceres, al precio de su vida y sacrificios indescriptibles, ha sido mancillado por estos gobernantes? Lo más probable es que este desgarrador destino provoque mayores males y conflictos para una sociedad que aprendió más a resignarse que a luchar. La injusticia y oprobio de los que dirigen a la nación mexicana desde el gobierno y los corporativos privados cómplices, llaman a una guerra civil. ¿Será este 2010 nuevamente la fecha que confirme la reinvención o cambio abrupto y sangriento de las dinámicas de nuestra sociedad? 1810…1910…2010.
Esta brevísima síntesis menciona algunos momentos clave del devenir histórico mexicano, que dio lugar a los llamados símbolos de la Patria, que son algo distinto a los símbolos de la mexicanidad. Estos otros se hayan representados en elementos o prácticas culturales como la música vernácula del mariachi, la charrería y la costumbre de beber tequila, considerada como bebida nacional. Los mariachis tal y como los conocemos pertenecen a épocas más recientes, se considera que el primer grupo conformado por esta clase de músicos apareció hacia el año de 1926 y lo dirigía el coculense don Cirilo Marmolejo. Constaba de vihuela, arpa, guitarrón, chirimía y tambor. La indumentaria con la que vestían estos artistas era de calzón de manta, propia de la gente de campo en ese entonces.
El grupo se dio a conocer en la ciudad de México. Coincide esta presencia con el inicio de la XEW, radiodifusora cuyo propietario Emilio Azcárraga, tuvo la idea de invitar al conjunto musical y la presentación resultó bastante exitosa. Se comenta como anécdota, que el arpa no cupo por las angostas escaleras del edificio donde se hallaba instalada la radio, por lo que a sugerencia del propio don Emilio, el instrumento fue sustituido por la trompeta. Así es como según esta historia, ésta se integra a la música de los mariachis.
Con el auge cinematográfico se cambia la indumentaria de los cantantes e intérpretes musicales, por el típico traje charro. La charrería se practica desde la época colonial al llevarse a cabo las faenas campestres, convertidas en un atractivo popular de la vida rural mexicana.
La identidad o “mexicanidad”, se halla multiplicada y distribuida regionalmente. Representa una gran variedad de relieves asociados a fórmulas o recetas gastronómicas, o bien, ceremonias donde el sincretismo entre lo indígena y mestizo cobra singular relevancia al combinarse danzas prehispánicas con bailables e indumentaria de estilo español. En la geografía del país se distribuyen particularmente estas costumbres, adquiriendo su propia esencia según las formas o características climáticas o del propio terreno en cuanto a flora y especies de la fauna. En los desiertos norteños se consume carne seca de res, llamada machaca y tortillas de trigo. Es propio de sonora el llamado bacanora, bebida embriagante que se consume principalmente en el campo. En las costas abundan lo platillos a base de pescados y mariscos, en Oaxaca se saborean los gusanos de maguey, chapulines y las exquisitas tlayudas, con quesillo y mole picante elaborado a base de cacao y semillas. En Michoacán se comen las corundas, entre una múltiple gama de antojos típicos como los llamados pambazos; en los estados del centro se acostumbra la barbacoa, en Guadalajara se sirve pozole, en Nuevo León el famoso cabrito a las brazas. La lista es sumamente extensa pues cada estado tiene su propia naturaleza culinaria y costumbrista, incluso muchas veces se mezclan entre sí.
Platillos, música, tradiciones, ritos, estilos de vida, lenguaje, entonación y sintaxis múltiple, acoplada a los dialectos autóctonos, todo ello conforma esa mexicanidad. Cada una de estas facetas pudiera definir un rasgo de ella y todas en conjunto reflejan un alma, un carácter que llamamos mexicano.
Más allá de las profundidades del subconsciente y sus representaciones captadas por el intelecto de Octavio Paz y a su vez vertidas en los ensayos que componen su obra El Laberinto de la Soledad, donde el escritor reconstruye lo mexicano, a través de estigmas como el de los hijos de la Malinche, los complejos del pachuco o las festividades dedicadas a los muertos o a los santos, estas formas de ser y vivir se transforman en el tiempo.
En parte por el cine y sobre todo debido a las dinámicas del radio y la televisión, tales rasgos aparecen trastocados conforme a las exigencias de un mundo mercantilizado. La esencia de los usos y costumbres, del modo de ser de los mexicanos en su multiplicidad y pluralismo, ahora son estereotipadas hasta en sus más íntimas raíces por un mercado mediatizado, que arrebata la sustancia que les proveyó su naturaleza histórica.
El origen y evolución de la mexicanidad se debate entre el oficialismo que la deforma con fines políticos y los medios de comunicación que la transforman en mercancía de consumo masivo.
La presente época digital y su entorno global, cada día más marcado, van a dar sin duda distinto matiz al concepto de la mexicanidad, a sus variables o diferentes acepciones. Las nuevas comunidades de esta sociedad en red, donde se transforma el pensamiento según el modo de interpretar y transmitir el texto y la imagen, acentúan de distinta manera el sentido de lo que es originario, convirtiéndolo en algo universal, que ya no corresponde a un determinado lugar ni tiempo. La comunidad virtual deslocalizada tiende a comenzar de nuevo la historia y para ello trata de desdibujar el pasado, comenzando por el renunciamiento hasta terminar en el rotundo olvido. Abandona la identidad o la consume en tanto producto de venta comercial, de alguna oferta o, la rechaza por su aspecto inocuo como pieza vacía de la oratoria.
La identidad mexicana, desprendida de su autenticidad, es motivo de chiste, folclore barato y patriotero, instrumento de políticos que buscan reconocimiento, artículo de escaparate mediático. Es la parte “Light” del día festivo de la escuela, emblema de competencias deportivas, gritos desde la tribuna, escapes del puente largo a la playa, a los centros de reunión donde se desahogan los instintos. Pretexto oficial, social, comercial, asociado a lo que define nuestro tiempo: líquido, fugaz, desprendido, individual, desmemoriado y elocuentemente superficial.
El presente clima que anuncia estallido, como un fragor que retumba con fuerza en ocasión del resquebrajamiento y el quebranto en el ánimo colectivo, es preocupante. México no supera las razones que han cristalizado en historia de sufrimiento para las mayorías. Cíclicamente se deja que las abismales diferencias se alimenten de mayores y caóticas injusticias. No hay una verdadera vocación de consensos, de distensión de los opuestos que van en distinto rumbo y conciben divididos su propio escenario. Sociedad fragmentada y múltiple, reacia para dirimir el conflicto y, extrañamente unificada para el festejo, la fiesta tricolor. Alegrías evocadoras del Fénix que otorga a la historia su continua expiación de pueblo irredimible que construye cada cien años su parte aguas y añade nuevos ídolos y objetos de culto a su peculiar simbología. Sin desprender las raíces que le nutren milenariamente, se inflama el ser de la mexicanidad. A menos que tenga lugar algún conjuro, la historia se volverá a repetir.
sábado, 24 de abril de 2010
Relaciones de poder: Estado, sociedad y medios de comunicación. La agudización del caso mexicano
La vinculación, por intereses económicos o políticos, de los órganos de gobierno y los grupos civiles con los medios de comunicación, es una práctica que cobra relevancia en los estudios de ciencia política. Sin embargo, las observaciones sobre este fenómeno se realizan desde tiempo atrás, cuando los medios masivos demostraron tener un poder sensible sobre la política y la sociedad en general.
Lo que ha cambiado ahora son las formas de manejo de información gracias a las innovaciones tecnológicas de circuitos en red, organización de bancos de datos, al igual que los flujos simultáneos que permiten una mayor circulación de contenidos en cada vez menos tiempo y espacio.
La Internet ha venido a revolucionar la comunicación y la administración pública en sus múltiples aplicaciones y requerimientos. Concebida como la red de redes o web, este recurso facilita el acceso y circulación de datos, tanto local como globalmente. Surgen de manera cotidiana comunidades virtuales especializadas en ítems temáticos que se vuelven difíciles de cuantificar, aún cuando hayan sido clasificados casi en su totalidad.
Sin embargo, el control del acceso y circulación de la información por estas autopistas de los llamados multimedia, debido precisamente a la característica de unificar los distintos medios de comunicación: imagen, texto o hipertexto y sonido, (TV, cine y radio) dependen de servidores o administradores que controlan la circulación de lo que se transmite.
La administración pública utiliza estos recursos de los cuales dependen, cada vez con mayor énfasis, sus funciones. Se ha promovido y en ocasiones ha sido eficaz, el acceso de los ciudadanos hacia lo que operan o manejan las dependencias públicas bajo ciertas gestiones de carácter administrativo. Esta dinámica entendida como ejercicio de transparencia ayuda a legitimar la práctica gubernamental, lo cual eleva los niveles de confianza de los ciudadanos hacia las instituciones y el gobierno, en su contexto más amplio. Nos referimos entonces a una descentralización de la información que la vuelve asequible a la comunidad.
En países con mejores resultados en sus indicadores democráticos y en consecuencia niveles éticos gubernamentales más elevados, los controles tecnológicos de información dan lugar a que un número creciente de ciudadanos interesados en el conocimiento y participación directa sobre el manejo de los recursos, en tanto bienes públicos, interactúe a través de los dispositivos que se han instalado para que éste sea satisfactorio. “En la sociedad del conocimiento y de la información, el ciudadano no puede ser un mero espectador de las acciones públicas y pide asumir un papel más relevante en la toma de decisiones sobre las cuestiones que le afectan” (Arenilla, 2008: p.1)
Como vemos, existen los mecanismos necesarios para que se transparente el trabajo encargado a los administradores públicos en los distintos niveles, desde las delegaciones y municipios, con sus comités de servicios o asesorías, hasta los gobiernos de los estados, provincias y todo el ámbito federal.
Esto significa que es posible y necesario ejercer recursos presupuestarios con transparencia, porque se cuenta con instrumentos técnicos y una voluntad política que lo facilitan; dichos dispositivos pueden abrir totalmente el acceso a la información, siempre que ésta no sea estricta y justificadamente clasificada como de índole confidencial.
El problema es que no sucede así en todo lugar, puesto que existen países donde se ejerce de manera totalmente centralizada e inclusive autoritariamente el gobierno y en sí el poder político de ciertos grupos de interés sobre lo que debiera ser público. Algo que va más allá de un control centralista o estamental.
Recientemente han sido publicados algunos datos que se enfocan en el caso de la administración pública en México, donde evidentemente el acceso o la transparencia sobre la administración federal es básicamente un elemento discursivo, que no algo que pudiera ser comprobado y menos aún aceptado por gran parte de los gobernados.
En un texto que circula por la red bajo el título “opacidad en expansión”, (13-04-2010) el columnista Eduardo Ibarra Aguirre dio a conocer que los mexicanos se enterarán hasta el año 2022 sobre los gastos que, en este año de 2010, el gobierno de Felipe Calderón realiza para la celebración del bicentenario del “Grito de Dolores” que conmemora el inicio de la guerra de independencia y los cien años del llamamiento de Francisco I. Madero para la gesta revolucionaria.
El Instituto Federal de Acceso a la Información, órgano autónomo encargado de combatir la opacidad gubernamental, tomó la decisión de reservar esa información para los próximos 12 años. El impulso a la rendición de cuentas da de esta forma un salto hacia atrás.
Y el valor de las palabras y de los discursos de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús –pronuncia hasta cuatro por día sin reparar, ni él ni sus múltiples asesores, que así bloquean su adecuado registro en los medios de comunicación--, resulta tan deslumbrante que en sólo dos meses aumentó en 416 mil 760 el número de expedientes señalados como reservados. Aquella cifra representa más del doble de lo clasificado como confidencial durante 2009, cuando 189 mil documentos dejaron de ser públicos. De acuerdo a la reportera Elizabeth Velasco C., el total de los expedientes a los que la ciudadanía no tiene acceso asciende a 6 millones 542 257, a menos que acuda al IFAI para que revise caso por caso. (Eduardo Ibarra Aguirre, 13-04-2010)
En el mes de enero de este año, Calderón “hizo un enérgico llamado” a su equipo de gobierno para poner fin a la opacidad y acusó de “Falta de claridad o transparencia, especialmente en la gestión pública”. Éstas fueron las palabras que dijo textualmente el mandatario, refiriéndose a las 245 dependencias que integran la administración pública federal.
La cifra de expedientes gubernamentales reservados aumentó en 56.8 por ciento durante la actual administración, de acuerdo a la información publicada por La Jornada y dado a conocer el primer día de abril de 2010.
Críticamente se dice que “se hace una política con discursos sobre la transparencia y la rendición de cuentas y desde las muy exclusivas oficinas del grupo se impulsa decididamente la opacidad y la negativa a rendir cuentas”. (Ibarra)
“De qué magnitud será el derroche de recursos públicos para los festejos de dos gestas históricas”, se pregunta el periodista, que se niegan a informar y hasta dentro de 12 años dejará de ser secreto de Estado.
En la forma como se aplican estos y otros recursos del erario público y lo que señala la ley, encontramos una paradoja que merece una explicación o al menos mayor interés de los ciudadanos, dado que no es poco lo que está en juego.
Se puede afirmar que la capacidad de presión de un interés grupal sobre un poder territorial es directamente proporcional a la distancia del centro de toma de decisiones que afectan a dicho interés. La consecuencia es la heterogeneidad de fines y una alianza simbiótica entre burócratas y dirigentes de los grupos de interés que concluye en la exigencia de autoconservación, o el mantenimiento del poder, relegando el servicio de interés general. La paradoja es que este resultado conculca una de las razones de crear entes descentralizados: la eficacia. (Arenilla, 1999:p.16)
Se cita a continuación el Artículo Constitucional que expresa los términos en los cuales ha de ser ejercido el gasto público, aunque las leyes no siempre pueden responder a las necesidades más apremiantes.
Artículo 134
Los recursos económicos de que dispongan el Gobierno Federal y el Gobierno de Distrito Federal, así como sus respectivas administraciones públicas paraestatales, se administrarán con eficiencia, eficacia y honradez para satisfacer los objetivos a los que estén destinados.
Las adquisiciones, arrendamientos y enajenaciones de todo tipo de bienes, prestación de servicios de cualquier naturaleza y la contratación de obra que realicen, se adjudicarán o llevarán a cabo a través de licitaciones públicas mediante convocatoria pública para que libremente se presenten proposiciones solventes en sobre cerrado, que será abierto públicamente, a fin de asegurar al Estado las mejores condiciones disponibles en cuanto a precio, calidad, financiamiento, oportunidad y demás circunstancias pertinentes.
Cuando las licitaciones a que hace referencia el párrafo anterior no sean idóneas para asegurar dichas condiciones, las leyes establecerán las bases, procedimientos, reglas, requisitos y demás elementos para acreditar la economía, eficacia, eficiencia, imparcialidad y honradez que aseguren las mejores condiciones para el Estado.
El manejo de recursos económicos federales se sujetará a las bases de este artículo.
Los servidores públicos serán responsables del cumplimiento de estas bases en los términos del título cuarto de esta Constitución.
Es necesario tomar en cuenta que: “La singularidad de la cultura estriba en que evoluciona lentamente y normalmente no al ritmo que las innovaciones normativas. Esto es debido a los numerosos actores que intervienen en el cambio cultural y a que las leyes no siempre son el resultado social ni se ajustan, a veces, a las necesidades reales”. (Arenilla, 1999:p1)
El gasto que ejerce el gobierno destinado a la compra de espacios en los medios de comunicación, ha merecido señalamientos por parte de grupos sociales y partidos políticos, siendo el consorcio Televisa el principal beneficiario económico, toda vez que recibe un trato privilegiado de parte del Estado al otorgar éste facilidades para expandir sus redes televisivas y radiofónicas, así como lograr obtener exención o aplazamiento el pago de impuestos. Para esto último, hace aproximadamente doce años la empresa de medios más grande de México adoptó la modalidad de llevar a cabo el dudoso altruismo conocido como Teletón, que tuvo su origen en Chile y se extendió en varios países latinoamericanos.
Con la estratagema de recaudar fondos para ofrecer ayuda asistencial y médica a niños con capacidades distintas o con deficiencias físicas, instauró una forma de manejo de capitales provenientes de donativos, lo cual le sirve además para llevar a cabo una ingeniosa forma de evasión de impuestos. A continuación se incluye el fragmento de una página del sitio publicado por estudiantes de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, y del Instituto Politécnico Nacional, que describe este mecanismo:
Sucede que, de acuerdo al segundo párrafo de artículo 31 del Reglamento de la Ley del Impuesto sobre la Renta dice que "Asimismo, se considerarán deducibles los donativos que se otorguen a asociaciones, instituciones u organizaciones que destinen la totalidad de los donativos recibidos y, en su caso, sus rendimientos, para obras o servicios públicos que efectúen o deban efectuar la Federación, Estados, Distrito Federal o Municipios." Esto significa que, cuando se hace una donación a una institución que otorgue, sin fines de lucro, un servicio que debe otorgar el Estado, la persona que realizó la donación puede decirle a hacienda que no le cobre los impuestos equivalentes a la cantidad que dio, pues ya hizo una "buena obra".
Los $1,900.00 que se juntaron (con las aportaciones de mucha gente), Televisa las acumula y en lugar de entregar miles de donativos por cada persona a Fundación Teletón, hace UNA SÓLA APORTACIÓN A SU NOMBRE (TELEVISA), por ella la Fundación le expide un recibo deducible de impuestos (algo así como un cupón de descuento).
