Reflexiones en el marco del Bicentenario: cambio social y compromiso.
“… no somos ni indios ni europeos, sino una especie media entre los legítimos propietarios del país y los usurpadores españoles…” Bolívar
El año 2010 representa un amplio trasfondo sociohistórico y cultural para Latinoamérica, en tanto la significanción de esta fecha en que se cumplen doscientos años a partir del inicio de las gestas independentistas, da lugar a controversias de acuerdo a las distintas interpretaciones acerca de los acontecimientos más sobresalientes y su trascendencia en las naciones latinoamericanas. “El pasado , lejano y reciente, es un vasto cementerio de ideas muertas producidas por personas también muertas, ideas que fueron consideradas, en otros tiempos, convincentes, demostradas incluso evidentes y también importantes, admirables, movilizadoras”. (1)
Como ejemplo de ello tenemos pensadores o filósofos como Carlos Sigüenza y Gógora y Octavio Paz , entre otros intelectos que profundizaron sobre la identidad del mestizo.“Las ideas con las que trabaja el historiador de las ideas han sido consideradas como creíbles, bien fundadas, sólidas y, en el momento en que se las estudia, están devaluadas o en vías de estarlo” (2)
Los analistas de la memoria biográfica sobre mártires,héroes, junto con próceres, guerreros, ejércitos con sus caudillos al frente, al igual que toda una estela de constructores de naciones, objetivan sus nociones para las enseñanzas y aprendizajes colectivos. La carga de identidades que tiene cada nación.
El relato de todos los relatos es, por naturaleza humana, parcialmente imperfecto y, tratándose de Latinoamérica, existen puntos de vista que se oponen en tanto que unos confieren a la irrupción española un carácter benefactor están los otros que repudian el advenimiento europeo a estas tierras. García Canclini llama esta circunstancia “binarismo maniqueo”, (3) “un discurso denuncia la conquista y el avasallamiento; otro busca la restitución de los privilegios y el reconocimiento de los españoles”. (4)
¿Qué sucedió, qué celebramos?
Los datos sobre lo acaecido, si bien no totalmente recuperados o avalados por documentos o fuentes fidedignas, -además desde una perspectiva euro céntrica, de acuerdo con Wallerstein- (5) nos refieren del “descubrimiento” que hicieron ciertos individuos sobre nuevas tierras y gente que las habitaba, la cual mantenía formas de vida opuestamente distintas a las que incorporaban los “descubridores”. De ahí que se haya calificado a este suceso como un “choque de culturas”