De ésta forma, Televisa al momento en que Hacienda le cobra, ella muestra el Recibo del Teletón, por lo que la SHyCP ya no le cobra(pues supuestamente lo pagó al hacer la donación); pero no sólo eso, como el recibo era por $1,900.00 y Televisa sólo debía $1000.00, Hacienda deberá ¡REGRESARLE! a Televisa $900.00 en efectivo, mismos que Televisa NO regresará a las personas que realmente donaron ese dinero ¿Ven el negocio?, esa esla verdadera finalidad del Teletón, ser un medio para que Televisa evada impuestos, y los pague la gente a la que enajena diariamente con basura televisiva
De esta forma, todo lo que se dona al Teletón es dinero que el gobierno deja de recibir por concepto de impuestos, y que se debían destinar a obras y servicios al pueblo, enriqueciendo más a los ya de por sí millonarios dueños de Televisa y a los empresarios que le hacen coro y obtienen publicidad gratuita y reconocimientos por su "altruismo", que pagan sus empleados.
Éste es un motivo por el que no alcanza el presupuesto para Educación o Salud, por mencionar algunos, misma razón por la que hay pocos mexicanos que ganan más de un millón de pesos por día y mexicanos que apenas sobreviven con menos de un dólar al día o si bien nos va con un salario mínimo, que no alcanza para nada, y además pagando impuestos (que nos descuentan en automático o indirectamente).
ESTUDIANTES ORGANIZADOS, CUBÍCULO ESTUDIANTIL C011. UAM-I
ESTUDIANTES DE CONTADOR PÚBLICO DE LA ESCA TEPEPAN IPN.
Esta práctica por parte de los actores del gobierno se repite en los estados, donde se destinan recursos discrecionales a los medios de comunicación, costumbre que pudiese ser entendida como connivencia para evitar que la sociedad conozca, a través de dichos medios, sobre las faltas o ineficacia administrativa en que repetidamente incurre la administración pública. De acuerdo con un artículo del periodista Juan Carlos G. Partida (La Jornada Jalisco/ 03 Feb 09) al menos 154 millones de pesos pagó en el año 2008 el gobierno estatal a los medios de comunicación electrónicos concesionados en Jalisco, por concepto de publicidad diversa, sobre un total de 200 millones de pesos que ejerció la Dirección de Comunicación Social para comprar espacios en los medios o contratar proyectos de difusión. Eso sin contar el donativo por 40 millones de pesos que fueron pagados el 30 de diciembre de 2009, para que la asociación de Radiodifusoras y Televisoras de Occidente (Rato) comience a construir un centro de espectáculos llamado Palacio de la Cultura y la Comunicación.
“Televisa es la concesionaria de frecuencias en Jalisco que se llevó la tajada más grande del pastel al facturar al gobierno estatal 63 millones 800 mil pesos durante el 2008 por venta de espots, seguida de TV Azteca, que cobró 43 millones 186 mil pesos. Es decir, las dos empresas televisoras se llevaron más de la mitad del presupuesto de publicidad contratado, mientras que en conjunto los medios electrónicos obtuvieron el 77 por ciento de lo gastado, una relación de cercanía que se ha acentuado desde que hace dos años llegó a gobernador Emilio González Márquez”. (La Jornada Jalisco/ 03 Feb. 09)
Durante su primer año de administración el gasto por concepto de compra de publicidad del gobierno estatal fue de poco más de 88 millones de pesos y para el 2008 elevó la cifra hasta 200 millones de pesos, casi un 115 por ciento más.
En el 2007, además de la compra de espacios publicitarios directos a través de Comunicación Social, de la partida de fondos contingentes el gobernador decidió la entrega de 67 millones de pesos para la realización, en la ciudad de Guadalajara, del evento mediático conocido como “Espacio”, que consiste en la reunión anual estudiantil que realiza Televisa. “Para el 2008 continuó la aportación extraordinaria más allá de lo presupuestado y eventos como los Premios MTV se llevaron 20 millones de pesos, además de aportaciones “en especie” por 12 millones de pesos para la telenovela Las tontas no van al cielo y de poco más de 6 millones de pesos a TV Azteca para varios enlaces nacionales, como el Juguetón”. (La Jornada Jalisco/ 03 Feb. 09)
El más reciente donativo que llegó a los 40 millones de pesos para el Palacio de la Cultura y la Comunicación que proyecta la Rato –asociación que formaron los medios electrónicos que tienen concesión en Jalisco-, en un año donde se renovarán las 125 presidencias municipales y los 40 puestos al Congreso local, ha sido tomado por el PRI - principal partido opositor al PAN que gobierna en Jalisco- como interés manifiesto por estrechar lazos con la poderosa industria, evadiendo de esta forma los candados electorales que impiden la contratación de espacios a partidos o particulares. Evidentemente en los donativos y compras directas de publicidad gubernamental subyace un manejo forzado que busca asegurar la conservación del poder por parte de los políticos y sus lobbies.
La aseveración de que los periodistas ejercen una influencia sobre la conducción de las campañas presidenciales no implica que ellos intenten ese impacto o aun que puedan impedir los efectos si lo desearan. Mientras las campañas son muy abiertas en su intento de persuadir a los periodistas, la relación de influencia inversa puede ser muy elusiva. Previendo las reacciones de los periodistas, los que toman decisiones en las campañas establecen sus planes estratégicos y su conducta cotidiana con vistas al modo en que la prensa informará sobre los eventos de la campaña. La influencia más directa de los medios sobre el proceso de la campaña deriva principalmente del hecho de que la información sobre la campaña es bastante predecible, y los directores de las campañas pueden diseñar sus actividades teniendo en cuenta esa posibilidad. (Arterton, 1986:p. 191)
Los grandes contratos
Es común que permanezcan continuamente al aire campañas publicitarias en forma de “espoteo” en radio y televisión, con lo cual el gobierno se oferta anunciando que cumple su deber. Esto pudiera ser interpretado como una forma de autocomplacencia mediática pagada por los contribuyentes y finalmente una estrategia de índole política. El trabajo que, por compromiso ético y legal, debieran realizar los administradores públicos, es constantemente exhibido con fines electorales y eso no favorece a la alternancia democrática, ni tampoco a un uso adecuado de los recursos de la comunidad.
Después de Televisa y TV Azteca, en el 2008 la empresa Activa del Centro, que controla varias estaciones de radio, se llevó 6 millones 920, Operadora de Cable de Occidente obtuvo 6 millones 22 mil pesos, Cadena Radiodifusora Mexicana se agenció 5 millones 728 mil, Radio México Guadalajara facturó 5 millones 286 mil, Promomedios de Occidente tuvo 5 millones 286 mil, Grupo Acir 3 millones 380 mil, Nueva Era Radio de Occidente 2 millones 958 mil, Stereorey Guadalajara 2 millones 381 mil, MVS Multivisión un millón 801 mil y Promomedios Jalisco un millón 98 mil.
Otras empresas, más bien intermediarias y que realizan campañas o trabajos especiales para el “diseño” de campañas, “también resultaron beneficiadas con la también histórica bolsa y la que más se llevó fue Más que Medios, que facturó 8 millones 409 mil; Quiero Media cobró 7 millones 698 mil, Comercializadora de Servicios Imagnen 3 millones 382 mil, Comercializadora de Servicios de Guadalajara 2 millones 696 mil y Contromedios un millón 967 mil”. (La Jornada Jalisco/ 03 Feb. 09)
Las empresas que publican diarios en la localidad crecieron exponencialmente de un año a otro, con algunas excepciones. La que más facturó al gobierno estatal fue Unión Editorialista que publica el periódico El Informador y que obtuvo 3 millones 100 mil pesos; Página Tres, que edita el periódico Público-Milenio tuvo 2 millones 687 mil; la Universidad Autónoma de Guadalajara a través de su periódico Ocho Columnas cobró un millón 482 mil. (La Jornada Jalisco/ 03 Feb. 09)
Ediciones del Norte, que publica el diario Mural, cobró un millón 464 mil pesos; la Compañía Periodística de El Sol de Guadalajara tuvo un millón 323 mil pesos. Mucho más abajo está La Jornada Jalisco con 370 mil pesos, apenas por encima de medios de comunicación que no tienen periódico local como El Financiero, que facturó 280 mil pesos, o El Universal, con 258 mil pesos. (La Jornada Jalisco/ 03 Feb. 09)
Por su parte la alternativa informativa que emite por Internet sus noticias y que es conocida como “Contralínea”, publicó el pasado día 10 de abril una nota firmada por los periodistas Ana Lilia Pérez y David Cilia, quienes observaron que en Veracruz los medios de comunicación operan abiertamente a favor de que cierto candidato obtenga el triunfo en el proceso electoral que está por llevarse a cabo en dicha entidad federativa.
Veracruz.- En este proceso electoral, todo son simulaciones: la elección interna de los candidatos, el uso del aparato gubernamental y recursos públicos para el aspirante a gobernador; los apoyos sociales del gobierno federal a favor del candidato del Partido Acción Nacional (PAN); y en medio de la contienda, un árbitro que simula vigilar el proceso, donde está en juego el tercer padrón electoral de todo el país.
Las campañas comenzaron desde noviembre pasado, tres meses antes del periodo oficial, cuando todo el estado yacía inundado de propaganda electoral disfrazada de anuncios de café y arroz, espectaculares con mensajes alentadores de un progreso venidero y publirreportajes en periódicos y revistas de sociales enmascarados como información.
El senador con licencia Juan Bueno Torio se anunciaba en bolsas de arroz y frijol marca “Bueno”, con el eslogan “De Córdoba lo mejor”; mientras que su primo político, el exsenador Gerardo Buganza Salmerón, lo hacía en un café soluble –el “Buganza”– que nunca estuvo en el mercado; el diputado Javier Duarte de Ochoa, en promocionales pagados por el gobierno del estado, con el eslogan “Vamos bien y viene lo mejor”… “Viene lo mejor, viene Yunes”, rezan los promocionales que, como director general del ISSSTE, mandó colocar Miguel Ángel Yunes Linares, usufructuando el lema gubernamental. Fuera de los tiempos que establece el Instituto Electoral Veracruzano (IEV), en las portadas de periódicos y revistas, particularmente Líder, en su edición de Veracruz, desfilaron candidatos a gobernadores, alcaldes y legisladores en anuncios disfrazados. Incluso los ediles de municipios identificados como de pobreza extrema –entre ellos Mixtla de Altamirano y Coetzala– invirtieron recursos públicos en atractivas publicidades, con el afán de garantizarle la continuidad a su partido; maquillaje y glamour por un voto.
Los medios de comunicación que cuentan con mayor posicionamiento financiero, infraestructura y cobertura, significan un contingente de control social que beneficia a las élites de poder político y económico, al tratar de opacar o tergiversar la visión que tiene la sociedad sobre la administración pública. Además logran captar sumas considerables de dinero provenientes del gobierno y los partidos, que pudiera ser empleado en obras y servicios que reclama una población que se aproxima a 55 millones de personas que viven en estado de pobreza.
Esta circunstancia ha generado una espiral de complicidades que evitan que se finque la democracia, a pesar de la alternancia que tuvo lugar en 2002. Pudiera decirse incluso que este cambio no fue más allá de un relevo del mando, sin que ocurriese nada de fondo que pudiera considerarse como benéfico, en términos de equidad y desarrollo social. Los mismos agentes que durante cerca de siete décadas controlaron la administración pública, divididos entre empresarios, la clase política dominante y líderes de facciones o gremios, se han mantenido en el poder conservando intactos sus privilegios e inclusive hasta con mejoría de condiciones. Todo ello con el aval o la corresponsabilidad de los grandes consorcios que manejan los medios de comunicación. No hay democracia posible sin medios de comunicación que la impulsen y tampoco pueden existir éstos si los grupos de interés lo impiden.
Las resistencias al cambio provienen de los actores asentados que pueden obrar retrasando o impidiendo los cambios y a la propia inercia de las instituciones y de la sociedad. No hay que olvidar que el logro de un cierto asentamiento cultural y de valores supone muchos años y su cambio otros tantos. Además, rara vez los cambios suponen la eliminación de lo antiguo, sino más bien su evolución mediante la reinterpretación de viejos valores o el añadido de otros nuevos, con lo que el resultado es el de una cultura por estratos. (Arenilla, 1999:1)
Como sucede en varios países de Latinoamérica, los medios son el factotum que protege la permanencia del sistema. Con su capacidad discursiva manejan o refuerzan los imaginarios sociales, acarreando la marea de la opinión pública o desactivándola para que no exija ni tenga iniciativas orientadas hacia los cambios de fondo. El Estado en ocasiones figura como comparsa de estos grupos que controlan empresas, que sumariamente se adueñan de los recursos o espacios que debieran servir a la sociedad en su más amplio espectro. Esta cooptación de la esfera pública ha incentivado conflictos que se vuelven cada día más difíciles de controlar, como es el caso de las organizaciones criminales que hoy tienen en vilo a la sociedad mexicana, infiltrándose prácticamente en todas las áreas institucionales. Ya se le nombra al mexicano como un Estado “semifallido”, lo cual no es nada alentador ni augura un buen desenlace, a menos que la sociedad reaccione de manera organizada, sin embargo, ésta se haya tan fragmentada y vulnerable, que difícilmente pudiera intentar y mucho menos lograr el cambio.
No se vislumbran o son inexistentes las fuerzas civiles dispuestas o preparadas, tampoco es factible que se unifiquen en el corto plazo debido a las características que las distinguen, como es su heterogeneidad en distintos órdenes; desde factores étnicos, psicosociales, culturales, socioeconómicos, etcétera. Las asimetrías históricas representan grandes obstáculos, al igual que una dinámica geográfica y fronteriza que impone sus prioridades.
No existe una vocación ni un perfil transformador en los grupos que teóricamente pudieran ser más influyentes: las clases medias, por años acostumbradas a un estatus que las mantiene pasivamente acomodadas y estables. Digamos que tal vez la causa de esta actitud sea consecuencia de los setenta y dos años de la llamada “dictadura partidista”, que ejerció el PRI durante la mayor parte del siglo veinte. Es a la mitad de este recorrido donde cobran influencia los medios de comunicación gobernados por pocas familias. Sobresale entre ellas el apellido Azcárraga, cuyo heredero actualmente controla el 87 por ciento del mercado de la televisión. Además ha expandido hacia la radio, la cinematografía, las actividades turísticas, industria editorial, entre otros giros comerciales.
El otro consorcio con el que se reparte el dominio mediático es TV Azteca, que tiene aproximadamente 11 por ciento de este mercado y cuenta además con negocios de banca, de envío de dinero y tiendas de electrodomésticos.
Tal concentración de medios representa un desafío muy grande para cualquier intento de mejoría social por vía de la democracia. Por lo regular resultan electoralmente vencedores los políticos o grupos partidistas que gozan de la aceptación y por tanto se ven favorecidos por estos poderes fácticos.
La situación política tan inestable, no manifiesta alguna tendencia hacia la mejoría, sino todo lo contrario, cada vez se tornan más violentos los grupos enfrentados, también se vuelven más confusos los bordes entre la legalidad y la anarquía con la que operan las fuerzas dentro y fuera del Estado: las relaciones intra y extra gubernamentales. Aparentemente el futuro lo decidirá el uso de la fuerza, con o sin ley.
Basta un repaso a los medios no oficiales conocidos como medios alternativos, para comprender las dimensiones tan explosivas y críticas de lo que sucede en este país latinoamericano, que hace cuatro décadas mantenía niveles de estabilidad y crecimiento que le daban cierto estatus de liderazgo en Centro y Sudamérica. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué una caída tan profunda? ¿Hubo desinformación dentro y fuera del país?
De acuerdo con lo anterior, se podría decir que la pérdida o la ganancia de reputación es el proceso de percepción pública de la ausencia o del reconocimiento de cierta habilidad, manifiesta o inferida, del agente (funcionario u organismo) para alcanzar ciertos objetivos o fines (políticos en este caso) relevantes, por medio del uso de ciertos medios, de acuerdo con el control de ciertas consecuencias queridas o no buscadas. La reputación o crédito social es una percepción y un mecanismo comunicacional, al mismo tiempo. Es la percepción que el público tiene acerca del modo y de la habilidad de una persona, corporación o grupo social para alcanzar cierto fin, utilizando ciertos medios y controlando de alguna manera sus consecuencias. Como se dijo antes, la reputación es la percepción de la racionalidad. (Elizalde, 2006:p.170)
Los medios de comunicación fueron los artífices, junto con los gobernantes en turno (que siempre fueron del mismo partido) de imaginarios que hacían pensar en un auténtico desarrollo con justicia social. Alentaron, con su repitiente e insistente discurso, la creencia de que el país era próspero y abundante en oportunidades, que la riqueza estaba al alcance de cualquier ciudadano dispuesto a trabajar con la convicción de labrarse un futuro. Se trataba de un lugar pródigo, una parte del sueño americano.
Hubo auge petrolero, promesas del suelo fértil que, ayudado de un clima excepcionalmente noble, ofrecía inmejorables condiciones para la agricultura, lo mismo se decía del esplendor que atraía multitudes de turistas, que abarrotaban los destinos de playas o pintorescas poblaciones. Un sueño que de pronto comenzó su transformación en un amargo despertar a la realidad. Hoy, este país no tan sólo opera con los indicadores económicos más bajos del continente, sino que sus atrasos en rubros como la educación, el acceso a la salud, servicios asistenciales, vivienda o las oportunidades de empleo, ocupan los últimos lugares a nivel mundial. Con toda la evidencia externamente manifiesta, el discurso oficial y mediático no cambia. El actual presidente acusa a sus críticos foráneos y locales, de exagerar sus apreciaciones y ser tendenciosos o poco objetivos con la realidad. ¿Es esta una estrategia mediática para mantener la línea y continuar el paso, ya por cierto bastante dificultoso, por no decir paralizado?
Lo que sucede es que las instituciones del Estado, y algunas de la sociedad, funcionan a manera de retardantes del cambio y exigen que éste sea real y, por tanto, que cuenten con un impulso permanente en el tiempo. Esta fuerza no sólo deriva de las normas, sino de los actores que han intervenido en ellas, de los que las tienen que cumplir y de la sociedad sobre la que se aplican. (Arenilla, 1999:p1)
Es difícil hacer un pronóstico optimista para un Estado casi de sitio, como el que tiene México. Con las tropas recorriendo ciudades e instalando retenes en las carreteras, con las bandas ocasionándose bajas que se cuentan por miles de muertes: En lo que lleva de ejercicio la presente administración (tres años) ya suman una cifra cercana a 23 mil, incluyendo elementos policíacos y militares, que si bien representan el 5 por ciento de esta cifra, no deja de ser preocupante.
Por su parte los altos mandos del Ejército piden garantías constitucionales para “enfrentar al narco”, sin exponerse a ser enjuiciados legalmente por sus actos. Mencionan un caso de guerra y argumentan que es necesario “atacar”.
Evidentemente, el Estado mexicano atraviesa por una etapa de crisis que requiere la decidida concurrencia de actores de todos los ámbitos que operan constitucionalmente, es decir aquellos que intervienen de manera pacífica y organizada dentro de los estatutos legales. Es imperativo redefinir el modelo de vertebración del Estado, la organización de los poderes públicos. “La distribución del poder en el territorio no siempre responde a un esquema previamente pensado. Antes bien, en muchas ocasiones se produce como resultado de la negociación, muy fragmentada, y de los intereses que concurren en todos los espacios políticos” (Arenilla)
No se trata, en definitiva, mas que ejercer un liderazgo apoyado en las diversas facultades que le otorga tanto el texto constitucional, como el derivado de las relaciones y la gestión intergubernamental (RIG y GIG). Claro, es que ello debe realizarse desde la consciencia que el Estado difícilmente podrá sacar adelante las políticas cohesionadotas sin contar activa y lealmente con las Comunidades Autónomas y los entes locales, quienes gozan de gran legitimidad en la actuación pública encaminada a prestar beneficios a los ciudadanos. (Arenilla, 1999:p.2)
El problema del Estado y la sociedad mexicana se ha agudizado en la medida en que los actores operan dentro y fuera de los márgenes del texto constitucional, siendo éstos últimos fuerzas que incluyen el terror y la violencia como estrategia y práctica.
La semana pasada, (4 de abril de 2010) uno de los periodistas más prestigiosos del país, Julio Scherer García, publicó en su revista Proceso sobre un insólito encuentro que tuvo con uno de los capos más buscados por las autoridades policíacas y militares en México, así como por el FBI estadounidense: Ismaél “Mayo” Zambada. Esto tuvo lugar en un sitio que se mantiene hasta ahora como secreto, gracias a la previsión de este experimentado periodista.
La nota daba cuenta del sitio, la hora y el día en que una persona me conduciría al refugio del capo. No agregaba una palabra. A partir de ese día ya no me soltó el desasosiego. Sin embargo, en momento alguno pensé en un atentado contra m persona. Me sé vulnerable y así he vivido. No tengo chofer, rechazo la protección y generalmente viajo solo, la suerte siempre de mi lado. La persistente inquietud tenía que ver con el trabajo periodístico. Inevitablemente debería contar las circunstancias y pormenores del viaje, pero no podría dejar indicios que llevaran a los persecutores del capo hasta su guarida. Recrearía tanto como me fuera posible la atmósfera del suceso y su verdad esencial, pero evitaría los datos que pudieran convertirme en un delator. Me hizo bien recordar a Octavio Paz, a quien alguna vez le oí decir, enfático como era: “Hasta el último latido del corazón, una vida puede rodar para siempre”. (Scherer, 2010)
Por su parte las declaraciones del activo y poderoso narcotraficante no dejaron ya ninguna duda sobre el estado de corrupción de las instituciones mexicanas, incluido el Ejército y los cuerpos policíacos, además de connotados políticos que han sido gobernadores e inclusive administraciones de presidentes, como Vicente Fox.
A juicio de Zambada, el gobierno llegó tarde a esta lucha y no hay quien pueda resolver en días problemas generados por años. Infiltrado en el gobierno desde abajo, el tiempo hizo su “trabajo” en el corazón del sistema y la corrupción se arraigó en el país. Al presidente, además, lo engañan sus colaboradores. Son embusteros y le informan de avances, que no se dan, en esta guerra perdida.
-¿Por qué perdida?
- El narco está en la sociedad, arraigado como la corrupción.
(Scherer en conversación con el líder narcotraficante, revista Proceso. 04-04 -2010)
En otro artículo aparecido en el mismo número de la revista y escrito por Jorge Carrasco Araiza, se lee lo siguiente:
En 2001, El Mayo fue uno de los que protegió a El Chapo cuando se fugó del penal de máxima seguridad de Puente Grande, en febrero de ese año, a la llegada de Vicente Fox a la presidencia de la República. De su capacidad para corromper autoridades civiles y militares hay dos referentes: la infiltración del Centro de Inteligencia Antinarcóticos (Cian) del Ejército en 2002, y la Operación Limpieza de la PGR, dada a conocer en noviembre de 2008. No ha sido la de 2002 la única vez en que Zambada ha infiltrado al Ejército. En junio de 2009, la PGR informó del arraigo de nueve militares que la Secretaría de la Defensa Nacional entregó al Ministerio Público Federal por su presunta relación con El Mayo. En el caso Operación Limpieza, se demostró que El Mayo y los Beltrán Leyva, entonces aliados, penetraron esa institución y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP). La PGR investigó a dos hombres cercanos del titular de la SSP, Genaro García Luna, por sus presuntas relaciones con Ismael Zambada: Luis Cárdenas Palomino, brazo derecho de García Luna, y Gerardo Garay Cadena, excomisionados d la entonces Policía Federal Preventiva, hoy Policía Federal. Según las investigaciones El Mayo pagaba más de 35 agentes del Ministerio Público Federal entre 350 y 400 mil dólares para que lo mantuvieran informado sobre las acciones de la PGR contra su organización y cualquiera de sus miembros. Los elementos de las dependencias infiltradas acabaron también divididos con las pugnas al interior del cártel, iniciadas en 2004, cuando El Chapo Guzmán ordenó el asesinato de Rodolfo Carrillo Fuentes, y agudizadas en 2008. (Jorge Carrasco Araiza, revista Proceso, 04-04-2010)
Estos periodistas incluyen en el número de abril del presente año, otros datos que dan cuenta de los niveles alcanzados por éste que se ha convertido en el mayor problema que ha enfrentado el país en su historia contemporánea.
Empresario antes que político, el precandidato del PRI al gobierno de Sinaloa, Jesús Vizcarra Calderón, está en la mira de los servicios de inteligencia del gobierno federal desde hace varios años. El motivo: los negocios que presuntamente ha realizado durante más de dos décadas con uno de los barones sinaloenses de la droga, Ismael El Mayo Zambada. Alcalde de Culiacán con licencia, Chuy Vizcarra, como se le conoce en el estado, no sólo ha acumulado poder económico: en menos de una década ha dispuesto de suficiente capital político para ser diputado federal y presidente municipal. Hoy aspira a ocupar el palacio de gobierno de Sinaloa a partir de 2011. Claro Candidato de su socio, el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto; la jefa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, y la clase empresarial del estado, en especial miembros de las influyentes familias Coppel y Ley.
Las circunstancias que se viven en el presente, hacen que amplios sectores de la sociedad mantengan la percepción de que predominan las tendencias que se inclinan hacia la corrupción, en casi todos los ámbitos o quizá en la totalidad del aparato gubernamental.
Es tan contundente la corrupción del servicio público que ha rebasado toda capacidad de control, lo cual expone al país a escenarios altamente peligrosos. Por si quedaba algún resquicio a salvo o dudas al respecto, una noticia publicada por el diario El Universal (18-04-2010) ha cimbrado una vez más a la sociedad mexicana: Existe tráfico de información sobre los ciudadanos desde las dependencias del gobierno federal.
La comisionada presidenta del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), Jacqueline Peschard, consideró “escandalosa y preocupante” la venta de bases de datos de millones de mexicanos en Tepito, por lo que demandó al gobierno federal indagar a funcionarios.
Peschard solicitó a la Secretaría de la Función Pública investigar la existencia de una presunta red de servidores públicos que trafican información.
EL UNIVERSAL publicó ayer que en el mercado negro del barrio capitalino se pueden adquirir, en 12 mil dólares, archivos que contienen el padrón electoral, el registro vehicular y de licencias, entre otros.
El consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), Leonardo Valdés Zurita, advirtió que si los datos salieron del instituto se presentarán las denuncias correspondientes.
Comentó que se trata de un delito que debe perseguir la fiscalía especializada para asuntos electorales de la Procuraduría General de la República.
Ayer la Procuraduría inició un acta circunstanciada sobre la venta de datos. La finalidad de esta medida es dejar constancia de hechos que pudieran ser constitutivos de delitos.
Por múltiples causas el Estado y la sociedad mexicana se encuentran en una encrucijada. En opinión de politólogos y analistas de información, al igual que denotados periodistas, existe coincidencia respecto a la grave crisis que asola a este país.
Los ejemplos incluidos en el presente texto, muestran claramente la magnitud de la descomposición de un sistema que se ha tornado incierto. Sin embargo, gracias a los lazos que mantienen los medios de comunicación con las esferas del poder, éstos hacen mutis sobre la mayoría de las acusaciones que pesan sobre los actores políticos; evitan de cualquier forma hacer mención acerca de acontecimientos considerados de extrema gravedad.
En tanto reciban fuertes sumas por conceptos publicitarios, así como facultades sin límite para controlar el mercado mediático que les permite actuar prácticamente sin competencia, son capaces de mantenerse al margen del resquebrajamiento social que muestra este país latinoamericano.
El hundimiento, el enorme deterioro social, no les afecta porque tienen el suficiente capital que les permite mantener el poder, dado que estos recursos financieros se hayan distribuidos en compañías financieras que les permiten multiplicar sus ganancias. Lejos del país que contribuyen a desestabilizar se encuentran a salvo.
Una propuesta coherente y decisiva para comenzar un verdadero cambio, sería condicionar las concesiones que gozan los dueños de los medios, con el objetivo de dejar la regulación de la comunicación pos masiva en las universidades públicas y otros actores, quienes junto con instancias de la masa crítica de la nación, pudieran imprimir una orientación distinta, pertinentemente acorde con los ideales democráticos y el desarrollo equilibrado que hasta ahora no han sido experimentados a plenitud por los ciudadanos, según los parámetros o indicadores de bienestar y otras formas de calidad de vida.
Que los medios de comunicación tienen corresponsabilidad en estos contextos que acusan fracaso social, no es duda. Constituyen desde hace décadas un factor doloso, pues no han mostrado interés para sumarse a las iniciativas que corresponderían para enfrentar y desactivar las amenazas. En cambio se observa todo lo contrario: son beneficiarios de las crisis en la medida en que pueden lucrar con las grietas y rupturas del sistema político, así mismo con la pasividad y los atrasos culturales de la sociedad.
Los medios son poderosos actores políticos. ¿Qué sucede cuando hacen mal uso de su poder? ¿Qué ocurre cuando se convierten en defensores de intereses específicos antes que en un foro abierto donde se escucha un amplio de voces? En los Estados Unidos las respuestas están firmemente vinculadas con la Primera Enmienda que prohíbe al Congreso sancionar toda “ley que limite la libertad de prensa”. Aparte de un grado limitado de control por decisiones judiciales, los medios impresos están en libertad para usar su poder como les parece adecuado. Esto incluye la libertad de apoyar o socavar políticas y filosofías del gobierno, intencionalmente o no, y la libertad de otorgar o denegar publicidad a diversos grupos de interés y puntos de vista. (Altheide, 1986:p.363)
Entre más incapaces o corruptos se muestran los políticos y administradores públicos, más resultan gananciosos estos medios. En la medida en que se incrementan las faltas o delitos por encubrir o solapar, mayor les resulta la posibilidad de obtener ventajas. Puede esto compararse a las modalidades de extorsión que maneja el hampa.
La eficacia, el orden, el respeto a la ley, a los gobernados, no les significa negocio o beneficio alguno, pues no están habituados a servir a la sociedad en sus afanes democráticos, dado que se enfocan convenientemente en determinadas formas del discurso, como los escándalos, la persuasión y distracción hacia las audiencias, práctica que llaman “entretenimiento”, así mismo la difamación o descalificación de actores que pudieran serles incómodos para su expansión del poder.
No se ha aprendido todavía cómo conciliar todos los intereses de manera que se pueda diseñar una política pública en materia de comunicación masiva de largo plazo, congruente y de beneficio para todos.
Los medios afectan las políticas públicas en una variedad de maneras. Pueden ser un factor importante en la creación de problemas que luego requieren soluciones de política pública. O, a través de la publicidad, pueden engendrar acción del gobierno que hubiese podido no producirse de otra manera. Alternativamente, al movilizar al público hostil o a las opiniones de los grupos de interés, pueden obligar a un alto en las políticas corrientes o proyectadas. (Graber, 1986:p. 303)
Evidentemente en gran parte de las naciones más o menos democráticas, la comunicación continúa anclada en las viejas formas de toma de decisiones que se fundamentan en la aplicación discrecional de la ley o en el presidencialismo, como fórmula que todo puede resolver, en los viejos corporativismos, inercias y demás prácticas de sistemas anquilosados y viciados en todos los órdenes.
Al nivel internacional, las naciones del tercer mundo solicitan controles a la diseminación mundial de noticias, sosteniendo que se ven inundadas de noticias a menudo inútiles y nocivas de los medios occidentales ricos y poderosos. Los controles son fuertemente resistidos por los Estados Unidos y otras naciones occidentales sobre la base de que esos controles entorpecerían el libre flujo de la información. El asunto se reduce a si la libertad de diseminar información se ha degenerado en una licencia que beneficia a los poderosos a expensas de los débiles. (Altheide, 1986:p.364)
Ante esta problemática tan característica de la “pos comunicación masiva”, surgen varias interrogantes que urgen respuestas ¿Cómo restituir el valor a todos los discursos y a todas las voces que pugnan por ponerse de manifiesto? ¿Cómo es que la actividad de los medios se identifica automáticamente con la actividad de la iniciativa privada, la libre empresa y las tendencias autónomas de los mercados y no se considera también patrimonio de aquellos que las producen y aquellos a los que sirven? ¿Por qué cada vez que el Estado pretende incurrir en la definición de una política cultural y de comunicación expresa, se le interpreta como censor, controlador o autoritario? “Porque en el discurso se ha hecho una separación entre los conceptos de ciudadano y de consumidor, olvidando que el ciudadano es un ciudadano integral, en lo político, en lo social, en lo económico y en lo cultural”. (Casas, 2005:p.136) Aunado a ello, la sociedad civil no parece muy interesada en cambiar el estado que guardan las cosas, no se decide a participar o todavía su participación es bastante tímida, digamos que poco audible o visible. Sin embargo, los grupos que surgen de manera organizada para suplir los vacíos informativos a través de las cada día más versátiles formas de comunicación, pese a tantas desventajas e inercias, prometen cambios sustanciales en esta era pos mediática.
BIBLIOGRAFÍA:
ALTHEIDE David. (1986), Control de los efectos de los medios, en El poder de los medios en la política. Doris A. Graber, (compiladora) Sec.6. Grupo Editorial Latinoamericano. Colección Temas. Argentina. Pp. 365,366.
ARENILLA Sáez Manuel, (1999), Las relaciones entre poder y territorio en la vertebración del Estado. Publicado en El Funcionamiento del Estado autónomico, Madrid, Ministerio de Administraciones Públicas. Pp. 1, 2, 16
ARTERTON Christopher, (1986) Las organizaciones de la campaña enfrentan el entorno de los medios, en El poder de los medios en la política. Doris A. Graber, (compiladora) Grupo Editorial Latinoamericano. Colección Temas. Argentina. P.191
CASAS María de la Luz, (2006), Políticas públicas de comunicación en América del Norte. Editorial Limusa, México. P. 117.
ELIZALDE Luciano, et al, (2006), La Comunicación Gubernamental: Problemas y Soluciones Estratégicas, en La Construcción del Consenso. Gestión de la comunicación gubernamental. La Crujía ediciones. Argentina. P.170
GRABER Doris, (2006) Guía de políticas públicas, en El poder de los medios en la política. Grupo Editorial Latinoamericano. Colección Temas. Argentina. P.303.
PERIÓDICO El Universal (18-04-2010) www.eluniversal.com.mx
PERIÓDICO La Jornada (03 Feb. 2009) www.lajornadajalisco.com.mx/
REVISTA Proceso (20-04-2010) www.proceso.com.mx/
Lo que ha cambiado ahora son las formas de manejo de información gracias a las innovaciones tecnológicas de circuitos en red, organización de bancos de datos, al igual que los flujos simultáneos que permiten una mayor circulación de contenidos en cada vez menos tiempo y espacio.
La Internet ha venido a revolucionar la comunicación y la administración pública en sus múltiples aplicaciones y requerimientos. Concebida como la red de redes o web, este recurso facilita el acceso y circulación de datos, tanto local como globalmente. Surgen de manera cotidiana comunidades virtuales especializadas en ítems temáticos que se vuelven difíciles de cuantificar, aún cuando hayan sido clasificados casi en su totalidad.
Sin embargo, el control del acceso y circulación de la información por estas autopistas de los llamados multimedia, debido precisamente a la característica de unificar los distintos medios de comunicación: imagen, texto o hipertexto y sonido, (TV, cine y radio) dependen de servidores o administradores que controlan la circulación de lo que se transmite.
La administración pública utiliza estos recursos de los cuales dependen, cada vez con mayor énfasis, sus funciones. Se ha promovido y en ocasiones ha sido eficaz, el acceso de los ciudadanos hacia lo que operan o manejan las dependencias públicas bajo ciertas gestiones de carácter administrativo. Esta dinámica entendida como ejercicio de transparencia ayuda a legitimar la práctica gubernamental, lo cual eleva los niveles de confianza de los ciudadanos hacia las instituciones y el gobierno, en su contexto más amplio. Nos referimos entonces a una descentralización de la información que la vuelve asequible a la comunidad.
En países con mejores resultados en sus indicadores democráticos y en consecuencia niveles éticos gubernamentales más elevados, los controles tecnológicos de información dan lugar a que un número creciente de ciudadanos interesados en el conocimiento y participación directa sobre el manejo de los recursos, en tanto bienes públicos, interactúe a través de los dispositivos que se han instalado para que éste sea satisfactorio. “En la sociedad del conocimiento y de la información, el ciudadano no puede ser un mero espectador de las acciones públicas y pide asumir un papel más relevante en la toma de decisiones sobre las cuestiones que le afectan” (Arenilla, 2008: p.1)
Como vemos, existen los mecanismos necesarios para que se transparente el trabajo encargado a los administradores públicos en los distintos niveles, desde las delegaciones y municipios, con sus comités de servicios o asesorías, hasta los gobiernos de los estados, provincias y todo el ámbito federal.
Esto significa que es posible y necesario ejercer recursos presupuestarios con transparencia, porque se cuenta con instrumentos técnicos y una voluntad política que lo facilitan; dichos dispositivos pueden abrir totalmente el acceso a la información, siempre que ésta no sea estricta y justificadamente clasificada como de índole confidencial.
El problema es que no sucede así en todo lugar, puesto que existen países donde se ejerce de manera totalmente centralizada e inclusive autoritariamente el gobierno y en sí el poder político de ciertos grupos de interés sobre lo que debiera ser público. Algo que va más allá de un control centralista o estamental.
Recientemente han sido publicados algunos datos que se enfocan en el caso de la administración pública en México, donde evidentemente el acceso o la transparencia sobre la administración federal es básicamente un elemento discursivo, que no algo que pudiera ser comprobado y menos aún aceptado por gran parte de los gobernados.
En un texto que circula por la red bajo el título “opacidad en expansión”, (13-04-2010) el columnista Eduardo Ibarra Aguirre dio a conocer que los mexicanos se enterarán hasta el año 2022 sobre los gastos que, en este año de 2010, el gobierno de Felipe Calderón realiza para la celebración del bicentenario del “Grito de Dolores” que conmemora el inicio de la guerra de independencia y los cien años del llamamiento de Francisco I. Madero para la gesta revolucionaria.
El Instituto Federal de Acceso a la Información, órgano autónomo encargado de combatir la opacidad gubernamental, tomó la decisión de reservar esa información para los próximos 12 años. El impulso a la rendición de cuentas da de esta forma un salto hacia atrás.
Y el valor de las palabras y de los discursos de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús –pronuncia hasta cuatro por día sin reparar, ni él ni sus múltiples asesores, que así bloquean su adecuado registro en los medios de comunicación--, resulta tan deslumbrante que en sólo dos meses aumentó en 416 mil 760 el número de expedientes señalados como reservados. Aquella cifra representa más del doble de lo clasificado como confidencial durante 2009, cuando 189 mil documentos dejaron de ser públicos. De acuerdo a la reportera Elizabeth Velasco C., el total de los expedientes a los que la ciudadanía no tiene acceso asciende a 6 millones 542 257, a menos que acuda al IFAI para que revise caso por caso. (Eduardo Ibarra Aguirre, 13-04-2010)
En el mes de enero de este año, Calderón “hizo un enérgico llamado” a su equipo de gobierno para poner fin a la opacidad y acusó de “Falta de claridad o transparencia, especialmente en la gestión pública”. Éstas fueron las palabras que dijo textualmente el mandatario, refiriéndose a las 245 dependencias que integran la administración pública federal.
La cifra de expedientes gubernamentales reservados aumentó en 56.8 por ciento durante la actual administración, de acuerdo a la información publicada por La Jornada y dado a conocer el primer día de abril de 2010.
Críticamente se dice que “se hace una política con discursos sobre la transparencia y la rendición de cuentas y desde las muy exclusivas oficinas del grupo se impulsa decididamente la opacidad y la negativa a rendir cuentas”. (Ibarra)
“De qué magnitud será el derroche de recursos públicos para los festejos de dos gestas históricas”, se pregunta el periodista, que se niegan a informar y hasta dentro de 12 años dejará de ser secreto de Estado.
En la forma como se aplican estos y otros recursos del erario público y lo que señala la ley, encontramos una paradoja que merece una explicación o al menos mayor interés de los ciudadanos, dado que no es poco lo que está en juego.
Se puede afirmar que la capacidad de presión de un interés grupal sobre un poder territorial es directamente proporcional a la distancia del centro de toma de decisiones que afectan a dicho interés. La consecuencia es la heterogeneidad de fines y una alianza simbiótica entre burócratas y dirigentes de los grupos de interés que concluye en la exigencia de autoconservación, o el mantenimiento del poder, relegando el servicio de interés general. La paradoja es que este resultado conculca una de las razones de crear entes descentralizados: la eficacia. (Arenilla, 1999:p.16)
Se cita a continuación el Artículo Constitucional que expresa los términos en los cuales ha de ser ejercido el gasto público, aunque las leyes no siempre pueden responder a las necesidades más apremiantes.
Artículo 134
Los recursos económicos de que dispongan el Gobierno Federal y el Gobierno de Distrito Federal, así como sus respectivas administraciones públicas paraestatales, se administrarán con eficiencia, eficacia y honradez para satisfacer los objetivos a los que estén destinados.
Las adquisiciones, arrendamientos y enajenaciones de todo tipo de bienes, prestación de servicios de cualquier naturaleza y la contratación de obra que realicen, se adjudicarán o llevarán a cabo a través de licitaciones públicas mediante convocatoria pública para que libremente se presenten proposiciones solventes en sobre cerrado, que será abierto públicamente, a fin de asegurar al Estado las mejores condiciones disponibles en cuanto a precio, calidad, financiamiento, oportunidad y demás circunstancias pertinentes.
Cuando las licitaciones a que hace referencia el párrafo anterior no sean idóneas para asegurar dichas condiciones, las leyes establecerán las bases, procedimientos, reglas, requisitos y demás elementos para acreditar la economía, eficacia, eficiencia, imparcialidad y honradez que aseguren las mejores condiciones para el Estado.
El manejo de recursos económicos federales se sujetará a las bases de este artículo.
Los servidores públicos serán responsables del cumplimiento de estas bases en los términos del título cuarto de esta Constitución.
Es necesario tomar en cuenta que: “La singularidad de la cultura estriba en que evoluciona lentamente y normalmente no al ritmo que las innovaciones normativas. Esto es debido a los numerosos actores que intervienen en el cambio cultural y a que las leyes no siempre son el resultado social ni se ajustan, a veces, a las necesidades reales”. (Arenilla, 1999:p1)
El gasto que ejerce el gobierno destinado a la compra de espacios en los medios de comunicación, ha merecido señalamientos por parte de grupos sociales y partidos políticos, siendo el consorcio Televisa el principal beneficiario económico, toda vez que recibe un trato privilegiado de parte del Estado al otorgar éste facilidades para expandir sus redes televisivas y radiofónicas, así como lograr obtener exención o aplazamiento el pago de impuestos. Para esto último, hace aproximadamente doce años la empresa de medios más grande de México adoptó la modalidad de llevar a cabo el dudoso altruismo conocido como Teletón, que tuvo su origen en Chile y se extendió en varios países latinoamericanos.
Con la estratagema de recaudar fondos para ofrecer ayuda asistencial y médica a niños con capacidades distintas o con deficiencias físicas, instauró una forma de manejo de capitales provenientes de donativos, lo cual le sirve además para llevar a cabo una ingeniosa forma de evasión de impuestos. A continuación se incluye el fragmento de una página del sitio publicado por estudiantes de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, y del Instituto Politécnico Nacional, que describe este mecanismo:
Sucede que, de acuerdo al segundo párrafo de artículo 31 del Reglamento de la Ley del Impuesto sobre la Renta dice que "Asimismo, se considerarán deducibles los donativos que se otorguen a asociaciones, instituciones u organizaciones que destinen la totalidad de los donativos recibidos y, en su caso, sus rendimientos, para obras o servicios públicos que efectúen o deban efectuar la Federación, Estados, Distrito Federal o Municipios." Esto significa que, cuando se hace una donación a una institución que otorgue, sin fines de lucro, un servicio que debe otorgar el Estado, la persona que realizó la donación puede decirle a hacienda que no le cobre los impuestos equivalentes a la cantidad que dio, pues ya hizo una "buena obra".
Los $1,900.00 que se juntaron (con las aportaciones de mucha gente), Televisa las acumula y en lugar de entregar miles de donativos por cada persona a Fundación Teletón, hace UNA SÓLA APORTACIÓN A SU NOMBRE (TELEVISA), por ella la Fundación le expide un recibo deducible de impuestos (algo así como un cupón de descuento).
De ésta forma, Televisa al momento en que Hacienda le cobra, ella muestra el Recibo del Teletón, por lo que la SHyCP ya no le cobra(pues supuestamente lo pagó al hacer la donación); pero no sólo eso, como el recibo era por $1,900.00 y Televisa sólo debía $1000.00, Hacienda deberá ¡REGRESARLE! a Televisa $900.00 en efectivo, mismos que Televisa NO regresará a las personas que realmente donaron ese dinero ¿Ven el negocio?, esa esla verdadera finalidad del Teletón, ser un medio para que Televisa evada impuestos, y los pague la gente a la que enajena diariamente con basura televisiva
De esta forma, todo lo que se dona al Teletón es dinero que el gobierno deja de recibir por concepto de impuestos, y que se debían destinar a obras y servicios al pueblo, enriqueciendo más a los ya de por sí millonarios dueños de Televisa y a los empresarios que le hacen coro y obtienen publicidad gratuita y reconocimientos por su "altruismo", que pagan sus empleados.
Éste es un motivo por el que no alcanza el presupuesto para Educación o Salud, por mencionar algunos, misma razón por la que hay pocos mexicanos que ganan más de un millón de pesos por día y mexicanos que apenas sobreviven con menos de un dólar al día o si bien nos va con un salario mínimo, que no alcanza para nada, y además pagando impuestos (que nos descuentan en automático o indirectamente).
ESTUDIANTES ORGANIZADOS, CUBÍCULO ESTUDIANTIL C011. UAM-I
ESTUDIANTES DE CONTADOR PÚBLICO DE LA ESCA TEPEPAN IPN.
Esta práctica por parte de los actores del gobierno se repite en los estados, donde se destinan recursos discrecionales a los medios de comunicación, costumbre que pudiese ser entendida como connivencia para evitar que la sociedad conozca, a través de dichos medios, sobre las faltas o ineficacia administrativa en que repetidamente incurre la administración pública. De acuerdo con un artículo del periodista Juan Carlos G. Partida (La Jornada Jalisco/ 03 Feb 09) al menos 154 millones de pesos pagó en el año 2008 el gobierno estatal a los medios de comunicación electrónicos concesionados en Jalisco, por concepto de publicidad diversa, sobre un total de 200 millones de pesos que ejerció la Dirección de Comunicación Social para comprar espacios en los medios o contratar proyectos de difusión. Eso sin contar el donativo por 40 millones de pesos que fueron pagados el 30 de diciembre de 2009, para que la asociación de Radiodifusoras y Televisoras de Occidente (Rato) comience a construir un centro de espectáculos llamado Palacio de la Cultura y la Comunicación.
“Televisa es la concesionaria de frecuencias en Jalisco que se llevó la tajada más grande del pastel al facturar al gobierno estatal 63 millones 800 mil pesos durante el 2008 por venta de espots, seguida de TV Azteca, que cobró 43 millones 186 mil pesos. Es decir, las dos empresas televisoras se llevaron más de la mitad del presupuesto de publicidad contratado, mientras que en conjunto los medios electrónicos obtuvieron el 77 por ciento de lo gastado, una relación de cercanía que se ha acentuado desde que hace dos años llegó a gobernador Emilio González Márquez”. (La Jornada Jalisco/ 03 Feb. 09)
Durante su primer año de administración el gasto por concepto de compra de publicidad del gobierno estatal fue de poco más de 88 millones de pesos y para el 2008 elevó la cifra hasta 200 millones de pesos, casi un 115 por ciento más.
En el 2007, además de la compra de espacios publicitarios directos a través de Comunicación Social, de la partida de fondos contingentes el gobernador decidió la entrega de 67 millones de pesos para la realización, en la ciudad de Guadalajara, del evento mediático conocido como “Espacio”, que consiste en la reunión anual estudiantil que realiza Televisa. “Para el 2008 continuó la aportación extraordinaria más allá de lo presupuestado y eventos como los Premios MTV se llevaron 20 millones de pesos, además de aportaciones “en especie” por 12 millones de pesos para la telenovela Las tontas no van al cielo y de poco más de 6 millones de pesos a TV Azteca para varios enlaces nacionales, como el Juguetón”. (La Jornada Jalisco/ 03 Feb. 09)
El más reciente donativo que llegó a los 40 millones de pesos para el Palacio de la Cultura y la Comunicación que proyecta la Rato –asociación que formaron los medios electrónicos que tienen concesión en Jalisco-, en un año donde se renovarán las 125 presidencias municipales y los 40 puestos al Congreso local, ha sido tomado por el PRI - principal partido opositor al PAN que gobierna en Jalisco- como interés manifiesto por estrechar lazos con la poderosa industria, evadiendo de esta forma los candados electorales que impiden la contratación de espacios a partidos o particulares. Evidentemente en los donativos y compras directas de publicidad gubernamental subyace un manejo forzado que busca asegurar la conservación del poder por parte de los políticos y sus lobbies.
La aseveración de que los periodistas ejercen una influencia sobre la conducción de las campañas presidenciales no implica que ellos intenten ese impacto o aun que puedan impedir los efectos si lo desearan. Mientras las campañas son muy abiertas en su intento de persuadir a los periodistas, la relación de influencia inversa puede ser muy elusiva. Previendo las reacciones de los periodistas, los que toman decisiones en las campañas establecen sus planes estratégicos y su conducta cotidiana con vistas al modo en que la prensa informará sobre los eventos de la campaña. La influencia más directa de los medios sobre el proceso de la campaña deriva principalmente del hecho de que la información sobre la campaña es bastante predecible, y los directores de las campañas pueden diseñar sus actividades teniendo en cuenta esa posibilidad. (Arterton, 1986:p. 191)
Los grandes contratos
Es común que permanezcan continuamente al aire campañas publicitarias en forma de “espoteo” en radio y televisión, con lo cual el gobierno se oferta anunciando que cumple su deber. Esto pudiera ser interpretado como una forma de autocomplacencia mediática pagada por los contribuyentes y finalmente una estrategia de índole política. El trabajo que, por compromiso ético y legal, debieran realizar los administradores públicos, es constantemente exhibido con fines electorales y eso no favorece a la alternancia democrática, ni tampoco a un uso adecuado de los recursos de la comunidad.
Después de Televisa y TV Azteca, en el 2008 la empresa Activa del Centro, que controla varias estaciones de radio, se llevó 6 millones 920, Operadora de Cable de Occidente obtuvo 6 millones 22 mil pesos, Cadena Radiodifusora Mexicana se agenció 5 millones 728 mil, Radio México Guadalajara facturó 5 millones 286 mil, Promomedios de Occidente tuvo 5 millones 286 mil, Grupo Acir 3 millones 380 mil, Nueva Era Radio de Occidente 2 millones 958 mil, Stereorey Guadalajara 2 millones 381 mil, MVS Multivisión un millón 801 mil y Promomedios Jalisco un millón 98 mil.
Otras empresas, más bien intermediarias y que realizan campañas o trabajos especiales para el “diseño” de campañas, “también resultaron beneficiadas con la también histórica bolsa y la que más se llevó fue Más que Medios, que facturó 8 millones 409 mil; Quiero Media cobró 7 millones 698 mil, Comercializadora de Servicios Imagnen 3 millones 382 mil, Comercializadora de Servicios de Guadalajara 2 millones 696 mil y Contromedios un millón 967 mil”. (La Jornada Jalisco/ 03 Feb. 09)
Las empresas que publican diarios en la localidad crecieron exponencialmente de un año a otro, con algunas excepciones. La que más facturó al gobierno estatal fue Unión Editorialista que publica el periódico El Informador y que obtuvo 3 millones 100 mil pesos; Página Tres, que edita el periódico Público-Milenio tuvo 2 millones 687 mil; la Universidad Autónoma de Guadalajara a través de su periódico Ocho Columnas cobró un millón 482 mil. (La Jornada Jalisco/ 03 Feb. 09)
Ediciones del Norte, que publica el diario Mural, cobró un millón 464 mil pesos; la Compañía Periodística de El Sol de Guadalajara tuvo un millón 323 mil pesos. Mucho más abajo está La Jornada Jalisco con 370 mil pesos, apenas por encima de medios de comunicación que no tienen periódico local como El Financiero, que facturó 280 mil pesos, o El Universal, con 258 mil pesos. (La Jornada Jalisco/ 03 Feb. 09)
Por su parte la alternativa informativa que emite por Internet sus noticias y que es conocida como “Contralínea”, publicó el pasado día 10 de abril una nota firmada por los periodistas Ana Lilia Pérez y David Cilia, quienes observaron que en Veracruz los medios de comunicación operan abiertamente a favor de que cierto candidato obtenga el triunfo en el proceso electoral que está por llevarse a cabo en dicha entidad federativa.
Veracruz.- En este proceso electoral, todo son simulaciones: la elección interna de los candidatos, el uso del aparato gubernamental y recursos públicos para el aspirante a gobernador; los apoyos sociales del gobierno federal a favor del candidato del Partido Acción Nacional (PAN); y en medio de la contienda, un árbitro que simula vigilar el proceso, donde está en juego el tercer padrón electoral de todo el país.
Las campañas comenzaron desde noviembre pasado, tres meses antes del periodo oficial, cuando todo el estado yacía inundado de propaganda electoral disfrazada de anuncios de café y arroz, espectaculares con mensajes alentadores de un progreso venidero y publirreportajes en periódicos y revistas de sociales enmascarados como información.
El senador con licencia Juan Bueno Torio se anunciaba en bolsas de arroz y frijol marca “Bueno”, con el eslogan “De Córdoba lo mejor”; mientras que su primo político, el exsenador Gerardo Buganza Salmerón, lo hacía en un café soluble –el “Buganza”– que nunca estuvo en el mercado; el diputado Javier Duarte de Ochoa, en promocionales pagados por el gobierno del estado, con el eslogan “Vamos bien y viene lo mejor”… “Viene lo mejor, viene Yunes”, rezan los promocionales que, como director general del ISSSTE, mandó colocar Miguel Ángel Yunes Linares, usufructuando el lema gubernamental. Fuera de los tiempos que establece el Instituto Electoral Veracruzano (IEV), en las portadas de periódicos y revistas, particularmente Líder, en su edición de Veracruz, desfilaron candidatos a gobernadores, alcaldes y legisladores en anuncios disfrazados. Incluso los ediles de municipios identificados como de pobreza extrema –entre ellos Mixtla de Altamirano y Coetzala– invirtieron recursos públicos en atractivas publicidades, con el afán de garantizarle la continuidad a su partido; maquillaje y glamour por un voto.
Los medios de comunicación que cuentan con mayor posicionamiento financiero, infraestructura y cobertura, significan un contingente de control social que beneficia a las élites de poder político y económico, al tratar de opacar o tergiversar la visión que tiene la sociedad sobre la administración pública. Además logran captar sumas considerables de dinero provenientes del gobierno y los partidos, que pudiera ser empleado en obras y servicios que reclama una población que se aproxima a 55 millones de personas que viven en estado de pobreza.
Esta circunstancia ha generado una espiral de complicidades que evitan que se finque la democracia, a pesar de la alternancia que tuvo lugar en 2002. Pudiera decirse incluso que este cambio no fue más allá de un relevo del mando, sin que ocurriese nada de fondo que pudiera considerarse como benéfico, en términos de equidad y desarrollo social. Los mismos agentes que durante cerca de siete décadas controlaron la administración pública, divididos entre empresarios, la clase política dominante y líderes de facciones o gremios, se han mantenido en el poder conservando intactos sus privilegios e inclusive hasta con mejoría de condiciones. Todo ello con el aval o la corresponsabilidad de los grandes consorcios que manejan los medios de comunicación. No hay democracia posible sin medios de comunicación que la impulsen y tampoco pueden existir éstos si los grupos de interés lo impiden.
Las resistencias al cambio provienen de los actores asentados que pueden obrar retrasando o impidiendo los cambios y a la propia inercia de las instituciones y de la sociedad. No hay que olvidar que el logro de un cierto asentamiento cultural y de valores supone muchos años y su cambio otros tantos. Además, rara vez los cambios suponen la eliminación de lo antiguo, sino más bien su evolución mediante la reinterpretación de viejos valores o el añadido de otros nuevos, con lo que el resultado es el de una cultura por estratos. (Arenilla, 1999:1)
Como sucede en varios países de Latinoamérica, los medios son el factotum que protege la permanencia del sistema. Con su capacidad discursiva manejan o refuerzan los imaginarios sociales, acarreando la marea de la opinión pública o desactivándola para que no exija ni tenga iniciativas orientadas hacia los cambios de fondo. El Estado en ocasiones figura como comparsa de estos grupos que controlan empresas, que sumariamente se adueñan de los recursos o espacios que debieran servir a la sociedad en su más amplio espectro. Esta cooptación de la esfera pública ha incentivado conflictos que se vuelven cada día más difíciles de controlar, como es el caso de las organizaciones criminales que hoy tienen en vilo a la sociedad mexicana, infiltrándose prácticamente en todas las áreas institucionales. Ya se le nombra al mexicano como un Estado “semifallido”, lo cual no es nada alentador ni augura un buen desenlace, a menos que la sociedad reaccione de manera organizada, sin embargo, ésta se haya tan fragmentada y vulnerable, que difícilmente pudiera intentar y mucho menos lograr el cambio.
No se vislumbran o son inexistentes las fuerzas civiles dispuestas o preparadas, tampoco es factible que se unifiquen en el corto plazo debido a las características que las distinguen, como es su heterogeneidad en distintos órdenes; desde factores étnicos, psicosociales, culturales, socioeconómicos, etcétera. Las asimetrías históricas representan grandes obstáculos, al igual que una dinámica geográfica y fronteriza que impone sus prioridades.
No existe una vocación ni un perfil transformador en los grupos que teóricamente pudieran ser más influyentes: las clases medias, por años acostumbradas a un estatus que las mantiene pasivamente acomodadas y estables. Digamos que tal vez la causa de esta actitud sea consecuencia de los setenta y dos años de la llamada “dictadura partidista”, que ejerció el PRI durante la mayor parte del siglo veinte. Es a la mitad de este recorrido donde cobran influencia los medios de comunicación gobernados por pocas familias. Sobresale entre ellas el apellido Azcárraga, cuyo heredero actualmente controla el 87 por ciento del mercado de la televisión. Además ha expandido hacia la radio, la cinematografía, las actividades turísticas, industria editorial, entre otros giros comerciales.
El otro consorcio con el que se reparte el dominio mediático es TV Azteca, que tiene aproximadamente 11 por ciento de este mercado y cuenta además con negocios de banca, de envío de dinero y tiendas de electrodomésticos.
Tal concentración de medios representa un desafío muy grande para cualquier intento de mejoría social por vía de la democracia. Por lo regular resultan electoralmente vencedores los políticos o grupos partidistas que gozan de la aceptación y por tanto se ven favorecidos por estos poderes fácticos.
La situación política tan inestable, no manifiesta alguna tendencia hacia la mejoría, sino todo lo contrario, cada vez se tornan más violentos los grupos enfrentados, también se vuelven más confusos los bordes entre la legalidad y la anarquía con la que operan las fuerzas dentro y fuera del Estado: las relaciones intra y extra gubernamentales. Aparentemente el futuro lo decidirá el uso de la fuerza, con o sin ley.
Basta un repaso a los medios no oficiales conocidos como medios alternativos, para comprender las dimensiones tan explosivas y críticas de lo que sucede en este país latinoamericano, que hace cuatro décadas mantenía niveles de estabilidad y crecimiento que le daban cierto estatus de liderazgo en Centro y Sudamérica. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué una caída tan profunda? ¿Hubo desinformación dentro y fuera del país?
De acuerdo con lo anterior, se podría decir que la pérdida o la ganancia de reputación es el proceso de percepción pública de la ausencia o del reconocimiento de cierta habilidad, manifiesta o inferida, del agente (funcionario u organismo) para alcanzar ciertos objetivos o fines (políticos en este caso) relevantes, por medio del uso de ciertos medios, de acuerdo con el control de ciertas consecuencias queridas o no buscadas. La reputación o crédito social es una percepción y un mecanismo comunicacional, al mismo tiempo. Es la percepción que el público tiene acerca del modo y de la habilidad de una persona, corporación o grupo social para alcanzar cierto fin, utilizando ciertos medios y controlando de alguna manera sus consecuencias. Como se dijo antes, la reputación es la percepción de la racionalidad. (Elizalde, 2006:p.170)
Los medios de comunicación fueron los artífices, junto con los gobernantes en turno (que siempre fueron del mismo partido) de imaginarios que hacían pensar en un auténtico desarrollo con justicia social. Alentaron, con su repitiente e insistente discurso, la creencia de que el país era próspero y abundante en oportunidades, que la riqueza estaba al alcance de cualquier ciudadano dispuesto a trabajar con la convicción de labrarse un futuro. Se trataba de un lugar pródigo, una parte del sueño americano.
Hubo auge petrolero, promesas del suelo fértil que, ayudado de un clima excepcionalmente noble, ofrecía inmejorables condiciones para la agricultura, lo mismo se decía del esplendor que atraía multitudes de turistas, que abarrotaban los destinos de playas o pintorescas poblaciones. Un sueño que de pronto comenzó su transformación en un amargo despertar a la realidad. Hoy, este país no tan sólo opera con los indicadores económicos más bajos del continente, sino que sus atrasos en rubros como la educación, el acceso a la salud, servicios asistenciales, vivienda o las oportunidades de empleo, ocupan los últimos lugares a nivel mundial. Con toda la evidencia externamente manifiesta, el discurso oficial y mediático no cambia. El actual presidente acusa a sus críticos foráneos y locales, de exagerar sus apreciaciones y ser tendenciosos o poco objetivos con la realidad. ¿Es esta una estrategia mediática para mantener la línea y continuar el paso, ya por cierto bastante dificultoso, por no decir paralizado?
Lo que sucede es que las instituciones del Estado, y algunas de la sociedad, funcionan a manera de retardantes del cambio y exigen que éste sea real y, por tanto, que cuenten con un impulso permanente en el tiempo. Esta fuerza no sólo deriva de las normas, sino de los actores que han intervenido en ellas, de los que las tienen que cumplir y de la sociedad sobre la que se aplican. (Arenilla, 1999:p1)
Es difícil hacer un pronóstico optimista para un Estado casi de sitio, como el que tiene México. Con las tropas recorriendo ciudades e instalando retenes en las carreteras, con las bandas ocasionándose bajas que se cuentan por miles de muertes: En lo que lleva de ejercicio la presente administración (tres años) ya suman una cifra cercana a 23 mil, incluyendo elementos policíacos y militares, que si bien representan el 5 por ciento de esta cifra, no deja de ser preocupante.
Por su parte los altos mandos del Ejército piden garantías constitucionales para “enfrentar al narco”, sin exponerse a ser enjuiciados legalmente por sus actos. Mencionan un caso de guerra y argumentan que es necesario “atacar”.
Evidentemente, el Estado mexicano atraviesa por una etapa de crisis que requiere la decidida concurrencia de actores de todos los ámbitos que operan constitucionalmente, es decir aquellos que intervienen de manera pacífica y organizada dentro de los estatutos legales. Es imperativo redefinir el modelo de vertebración del Estado, la organización de los poderes públicos. “La distribución del poder en el territorio no siempre responde a un esquema previamente pensado. Antes bien, en muchas ocasiones se produce como resultado de la negociación, muy fragmentada, y de los intereses que concurren en todos los espacios políticos” (Arenilla)
No se trata, en definitiva, mas que ejercer un liderazgo apoyado en las diversas facultades que le otorga tanto el texto constitucional, como el derivado de las relaciones y la gestión intergubernamental (RIG y GIG). Claro, es que ello debe realizarse desde la consciencia que el Estado difícilmente podrá sacar adelante las políticas cohesionadotas sin contar activa y lealmente con las Comunidades Autónomas y los entes locales, quienes gozan de gran legitimidad en la actuación pública encaminada a prestar beneficios a los ciudadanos. (Arenilla, 1999:p.2)
El problema del Estado y la sociedad mexicana se ha agudizado en la medida en que los actores operan dentro y fuera de los márgenes del texto constitucional, siendo éstos últimos fuerzas que incluyen el terror y la violencia como estrategia y práctica.
La semana pasada, (4 de abril de 2010) uno de los periodistas más prestigiosos del país, Julio Scherer García, publicó en su revista Proceso sobre un insólito encuentro que tuvo con uno de los capos más buscados por las autoridades policíacas y militares en México, así como por el FBI estadounidense: Ismaél “Mayo” Zambada. Esto tuvo lugar en un sitio que se mantiene hasta ahora como secreto, gracias a la previsión de este experimentado periodista.
La nota daba cuenta del sitio, la hora y el día en que una persona me conduciría al refugio del capo. No agregaba una palabra. A partir de ese día ya no me soltó el desasosiego. Sin embargo, en momento alguno pensé en un atentado contra m persona. Me sé vulnerable y así he vivido. No tengo chofer, rechazo la protección y generalmente viajo solo, la suerte siempre de mi lado. La persistente inquietud tenía que ver con el trabajo periodístico. Inevitablemente debería contar las circunstancias y pormenores del viaje, pero no podría dejar indicios que llevaran a los persecutores del capo hasta su guarida. Recrearía tanto como me fuera posible la atmósfera del suceso y su verdad esencial, pero evitaría los datos que pudieran convertirme en un delator. Me hizo bien recordar a Octavio Paz, a quien alguna vez le oí decir, enfático como era: “Hasta el último latido del corazón, una vida puede rodar para siempre”. (Scherer, 2010)
Por su parte las declaraciones del activo y poderoso narcotraficante no dejaron ya ninguna duda sobre el estado de corrupción de las instituciones mexicanas, incluido el Ejército y los cuerpos policíacos, además de connotados políticos que han sido gobernadores e inclusive administraciones de presidentes, como Vicente Fox.
A juicio de Zambada, el gobierno llegó tarde a esta lucha y no hay quien pueda resolver en días problemas generados por años. Infiltrado en el gobierno desde abajo, el tiempo hizo su “trabajo” en el corazón del sistema y la corrupción se arraigó en el país. Al presidente, además, lo engañan sus colaboradores. Son embusteros y le informan de avances, que no se dan, en esta guerra perdida.
-¿Por qué perdida?
- El narco está en la sociedad, arraigado como la corrupción.
(Scherer en conversación con el líder narcotraficante, revista Proceso. 04-04 -2010)
En otro artículo aparecido en el mismo número de la revista y escrito por Jorge Carrasco Araiza, se lee lo siguiente:
En 2001, El Mayo fue uno de los que protegió a El Chapo cuando se fugó del penal de máxima seguridad de Puente Grande, en febrero de ese año, a la llegada de Vicente Fox a la presidencia de la República. De su capacidad para corromper autoridades civiles y militares hay dos referentes: la infiltración del Centro de Inteligencia Antinarcóticos (Cian) del Ejército en 2002, y la Operación Limpieza de la PGR, dada a conocer en noviembre de 2008. No ha sido la de 2002 la única vez en que Zambada ha infiltrado al Ejército. En junio de 2009, la PGR informó del arraigo de nueve militares que la Secretaría de la Defensa Nacional entregó al Ministerio Público Federal por su presunta relación con El Mayo. En el caso Operación Limpieza, se demostró que El Mayo y los Beltrán Leyva, entonces aliados, penetraron esa institución y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP). La PGR investigó a dos hombres cercanos del titular de la SSP, Genaro García Luna, por sus presuntas relaciones con Ismael Zambada: Luis Cárdenas Palomino, brazo derecho de García Luna, y Gerardo Garay Cadena, excomisionados d la entonces Policía Federal Preventiva, hoy Policía Federal. Según las investigaciones El Mayo pagaba más de 35 agentes del Ministerio Público Federal entre 350 y 400 mil dólares para que lo mantuvieran informado sobre las acciones de la PGR contra su organización y cualquiera de sus miembros. Los elementos de las dependencias infiltradas acabaron también divididos con las pugnas al interior del cártel, iniciadas en 2004, cuando El Chapo Guzmán ordenó el asesinato de Rodolfo Carrillo Fuentes, y agudizadas en 2008. (Jorge Carrasco Araiza, revista Proceso, 04-04-2010)
Estos periodistas incluyen en el número de abril del presente año, otros datos que dan cuenta de los niveles alcanzados por éste que se ha convertido en el mayor problema que ha enfrentado el país en su historia contemporánea.
Empresario antes que político, el precandidato del PRI al gobierno de Sinaloa, Jesús Vizcarra Calderón, está en la mira de los servicios de inteligencia del gobierno federal desde hace varios años. El motivo: los negocios que presuntamente ha realizado durante más de dos décadas con uno de los barones sinaloenses de la droga, Ismael El Mayo Zambada. Alcalde de Culiacán con licencia, Chuy Vizcarra, como se le conoce en el estado, no sólo ha acumulado poder económico: en menos de una década ha dispuesto de suficiente capital político para ser diputado federal y presidente municipal. Hoy aspira a ocupar el palacio de gobierno de Sinaloa a partir de 2011. Claro Candidato de su socio, el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto; la jefa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, y la clase empresarial del estado, en especial miembros de las influyentes familias Coppel y Ley.
Las circunstancias que se viven en el presente, hacen que amplios sectores de la sociedad mantengan la percepción de que predominan las tendencias que se inclinan hacia la corrupción, en casi todos los ámbitos o quizá en la totalidad del aparato gubernamental.
Es tan contundente la corrupción del servicio público que ha rebasado toda capacidad de control, lo cual expone al país a escenarios altamente peligrosos. Por si quedaba algún resquicio a salvo o dudas al respecto, una noticia publicada por el diario El Universal (18-04-2010) ha cimbrado una vez más a la sociedad mexicana: Existe tráfico de información sobre los ciudadanos desde las dependencias del gobierno federal.
La comisionada presidenta del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), Jacqueline Peschard, consideró “escandalosa y preocupante” la venta de bases de datos de millones de mexicanos en Tepito, por lo que demandó al gobierno federal indagar a funcionarios.
Peschard solicitó a la Secretaría de la Función Pública investigar la existencia de una presunta red de servidores públicos que trafican información.
EL UNIVERSAL publicó ayer que en el mercado negro del barrio capitalino se pueden adquirir, en 12 mil dólares, archivos que contienen el padrón electoral, el registro vehicular y de licencias, entre otros.
El consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), Leonardo Valdés Zurita, advirtió que si los datos salieron del instituto se presentarán las denuncias correspondientes.
Comentó que se trata de un delito que debe perseguir la fiscalía especializada para asuntos electorales de la Procuraduría General de la República.
Ayer la Procuraduría inició un acta circunstanciada sobre la venta de datos. La finalidad de esta medida es dejar constancia de hechos que pudieran ser constitutivos de delitos.
Por múltiples causas el Estado y la sociedad mexicana se encuentran en una encrucijada. En opinión de politólogos y analistas de información, al igual que denotados periodistas, existe coincidencia respecto a la grave crisis que asola a este país.
Los ejemplos incluidos en el presente texto, muestran claramente la magnitud de la descomposición de un sistema que se ha tornado incierto. Sin embargo, gracias a los lazos que mantienen los medios de comunicación con las esferas del poder, éstos hacen mutis sobre la mayoría de las acusaciones que pesan sobre los actores políticos; evitan de cualquier forma hacer mención acerca de acontecimientos considerados de extrema gravedad.
En tanto reciban fuertes sumas por conceptos publicitarios, así como facultades sin límite para controlar el mercado mediático que les permite actuar prácticamente sin competencia, son capaces de mantenerse al margen del resquebrajamiento social que muestra este país latinoamericano.
El hundimiento, el enorme deterioro social, no les afecta porque tienen el suficiente capital que les permite mantener el poder, dado que estos recursos financieros se hayan distribuidos en compañías financieras que les permiten multiplicar sus ganancias. Lejos del país que contribuyen a desestabilizar se encuentran a salvo.
Una propuesta coherente y decisiva para comenzar un verdadero cambio, sería condicionar las concesiones que gozan los dueños de los medios, con el objetivo de dejar la regulación de la comunicación pos masiva en las universidades públicas y otros actores, quienes junto con instancias de la masa crítica de la nación, pudieran imprimir una orientación distinta, pertinentemente acorde con los ideales democráticos y el desarrollo equilibrado que hasta ahora no han sido experimentados a plenitud por los ciudadanos, según los parámetros o indicadores de bienestar y otras formas de calidad de vida.
Que los medios de comunicación tienen corresponsabilidad en estos contextos que acusan fracaso social, no es duda. Constituyen desde hace décadas un factor doloso, pues no han mostrado interés para sumarse a las iniciativas que corresponderían para enfrentar y desactivar las amenazas. En cambio se observa todo lo contrario: son beneficiarios de las crisis en la medida en que pueden lucrar con las grietas y rupturas del sistema político, así mismo con la pasividad y los atrasos culturales de la sociedad.
Los medios son poderosos actores políticos. ¿Qué sucede cuando hacen mal uso de su poder? ¿Qué ocurre cuando se convierten en defensores de intereses específicos antes que en un foro abierto donde se escucha un amplio de voces? En los Estados Unidos las respuestas están firmemente vinculadas con la Primera Enmienda que prohíbe al Congreso sancionar toda “ley que limite la libertad de prensa”. Aparte de un grado limitado de control por decisiones judiciales, los medios impresos están en libertad para usar su poder como les parece adecuado. Esto incluye la libertad de apoyar o socavar políticas y filosofías del gobierno, intencionalmente o no, y la libertad de otorgar o denegar publicidad a diversos grupos de interés y puntos de vista. (Altheide, 1986:p.363)
Entre más incapaces o corruptos se muestran los políticos y administradores públicos, más resultan gananciosos estos medios. En la medida en que se incrementan las faltas o delitos por encubrir o solapar, mayor les resulta la posibilidad de obtener ventajas. Puede esto compararse a las modalidades de extorsión que maneja el hampa.
La eficacia, el orden, el respeto a la ley, a los gobernados, no les significa negocio o beneficio alguno, pues no están habituados a servir a la sociedad en sus afanes democráticos, dado que se enfocan convenientemente en determinadas formas del discurso, como los escándalos, la persuasión y distracción hacia las audiencias, práctica que llaman “entretenimiento”, así mismo la difamación o descalificación de actores que pudieran serles incómodos para su expansión del poder.
No se ha aprendido todavía cómo conciliar todos los intereses de manera que se pueda diseñar una política pública en materia de comunicación masiva de largo plazo, congruente y de beneficio para todos.
Los medios afectan las políticas públicas en una variedad de maneras. Pueden ser un factor importante en la creación de problemas que luego requieren soluciones de política pública. O, a través de la publicidad, pueden engendrar acción del gobierno que hubiese podido no producirse de otra manera. Alternativamente, al movilizar al público hostil o a las opiniones de los grupos de interés, pueden obligar a un alto en las políticas corrientes o proyectadas. (Graber, 1986:p. 303)
Evidentemente en gran parte de las naciones más o menos democráticas, la comunicación continúa anclada en las viejas formas de toma de decisiones que se fundamentan en la aplicación discrecional de la ley o en el presidencialismo, como fórmula que todo puede resolver, en los viejos corporativismos, inercias y demás prácticas de sistemas anquilosados y viciados en todos los órdenes.
Al nivel internacional, las naciones del tercer mundo solicitan controles a la diseminación mundial de noticias, sosteniendo que se ven inundadas de noticias a menudo inútiles y nocivas de los medios occidentales ricos y poderosos. Los controles son fuertemente resistidos por los Estados Unidos y otras naciones occidentales sobre la base de que esos controles entorpecerían el libre flujo de la información. El asunto se reduce a si la libertad de diseminar información se ha degenerado en una licencia que beneficia a los poderosos a expensas de los débiles. (Altheide, 1986:p.364)
Ante esta problemática tan característica de la “pos comunicación masiva”, surgen varias interrogantes que urgen respuestas ¿Cómo restituir el valor a todos los discursos y a todas las voces que pugnan por ponerse de manifiesto? ¿Cómo es que la actividad de los medios se identifica automáticamente con la actividad de la iniciativa privada, la libre empresa y las tendencias autónomas de los mercados y no se considera también patrimonio de aquellos que las producen y aquellos a los que sirven? ¿Por qué cada vez que el Estado pretende incurrir en la definición de una política cultural y de comunicación expresa, se le interpreta como censor, controlador o autoritario? “Porque en el discurso se ha hecho una separación entre los conceptos de ciudadano y de consumidor, olvidando que el ciudadano es un ciudadano integral, en lo político, en lo social, en lo económico y en lo cultural”. (Casas, 2005:p.136) Aunado a ello, la sociedad civil no parece muy interesada en cambiar el estado que guardan las cosas, no se decide a participar o todavía su participación es bastante tímida, digamos que poco audible o visible. Sin embargo, los grupos que surgen de manera organizada para suplir los vacíos informativos a través de las cada día más versátiles formas de comunicación, pese a tantas desventajas e inercias, prometen cambios sustanciales en esta era pos mediática.
BIBLIOGRAFÍA:
ALTHEIDE David. (1986), Control de los efectos de los medios, en El poder de los medios en la política. Doris A. Graber, (compiladora) Sec.6. Grupo Editorial Latinoamericano. Colección Temas. Argentina. Pp. 365,366.
ARENILLA Sáez Manuel, (1999), Las relaciones entre poder y territorio en la vertebración del Estado. Publicado en El Funcionamiento del Estado autónomico, Madrid, Ministerio de Administraciones Públicas. Pp. 1, 2, 16
ARTERTON Christopher, (1986) Las organizaciones de la campaña enfrentan el entorno de los medios, en El poder de los medios en la política. Doris A. Graber, (compiladora) Grupo Editorial Latinoamericano. Colección Temas. Argentina. P.191
CASAS María de la Luz, (2006), Políticas públicas de comunicación en América del Norte. Editorial Limusa, México. P. 117.
ELIZALDE Luciano, et al, (2006), La Comunicación Gubernamental: Problemas y Soluciones Estratégicas, en La Construcción del Consenso. Gestión de la comunicación gubernamental. La Crujía ediciones. Argentina. P.170
GRABER Doris, (2006) Guía de políticas públicas, en El poder de los medios en la política. Grupo Editorial Latinoamericano. Colección Temas. Argentina. P.303.
PERIÓDICO El Universal (18-04-2010) www.eluniversal.com.mx
PERIÓDICO La Jornada (03 Feb. 2009) www.lajornadajalisco.com.mx/
REVISTA Proceso (20-04-2010) www.proceso.com.mx/
martes, 8 de diciembre de 2009
El concepto de democracia: Democracia liberal y democracia participativa.
El presente comentario se enfoca en algunos conceptos que tratan el tema de la democracia, desde dos perspectivas que se tensionan entre sí: la primera de ellas considera que la democracia es un proceso de búsqueda de ordenamientos normativos, acuerdos o consensos, que protegen las libertades individuales en tanto estas se mantengan a distancia de la política y de los instrumentos de control; el estado o los gobiernos, o bien, según la otra perspectiva; dichas libertades han de estimular la participación ciudadana en las dinámicas que les representan políticamente.
Quizá la palabra democracia, a caso sea, uno de esos términos del lenguaje que más dificultades ofrecen para precisar su interpretación, al igual que sucede en su aplicación a la realidad, pues en tanto que para unos representa ideas o razonamientos sobre algo concreto, que puede ser ejercido como la mejor si no la única forma de establecer acuerdos, bajo los cuales es posible normar la vida comunitariamente, para otros, no es sino una falacia, una quimera donde se presume que tienen cabida la mayoría de los integrantes en un cuerpo social, en condiciones de equidad y relativa igualdad; es decir, se trata solamente de una idea fantasmal, algo engañoso e incierto, que además enmascara todo tipo de vilezas.
Lo que si es claro es que el ideal democrático ha evolucionado con las dinámicas sociales, con los avances científicos o tecnológicos y las implicaciones que éstos atraen en ámbitos como los medios de comunicación, el intercambio de mercancías o el movimiento de capitales. También la democracia es re pensada o innovada ante nuevas perspectivas sociales, en tanto suceden cambios en la cultura y con ello surgen diferentes fenómenos que se reflejan en formas de convivencia y movilidad social, entre otros.
Las democracias se han establecido en forma gradual llegándose con su implementación a distintos resultados. En algunos estados el ideal de democracia que tiene mayor aceptación, se encuentra más consolidado que en otros, tratándose de llevarse a la práctica en la mayor parte de las naciones, como eje que norma y articula los preceptos que hacen posible el desarrollo social. Habrá que preguntar qué se entiende por esta tipificación de desarrollo y como es que los modelos democráticos han servido o no, para posicionar más libremente al individuo frente al poder.
Si, como dice Francisco, 1 “Coordinar a dos personas no es tarea fácil. Hay que motivarlas y a veces poner en juego un sistema de sanciones creíbles. Hacer que dos personas interactúen y salgan bien preparadas y aun contentas de la experiencia tampoco es tarea fácil (…) Coordinar a tres personas puede ser ya un problema serio que reclame no pocas sutilezas de ingenio”.
La idea de democracia es tan antigua que la podemos encontrar desde los albores de la civilización occidental en la Grecia del siglo V, A.C., y, posiblemente desde mucho antes era ya objeto en el que se pensaba. Los antiguos se cuestionaban el ordenamiento bajo el cual vivían y al que se le atribuía una matriz de orden divino, que llegaba a encarnarse en las dinastías que lo representaban terrenalmente.
El término que inicialmente describe etimológicamente la democracia, mismo que utilizamos, es de origen griego y hace referencia al poder y al pueblo de manera conjunta.
G. Sartori en su texto ¿Qué es la democracia?, (2008) procura ofrecernos una definición que puede aceptarse como punto de partida en un ejercicio de análisis.
Para los griegos antiguos el término demos, que sirve como raíz epistemológica o literal, ya presentaba divergencias en cuanto a la forma en que era interpretado, pues para Aristóteles el demos expresaba a los pobres, la palabra remitía en modo variado al pletos, es decir, al plenum, entendido como el cuerpo entero de ciudadanos, al hoi polloi, los muchos, al hoi pliones, a los más o a la masa designada como ochlos.2 El autor señala que el hecho de explicarnos el significado literal del nombre, no ayuda a saber a qué realidad corresponde, ni de qué manera están constituidas y funcionan las democracias, pues media una gran distancia entre la palabra, lo que ésta expresa y el objeto que desea abarcar. “pero de ello no se concluye que el deber ser de la democracia sea la democracia y que el ideal democrático defina la realidad democrática”.3 La democracia requiere por tanto una definición prescriptiva en tanto es ideal, al tiempo que otra descriptiva que objetive lo real.
Sartori nos advierte que existe una gran equivocación al cambiar una prescripción por una verificación y que la frecuencia del error expone a las democracias a “mal entendidos” o trampas.
La democracia puede ser política, social, económica, según las formas lingüísticas y los significados a los que responde, en tanto que el término se refiere a una entidad política, que dota de sentido al Estado o al gobierno, entendido como la esencia o sustancia primordial de lo que expresa. Hoy hablamos de otras acepciones que amplían o complementan la noción de democracia, al hablar de democracia social, económica, participativa, liberal, republicana, etcétera. Existen, como vemos, varias subespecies.
1. de Francisco Andrés, (2007): Ciudadanía y democracia, p. 28
2. G. Sartori, (2008): ¿Qué es democracia?, p. 29
3. Ibid, p. 28
De acuerdo con lo que hemos revisado en cuanto al surgimiento y perfeccionamiento de la democracia, ésta puede ser considerada como parte del desarrollo del estado de derecho, toda vez que su propósito es defender al individuo de los abusos de poder, sin que se le coaccione y pueda así actuar libremente. Aquí encontramos dos conceptos que desde el punto de vista liberal son antitéticos: libertad y poder. Decimos liberal en tanto que su fórmula política sea la soberanía popular. N. Bobbio, (2000) El surgimiento del estado liberal “coincide con la terminación de los estados confesionales y la formación de los estados neutrales o agnósticos con respeto a las creencias religiosas de sus ciudadanos”.4 Esta etapa histórica significa además el final de la dominación de los vínculos feudales ante la exigencia de la libre disposición e intercambio de bienes, lo cual abre el paso a la sociedad mercantil burguesa.
Esta nueva forma de organización se contrapone a la idea que consideraba a los súbditos como menores de edad, por lo cual era necesario cuidar de ellos de la misma forma en que un padre cuida a sus hijos, es decir, el “Estado paternalista”, que fuera criticado por Kant, quien a su vez se preocupaba por la moral de los individuos ya que éstos en sus disputas “modelan sus virtudes”. Elogiaba la insociabilidad como un elemento del perfeccionamiento recíproco.
Por su parte Adam Smith, toma en cuenta los aspectos de la libertad económica, intereses materiales, que, “de acuerdo con el sistema de la ley natural, el soberano sólo tiene tres deberes: la defensa de la sociedad contra los enemigos externos, la protección del individuo contra las ofensas de otros individuos y el ver que las obras públicas no podrían ser efectuadas si fuesen confiadas a la ganancia privada”.5 Wilheim von Humboldt (1767/ 1835) escribe la síntesis más perfecta del ideal liberal del Estado en su trabajo: “Ideas para un ensayo de determinar los límites de la actividad del Estado” (1792). Menciona que el Estado no es un fin en sí mismo sino solamente un medio “para la formación del hombre”. De acuerdo con su postulado, los gobiernos persiguen la pasividad y el bienestar. “El hombre debe perseguir variedad y actividad”.6 La pasividad es concebida aquí como organicismo y entra en conflicto con la propuesta del antagonismo, entendido a su vez como la acción de opuestos para el crecimiento de los individuos, como sucede con el resto de las especies en su lucha por sobrevivir. Por ello Bobbio encuentra una liga en el pensamiento de Humboldt, Kant, Smith y Constant, al señalar que, de acuerdo con esta perspectiva, el liberalismo como teoría del Estado limitado, entra en oposición con el Estado de derecho, que plantea el Estado absoluto.
Desde el punto de vista europeo (Hegel, Maquiavelo) el Estado se vuelve una categoría política general, un criterio que sirve como interpretación de la historia.
4. N.Bobbio, (2000), p. 23
5. Ibid, p. 25
6. Ibid, p. 28
De acuerdo con esta síntesis, es posible destacar una democracia de los antiguos y otra de los modernos. El liberalismo es moderno y es clave también para la interpretación de la historia, al dejarnos ver el fin de una etapa y el comienzo de otra, donde las libertades conllevan el interés de sobreponerse al poder del Estado. Sin embargo, la democracia, como forma de gobierno, es antigua.
Rousseau, admirador de la democracia directa de los antiguos, argumentaba que la soberanía no puede ser representada, en cambio los constituyentes franceses propusieron la democracia representativa, sin que degenerase el principio del gobierno popular.7 La democracia representativa nace de la convicción de que los representantes elegidos por los ciudadanos, son capaces de juzgar mejor que los ciudadanos “cerrados en sus intereses particulares”. Por tanto esta forma de democracia “indirecta”, que separa a los representantes del representado es mejor. (Siéyes, 1748/1836)
La Constitución francesa de 1791, señala la prohibición del mandato imperativo correspondiente a los representantes nominados, al establecer que “la disolución del Estado estamental libera al individuo en su singularidad y autonomía”.8. De esta manera se dieron las reglas del juego como ideales para que la democracia fuera inspirada bajo la diferencia entre: la democracia formal y la democracia sustancial, o bien, la democracia como gobierno del pueblo o la democracia como gobierno para el pueblo.
De los dos postulados, el primero es el que se relaciona con la formación del Estado liberal. ¿Qué libertad, qué igualdad? Aquí nacen las vertientes de: Liberalismo e Igualitarismo como valores, en este caso antitéticos, en cuanto que no es posible realizar plenamente uno sin limitar fuertemente el otro. Dice Bobbio que una libertad liberal librelista, es inevitable que sea inigualitaria, de la forma en que una sociedad igualitaria por fuerza es liberal. Liberalismo e igualitarismo tienen concepciones históricas diferentes: La concepción individualista es, en sí misma, conflictiva, en tanto que la igualitaria es totalizante, armónica y monista. Para el liberal el fin principal es el desarrollo de la personalidad individual, aunque la riqueza, como expansión de la personalidad más rica, actúe en detrimento del desarrollo de la personalidad del más pobre y menos dotado.9. Para el igualitario el fin principal es el desarrollo de la comunidad en su conjunto, aunque disminuya la esfera de libertad de los individuos: es igualdad en tanto compatibilidad con la libertad ajena.
Esta forma de igualdad entraña dos principios fundamentales: a) igualdad ante la ley; b) igualdad de derechos.
El primero se encuentra en las constituciones francesas: 1791, 1793, 1795. Enseguida en el artículo I de la Carta de 1814 y en el artículo sexto de la Constitución Belga de 1830.
7. Ibid, p. 34
8. Ibid, p. 35
9. Ibid, p.41
Por su parte la enmienda XIV de la Constitución de EU, asegura a cada ciudadano “la protección equitativa” de la ley, cabe decir que con excepción de los esclavos en su mayoría negros. De acuerdo con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789, los hombres nacen y permanecen libres e iguales. La conclusión a la que llega Bobbio queda manifiesta en dos párrafos: a) que hoy el método democrático es necesario para salvaguardar los derechos fundamentales de la persona, los cuales son la base del Estado liberal y b) que la salvaguardia de estos derechos es necesaria para el estado de derecho.10
Ahora bien, el concepto “liberalismo”, tampoco ha sido entendido como una sola línea de pensamiento, que puede traducirse en sinónimo o condición sine cua non de la democracia, toda vez que para unos el peso de la democracia radica en la absoluta libertad del individuo, al cobrar mayor distancia posible del estado, para otros dicha libertad debiera estar condicionada a mantener el bienestar posible, no solamente para los individuos, sino a favor de los grupos. Es decir, la mayor libertad, por ejemplo económica o material de unos, puede contravenir o afectar los derechos de otros, llegar inclusive a dominarlos o hasta exterminarlos. En estos conceptos se fundamenta el liberalismo clásico, el que en principio aboga por toda facultad individual sin que se regulen o condicionen las acciones individuales, conforme a lo que pudiera imponer el stableshment o gobernment, como lo entienden los sajones. Estas posturas se consideran como herencia del liberalismo clásico y tanto Bobbio como Hayek se ubican en los extremos de la derecha y la izquierda liberal. Inclusive, de acuerdo con Bovero, (2002) se les puede representar como figuras emblemáticas de estos posicionamientos. Según Bobbio “el pensamiento liberal continúa renaciendo, incluso bajo formas que pueden impactar por su carácter regresivo y desde muchos puntos de vista ostentosamente reaccionario”. El liberalismo es progresivo, como lo ha señalado este autor, idea que se asemeja a una reflexión de Ralf Dahrendof, al ironizar sobre quienes discurren en la existencia de un nuevo liberalismo, toda vez que no hay en ello nada innovador políticamente.11 Las tesis que suscriben la compatibiidad entre liberalismo, y mercado son separables e incluso contradictorias, como lo son las tesis integristas de Hayek o Dahrendorf.
Bovero observa que las leyes del mercado permean cada esfera de la vida social, asignando a todo un precio, “tanto al cuerpo humano como al pensamiento”. Nos dice que el único principio compatible con la democracia que se fundamenta en la justicia social, es el de los derechos de la libertad individual.12
Siguiendo estas pautas, la democracia no puede dejar de significarse en las cuatro grandes libertades de los “modernos”: la libertad personal, la de opinión, la de reunión y la de asociación.
10. Ibid, p. 46
11. Bovero, p. 97
12. Ibid, p. 112
De acuerdo con Dahl, (1999) la democracia debe reunir varios criterios para que los miembros gobernados sean considerados políticamente iguales: Participación efectiva, es decir, que la totalidad de los puntos de vista de los participantes es incluida en la agenda. Igualdad del voto, esto es, cuando se llegue el momento de las votaciones todo miembro debe tener oportunidad de ejercer su voto. Comprensión ilustrada, que en esta propuesta significa “que todos los miembros deben tener la oportunidades iguales y efectivas para instruirse sobre las políticas alternativas y sus consecuencias posibles. 13 Control de la agenda que se traduce en la oportunidad “exclusiva” de decidir, si así lo eligen los ciudadanos, en los temas que se han de incorporar en la agenda. Inclusión de los adultos, esto es, la mayoría o la totalidad de los adultos deben tener los mismos derechos que el resto de los ciudadanos. De acuerdo con este autor, los preceptos mencionados sirven para varias cosas: evitar la tiranía, dotar a los ciudadanos de derechos esenciales, conceder libertad en general, dotar de autodeterminación y autonomía moral, ayudar a conseguir desarrollo humano, brindar protección a los intereses personales esenciales, y conceder igualdad política. Además, de acuerdo con Dahl, la democracia produce “búsqueda de la paz y prosperidad”. 14
Los planteamientos de este autor parecen a simple vista poco realistas, sobre todo ante lo que están viviendo las democracias, lo que llega a contradecir en buena medida sus argumentos, pues ni todos tienen las mismas posibilidades de participación, así como tampoco se encuentran incluidos los puntos de vista de la totalidad de gobernados en las decisiones. No son partícipes de la agenda pública. Dahl pone énfasis en el “éxito” de los gobiernos democráticos y prima el occidentalismo: “Esta extraordinaria cualidad de los gobiernos democráticos fue en gran medida impredecible o inesperada (…) De treinta y cuatro guerras internacionales entre 1945 y 1989, ninguna tuvo lugar en países democráticos. Aún más, tampoco ha habido apenas una expectativa o preparación para la guerra entre ellos”. 16
No se hacen la guerra, simplemente llevan el conflicto a otro lugar. Estados Unidos ha participado en las caídas de regímenes que bajo su óptica amenazan sus intereses y propugnó por la instalación de las dictaduras en América Latina. La estrategia consiste en infiltrar y coaccionar las democracias de países más débiles. Los organismos “internacionales” que controla, actúan como árbitros, siendo a la vez dueños de las agencias financieras que endeudan a las economías menos consolidadas. Les imponen condiciones que desfavorecen su desarrollo, con lo que dejarían de ser simples proveedores de insumos baratos y clientes consumidores de mercancías caras.
13. Robert Dahl, (1999). La democracia: una guía para los ciudadanos, p. 56
14. Ibid. “
15.Ibid, p.93
16, Ibid. P. 69
A los representantes de las democracias colaboracionistas con el libre mercado, Dahl les llama “ciudadanos y líderes democráticos que aprenden las artes del compromiso”.
Lo que no se puede regatear a sus propuestas es la necesidad de incorporar, en cualquier tipo de democracia, la escolarización cívica de los ciudadanos. Entrenarlos en conocimientos para que participen en la vida política de la sociedad. ¿Cuáles serían las instituciones básicas para promover los fines de la democracia, así como las condiciones económicas y de otro tipo, que favorezcan el desarrollo y mantenimiento de estas instituciones? Este sin duda es un tema que conlleva de antemano muchas interrogantes y grandes desafíos para la democracia liberal o liberalismo. La razón del fracaso se haya en los dogmas en que se sustenta la doctrina liberal, como es el libre mercado, donde encontramos siempre ganadores y perdedores. Domina una ética a modo de los que ponen las reglas del juego.
El actual proceso de mundialización capitalista tiene en el liberalismo económico su principal afluente ideológico, al proponer las privatizaciones de servicios, recortes de derechos sociales, así como la promoción de un comercio internacional libre de barreras proteccionistas. De esta forma los países ricos protegen a sus ricos. Francisco (2007) señala que la fe liberal se levanta sobre la base de dos dogmas fundamentalmente: autorregulación espontánea de los mercados y benevolencia de los equilibrios de los mercados. Ambas creencias han arrastrado consecuencias funestas, el mercado no es un factor de integración social. “Pues bien, el principal perdedor de este liberalismo económico, tan dócil y adaptable a las necesidades del capital internacional, no es otro que el ciudadano y, por ende, la solidaridad y la concordia internas de la comunidad política”.18 De acuerdo con esta perspectiva crítica hacia el liberalismo económico, se concluye que no existe el equilibrio general del mercado y si existiera la teoría del equilibrio no lo podría determinar unívocamente. Por lo que el primer dogma del liberalismo no se verifica. Si hubiera una mano invisible, que no la hay, el equilibrio no tendría que ser necesariamente un buen equilibrio, pues el criterio de eficiencia económica de la economía del bienestar es éticamente muy pobre y poco exigente. El segundo dogma del liberalismo tampoco se verifica. “Si los estados eficientes de equilibrio fueran éticamente deseables o buenos, que no lo son, serían estados irreales, que sólo existen en la pizarra del economista matemático pero no en el mundo real, lleno de costos de transacción y asimetrías informativas.19 De acuerdo con estas conclusiones de Francisco, “la influencia política e ideológica del liberalismo económico ha tenido y tiene consecuencias sociales perversas, en la medida en que “la ingeniería liberal fragmentaria” es opuesta al ideal de ciudadanía”.
18. de Francisco (2007) Ciudadanía y democracia. Un enfoque republicano. Libros de la Catarata. Madrid. Cap. 1, p. 51
19. Ibid, p.52
Pluralismo y democracia moderna.
Chantal Mouffe, (2003) hace un aporte significativo al hacer una propuesta de valorización de las diferencias, según la cual la pluralidad no debería tener límites. Esta politóloga de origen belga, pone un acento que revoluciona el pensamiento político y sociológico contemporáneo, junto con el argentino Ernesto Laclau, han sido considerados dentro de la corriente del pos marxismo. Su propuesta filosófica en materia política se orienta hacia la validez del disenso como posibilidad de que los ciudadanos escojan. Por tanto describe los consensos como inciertos y hasta peligrosos. Las diferencias, desde su visión, se construyen como relaciones de subordinación. Por tanto es imprescindible estudiar las relaciones de poder y poner en perspectiva cómo es que se instalan y articulan, en síntesis, propone reconocerlas.
“En vez de tratar de borrar las huellas del poder y la exclusión, la política democrática nos exige que las pongamos en primer plano, de modo que sean visibles y puedan adentrarse en el terreno de la disputa”21 . Esto es lo que ella entiende por política, un proceso sin fin que ha de continuar y propone que no es conveniente “desesperarse” ni buscar un destino final, un estado de consenso que deje satisfechos a todos, pues además de ser imposible, esta búsqueda tiende a eliminar lo político, a destruir la democracia. Para Mouffe, los conflictos, las confrontaciones, de ninguna manera son un signo de imperfección o amenazas, por el contrario, son los indicadores de que “la democracia está viva y se encuentra habitada por el pluralismo”.22 Se destaca en su argumentación que es necesaria la sospecha de “todo intento de imposición de un modelo unívoco de discusión democrática”. La posición es alejarse del racionalismo que pretende dominar la indeterminación a la que considera más bien como condición de la democracia. Nadie posee la razón absoluta y tampoco es necesario buscarla, por lo que, paradójicamente, la diferencia es la materia prima del tejido social.
“Desde que las ciencias naturales salieron con leyes que gobiernan el universo físico, los pensadores que se ocupan de de la sociedad humana se han lanzado a descubrir leyes generales que gobiernen el mundo social”.23
Esto es, a grandes rasgos, lo que significa este sinfín filosófico que aplica a la sociología política.
Aquí pongo un fin temporal a estas reflexiones que no tienen otro fin que seguir la búsqueda, sin pretender llegar a final alguno, solamente contribuir al pensamiento de lo social.
21.C. Mouffe (2003): La paradoja democrática, Gedisa. Madrid, p. 49
22. Ibid, p.50
23. A. Hirschman (2001): Retóricas de la intransigencia, FCE, México, p. 173
Bibliografía:
G. Sartori (2008): ¿Qué es la democracia?, Taurus, Madrid. Cap. 1
N. Bobbio (2000): Liberalismo y democracia, FCE, México. Cap. 4,8
M. Bovero (2002): Una gramática de la democracia, Trotta, Madrid, cap. 5
R. Dahl (1999): La democracia: una guía para los ciudadanos, cap. 4, 5, 6 y 7,.Taurus, Madrid.
A. de Francisco (2007): Ciudadanía y democracia. Un enfoque republicano, Libros de la Catarata, Madrid. Cap.1
C. Mouffe (2003): La paradoja democrática, Gedisa, Madrid. Pp 35-50.
A. Hirshman (2001): Retóricas de la intransigencia, FCE, México. Cap. 5
Quizá la palabra democracia, a caso sea, uno de esos términos del lenguaje que más dificultades ofrecen para precisar su interpretación, al igual que sucede en su aplicación a la realidad, pues en tanto que para unos representa ideas o razonamientos sobre algo concreto, que puede ser ejercido como la mejor si no la única forma de establecer acuerdos, bajo los cuales es posible normar la vida comunitariamente, para otros, no es sino una falacia, una quimera donde se presume que tienen cabida la mayoría de los integrantes en un cuerpo social, en condiciones de equidad y relativa igualdad; es decir, se trata solamente de una idea fantasmal, algo engañoso e incierto, que además enmascara todo tipo de vilezas.
Lo que si es claro es que el ideal democrático ha evolucionado con las dinámicas sociales, con los avances científicos o tecnológicos y las implicaciones que éstos atraen en ámbitos como los medios de comunicación, el intercambio de mercancías o el movimiento de capitales. También la democracia es re pensada o innovada ante nuevas perspectivas sociales, en tanto suceden cambios en la cultura y con ello surgen diferentes fenómenos que se reflejan en formas de convivencia y movilidad social, entre otros.
Las democracias se han establecido en forma gradual llegándose con su implementación a distintos resultados. En algunos estados el ideal de democracia que tiene mayor aceptación, se encuentra más consolidado que en otros, tratándose de llevarse a la práctica en la mayor parte de las naciones, como eje que norma y articula los preceptos que hacen posible el desarrollo social. Habrá que preguntar qué se entiende por esta tipificación de desarrollo y como es que los modelos democráticos han servido o no, para posicionar más libremente al individuo frente al poder.
Si, como dice Francisco, 1 “Coordinar a dos personas no es tarea fácil. Hay que motivarlas y a veces poner en juego un sistema de sanciones creíbles. Hacer que dos personas interactúen y salgan bien preparadas y aun contentas de la experiencia tampoco es tarea fácil (…) Coordinar a tres personas puede ser ya un problema serio que reclame no pocas sutilezas de ingenio”.
La idea de democracia es tan antigua que la podemos encontrar desde los albores de la civilización occidental en la Grecia del siglo V, A.C., y, posiblemente desde mucho antes era ya objeto en el que se pensaba. Los antiguos se cuestionaban el ordenamiento bajo el cual vivían y al que se le atribuía una matriz de orden divino, que llegaba a encarnarse en las dinastías que lo representaban terrenalmente.
El término que inicialmente describe etimológicamente la democracia, mismo que utilizamos, es de origen griego y hace referencia al poder y al pueblo de manera conjunta.
G. Sartori en su texto ¿Qué es la democracia?, (2008) procura ofrecernos una definición que puede aceptarse como punto de partida en un ejercicio de análisis.
Para los griegos antiguos el término demos, que sirve como raíz epistemológica o literal, ya presentaba divergencias en cuanto a la forma en que era interpretado, pues para Aristóteles el demos expresaba a los pobres, la palabra remitía en modo variado al pletos, es decir, al plenum, entendido como el cuerpo entero de ciudadanos, al hoi polloi, los muchos, al hoi pliones, a los más o a la masa designada como ochlos.2 El autor señala que el hecho de explicarnos el significado literal del nombre, no ayuda a saber a qué realidad corresponde, ni de qué manera están constituidas y funcionan las democracias, pues media una gran distancia entre la palabra, lo que ésta expresa y el objeto que desea abarcar. “pero de ello no se concluye que el deber ser de la democracia sea la democracia y que el ideal democrático defina la realidad democrática”.3 La democracia requiere por tanto una definición prescriptiva en tanto es ideal, al tiempo que otra descriptiva que objetive lo real.
Sartori nos advierte que existe una gran equivocación al cambiar una prescripción por una verificación y que la frecuencia del error expone a las democracias a “mal entendidos” o trampas.
La democracia puede ser política, social, económica, según las formas lingüísticas y los significados a los que responde, en tanto que el término se refiere a una entidad política, que dota de sentido al Estado o al gobierno, entendido como la esencia o sustancia primordial de lo que expresa. Hoy hablamos de otras acepciones que amplían o complementan la noción de democracia, al hablar de democracia social, económica, participativa, liberal, republicana, etcétera. Existen, como vemos, varias subespecies.
1. de Francisco Andrés, (2007): Ciudadanía y democracia, p. 28
2. G. Sartori, (2008): ¿Qué es democracia?, p. 29
3. Ibid, p. 28
De acuerdo con lo que hemos revisado en cuanto al surgimiento y perfeccionamiento de la democracia, ésta puede ser considerada como parte del desarrollo del estado de derecho, toda vez que su propósito es defender al individuo de los abusos de poder, sin que se le coaccione y pueda así actuar libremente. Aquí encontramos dos conceptos que desde el punto de vista liberal son antitéticos: libertad y poder. Decimos liberal en tanto que su fórmula política sea la soberanía popular. N. Bobbio, (2000) El surgimiento del estado liberal “coincide con la terminación de los estados confesionales y la formación de los estados neutrales o agnósticos con respeto a las creencias religiosas de sus ciudadanos”.4 Esta etapa histórica significa además el final de la dominación de los vínculos feudales ante la exigencia de la libre disposición e intercambio de bienes, lo cual abre el paso a la sociedad mercantil burguesa.
Esta nueva forma de organización se contrapone a la idea que consideraba a los súbditos como menores de edad, por lo cual era necesario cuidar de ellos de la misma forma en que un padre cuida a sus hijos, es decir, el “Estado paternalista”, que fuera criticado por Kant, quien a su vez se preocupaba por la moral de los individuos ya que éstos en sus disputas “modelan sus virtudes”. Elogiaba la insociabilidad como un elemento del perfeccionamiento recíproco.
Por su parte Adam Smith, toma en cuenta los aspectos de la libertad económica, intereses materiales, que, “de acuerdo con el sistema de la ley natural, el soberano sólo tiene tres deberes: la defensa de la sociedad contra los enemigos externos, la protección del individuo contra las ofensas de otros individuos y el ver que las obras públicas no podrían ser efectuadas si fuesen confiadas a la ganancia privada”.5 Wilheim von Humboldt (1767/ 1835) escribe la síntesis más perfecta del ideal liberal del Estado en su trabajo: “Ideas para un ensayo de determinar los límites de la actividad del Estado” (1792). Menciona que el Estado no es un fin en sí mismo sino solamente un medio “para la formación del hombre”. De acuerdo con su postulado, los gobiernos persiguen la pasividad y el bienestar. “El hombre debe perseguir variedad y actividad”.6 La pasividad es concebida aquí como organicismo y entra en conflicto con la propuesta del antagonismo, entendido a su vez como la acción de opuestos para el crecimiento de los individuos, como sucede con el resto de las especies en su lucha por sobrevivir. Por ello Bobbio encuentra una liga en el pensamiento de Humboldt, Kant, Smith y Constant, al señalar que, de acuerdo con esta perspectiva, el liberalismo como teoría del Estado limitado, entra en oposición con el Estado de derecho, que plantea el Estado absoluto.
Desde el punto de vista europeo (Hegel, Maquiavelo) el Estado se vuelve una categoría política general, un criterio que sirve como interpretación de la historia.
4. N.Bobbio, (2000), p. 23
5. Ibid, p. 25
6. Ibid, p. 28
De acuerdo con esta síntesis, es posible destacar una democracia de los antiguos y otra de los modernos. El liberalismo es moderno y es clave también para la interpretación de la historia, al dejarnos ver el fin de una etapa y el comienzo de otra, donde las libertades conllevan el interés de sobreponerse al poder del Estado. Sin embargo, la democracia, como forma de gobierno, es antigua.
Rousseau, admirador de la democracia directa de los antiguos, argumentaba que la soberanía no puede ser representada, en cambio los constituyentes franceses propusieron la democracia representativa, sin que degenerase el principio del gobierno popular.7 La democracia representativa nace de la convicción de que los representantes elegidos por los ciudadanos, son capaces de juzgar mejor que los ciudadanos “cerrados en sus intereses particulares”. Por tanto esta forma de democracia “indirecta”, que separa a los representantes del representado es mejor. (Siéyes, 1748/1836)
La Constitución francesa de 1791, señala la prohibición del mandato imperativo correspondiente a los representantes nominados, al establecer que “la disolución del Estado estamental libera al individuo en su singularidad y autonomía”.8. De esta manera se dieron las reglas del juego como ideales para que la democracia fuera inspirada bajo la diferencia entre: la democracia formal y la democracia sustancial, o bien, la democracia como gobierno del pueblo o la democracia como gobierno para el pueblo.
De los dos postulados, el primero es el que se relaciona con la formación del Estado liberal. ¿Qué libertad, qué igualdad? Aquí nacen las vertientes de: Liberalismo e Igualitarismo como valores, en este caso antitéticos, en cuanto que no es posible realizar plenamente uno sin limitar fuertemente el otro. Dice Bobbio que una libertad liberal librelista, es inevitable que sea inigualitaria, de la forma en que una sociedad igualitaria por fuerza es liberal. Liberalismo e igualitarismo tienen concepciones históricas diferentes: La concepción individualista es, en sí misma, conflictiva, en tanto que la igualitaria es totalizante, armónica y monista. Para el liberal el fin principal es el desarrollo de la personalidad individual, aunque la riqueza, como expansión de la personalidad más rica, actúe en detrimento del desarrollo de la personalidad del más pobre y menos dotado.9. Para el igualitario el fin principal es el desarrollo de la comunidad en su conjunto, aunque disminuya la esfera de libertad de los individuos: es igualdad en tanto compatibilidad con la libertad ajena.
Esta forma de igualdad entraña dos principios fundamentales: a) igualdad ante la ley; b) igualdad de derechos.
El primero se encuentra en las constituciones francesas: 1791, 1793, 1795. Enseguida en el artículo I de la Carta de 1814 y en el artículo sexto de la Constitución Belga de 1830.
7. Ibid, p. 34
8. Ibid, p. 35
9. Ibid, p.41
Por su parte la enmienda XIV de la Constitución de EU, asegura a cada ciudadano “la protección equitativa” de la ley, cabe decir que con excepción de los esclavos en su mayoría negros. De acuerdo con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789, los hombres nacen y permanecen libres e iguales. La conclusión a la que llega Bobbio queda manifiesta en dos párrafos: a) que hoy el método democrático es necesario para salvaguardar los derechos fundamentales de la persona, los cuales son la base del Estado liberal y b) que la salvaguardia de estos derechos es necesaria para el estado de derecho.10
Ahora bien, el concepto “liberalismo”, tampoco ha sido entendido como una sola línea de pensamiento, que puede traducirse en sinónimo o condición sine cua non de la democracia, toda vez que para unos el peso de la democracia radica en la absoluta libertad del individuo, al cobrar mayor distancia posible del estado, para otros dicha libertad debiera estar condicionada a mantener el bienestar posible, no solamente para los individuos, sino a favor de los grupos. Es decir, la mayor libertad, por ejemplo económica o material de unos, puede contravenir o afectar los derechos de otros, llegar inclusive a dominarlos o hasta exterminarlos. En estos conceptos se fundamenta el liberalismo clásico, el que en principio aboga por toda facultad individual sin que se regulen o condicionen las acciones individuales, conforme a lo que pudiera imponer el stableshment o gobernment, como lo entienden los sajones. Estas posturas se consideran como herencia del liberalismo clásico y tanto Bobbio como Hayek se ubican en los extremos de la derecha y la izquierda liberal. Inclusive, de acuerdo con Bovero, (2002) se les puede representar como figuras emblemáticas de estos posicionamientos. Según Bobbio “el pensamiento liberal continúa renaciendo, incluso bajo formas que pueden impactar por su carácter regresivo y desde muchos puntos de vista ostentosamente reaccionario”. El liberalismo es progresivo, como lo ha señalado este autor, idea que se asemeja a una reflexión de Ralf Dahrendof, al ironizar sobre quienes discurren en la existencia de un nuevo liberalismo, toda vez que no hay en ello nada innovador políticamente.11 Las tesis que suscriben la compatibiidad entre liberalismo, y mercado son separables e incluso contradictorias, como lo son las tesis integristas de Hayek o Dahrendorf.
Bovero observa que las leyes del mercado permean cada esfera de la vida social, asignando a todo un precio, “tanto al cuerpo humano como al pensamiento”. Nos dice que el único principio compatible con la democracia que se fundamenta en la justicia social, es el de los derechos de la libertad individual.12
Siguiendo estas pautas, la democracia no puede dejar de significarse en las cuatro grandes libertades de los “modernos”: la libertad personal, la de opinión, la de reunión y la de asociación.
10. Ibid, p. 46
11. Bovero, p. 97
12. Ibid, p. 112
De acuerdo con Dahl, (1999) la democracia debe reunir varios criterios para que los miembros gobernados sean considerados políticamente iguales: Participación efectiva, es decir, que la totalidad de los puntos de vista de los participantes es incluida en la agenda. Igualdad del voto, esto es, cuando se llegue el momento de las votaciones todo miembro debe tener oportunidad de ejercer su voto. Comprensión ilustrada, que en esta propuesta significa “que todos los miembros deben tener la oportunidades iguales y efectivas para instruirse sobre las políticas alternativas y sus consecuencias posibles. 13 Control de la agenda que se traduce en la oportunidad “exclusiva” de decidir, si así lo eligen los ciudadanos, en los temas que se han de incorporar en la agenda. Inclusión de los adultos, esto es, la mayoría o la totalidad de los adultos deben tener los mismos derechos que el resto de los ciudadanos. De acuerdo con este autor, los preceptos mencionados sirven para varias cosas: evitar la tiranía, dotar a los ciudadanos de derechos esenciales, conceder libertad en general, dotar de autodeterminación y autonomía moral, ayudar a conseguir desarrollo humano, brindar protección a los intereses personales esenciales, y conceder igualdad política. Además, de acuerdo con Dahl, la democracia produce “búsqueda de la paz y prosperidad”. 14
Los planteamientos de este autor parecen a simple vista poco realistas, sobre todo ante lo que están viviendo las democracias, lo que llega a contradecir en buena medida sus argumentos, pues ni todos tienen las mismas posibilidades de participación, así como tampoco se encuentran incluidos los puntos de vista de la totalidad de gobernados en las decisiones. No son partícipes de la agenda pública. Dahl pone énfasis en el “éxito” de los gobiernos democráticos y prima el occidentalismo: “Esta extraordinaria cualidad de los gobiernos democráticos fue en gran medida impredecible o inesperada (…) De treinta y cuatro guerras internacionales entre 1945 y 1989, ninguna tuvo lugar en países democráticos. Aún más, tampoco ha habido apenas una expectativa o preparación para la guerra entre ellos”. 16
No se hacen la guerra, simplemente llevan el conflicto a otro lugar. Estados Unidos ha participado en las caídas de regímenes que bajo su óptica amenazan sus intereses y propugnó por la instalación de las dictaduras en América Latina. La estrategia consiste en infiltrar y coaccionar las democracias de países más débiles. Los organismos “internacionales” que controla, actúan como árbitros, siendo a la vez dueños de las agencias financieras que endeudan a las economías menos consolidadas. Les imponen condiciones que desfavorecen su desarrollo, con lo que dejarían de ser simples proveedores de insumos baratos y clientes consumidores de mercancías caras.
13. Robert Dahl, (1999). La democracia: una guía para los ciudadanos, p. 56
14. Ibid. “
15.Ibid, p.93
16, Ibid. P. 69
A los representantes de las democracias colaboracionistas con el libre mercado, Dahl les llama “ciudadanos y líderes democráticos que aprenden las artes del compromiso”.
Lo que no se puede regatear a sus propuestas es la necesidad de incorporar, en cualquier tipo de democracia, la escolarización cívica de los ciudadanos. Entrenarlos en conocimientos para que participen en la vida política de la sociedad. ¿Cuáles serían las instituciones básicas para promover los fines de la democracia, así como las condiciones económicas y de otro tipo, que favorezcan el desarrollo y mantenimiento de estas instituciones? Este sin duda es un tema que conlleva de antemano muchas interrogantes y grandes desafíos para la democracia liberal o liberalismo. La razón del fracaso se haya en los dogmas en que se sustenta la doctrina liberal, como es el libre mercado, donde encontramos siempre ganadores y perdedores. Domina una ética a modo de los que ponen las reglas del juego.
El actual proceso de mundialización capitalista tiene en el liberalismo económico su principal afluente ideológico, al proponer las privatizaciones de servicios, recortes de derechos sociales, así como la promoción de un comercio internacional libre de barreras proteccionistas. De esta forma los países ricos protegen a sus ricos. Francisco (2007) señala que la fe liberal se levanta sobre la base de dos dogmas fundamentalmente: autorregulación espontánea de los mercados y benevolencia de los equilibrios de los mercados. Ambas creencias han arrastrado consecuencias funestas, el mercado no es un factor de integración social. “Pues bien, el principal perdedor de este liberalismo económico, tan dócil y adaptable a las necesidades del capital internacional, no es otro que el ciudadano y, por ende, la solidaridad y la concordia internas de la comunidad política”.18 De acuerdo con esta perspectiva crítica hacia el liberalismo económico, se concluye que no existe el equilibrio general del mercado y si existiera la teoría del equilibrio no lo podría determinar unívocamente. Por lo que el primer dogma del liberalismo no se verifica. Si hubiera una mano invisible, que no la hay, el equilibrio no tendría que ser necesariamente un buen equilibrio, pues el criterio de eficiencia económica de la economía del bienestar es éticamente muy pobre y poco exigente. El segundo dogma del liberalismo tampoco se verifica. “Si los estados eficientes de equilibrio fueran éticamente deseables o buenos, que no lo son, serían estados irreales, que sólo existen en la pizarra del economista matemático pero no en el mundo real, lleno de costos de transacción y asimetrías informativas.19 De acuerdo con estas conclusiones de Francisco, “la influencia política e ideológica del liberalismo económico ha tenido y tiene consecuencias sociales perversas, en la medida en que “la ingeniería liberal fragmentaria” es opuesta al ideal de ciudadanía”.
18. de Francisco (2007) Ciudadanía y democracia. Un enfoque republicano. Libros de la Catarata. Madrid. Cap. 1, p. 51
19. Ibid, p.52
Pluralismo y democracia moderna.
Chantal Mouffe, (2003) hace un aporte significativo al hacer una propuesta de valorización de las diferencias, según la cual la pluralidad no debería tener límites. Esta politóloga de origen belga, pone un acento que revoluciona el pensamiento político y sociológico contemporáneo, junto con el argentino Ernesto Laclau, han sido considerados dentro de la corriente del pos marxismo. Su propuesta filosófica en materia política se orienta hacia la validez del disenso como posibilidad de que los ciudadanos escojan. Por tanto describe los consensos como inciertos y hasta peligrosos. Las diferencias, desde su visión, se construyen como relaciones de subordinación. Por tanto es imprescindible estudiar las relaciones de poder y poner en perspectiva cómo es que se instalan y articulan, en síntesis, propone reconocerlas.
“En vez de tratar de borrar las huellas del poder y la exclusión, la política democrática nos exige que las pongamos en primer plano, de modo que sean visibles y puedan adentrarse en el terreno de la disputa”21 . Esto es lo que ella entiende por política, un proceso sin fin que ha de continuar y propone que no es conveniente “desesperarse” ni buscar un destino final, un estado de consenso que deje satisfechos a todos, pues además de ser imposible, esta búsqueda tiende a eliminar lo político, a destruir la democracia. Para Mouffe, los conflictos, las confrontaciones, de ninguna manera son un signo de imperfección o amenazas, por el contrario, son los indicadores de que “la democracia está viva y se encuentra habitada por el pluralismo”.22 Se destaca en su argumentación que es necesaria la sospecha de “todo intento de imposición de un modelo unívoco de discusión democrática”. La posición es alejarse del racionalismo que pretende dominar la indeterminación a la que considera más bien como condición de la democracia. Nadie posee la razón absoluta y tampoco es necesario buscarla, por lo que, paradójicamente, la diferencia es la materia prima del tejido social.
“Desde que las ciencias naturales salieron con leyes que gobiernan el universo físico, los pensadores que se ocupan de de la sociedad humana se han lanzado a descubrir leyes generales que gobiernen el mundo social”.23
Esto es, a grandes rasgos, lo que significa este sinfín filosófico que aplica a la sociología política.
Aquí pongo un fin temporal a estas reflexiones que no tienen otro fin que seguir la búsqueda, sin pretender llegar a final alguno, solamente contribuir al pensamiento de lo social.
21.C. Mouffe (2003): La paradoja democrática, Gedisa. Madrid, p. 49
22. Ibid, p.50
23. A. Hirschman (2001): Retóricas de la intransigencia, FCE, México, p. 173
Bibliografía:
G. Sartori (2008): ¿Qué es la democracia?, Taurus, Madrid. Cap. 1
N. Bobbio (2000): Liberalismo y democracia, FCE, México. Cap. 4,8
M. Bovero (2002): Una gramática de la democracia, Trotta, Madrid, cap. 5
R. Dahl (1999): La democracia: una guía para los ciudadanos, cap. 4, 5, 6 y 7,.Taurus, Madrid.
A. de Francisco (2007): Ciudadanía y democracia. Un enfoque republicano, Libros de la Catarata, Madrid. Cap.1
C. Mouffe (2003): La paradoja democrática, Gedisa, Madrid. Pp 35-50.
A. Hirshman (2001): Retóricas de la intransigencia, FCE, México. Cap. 5
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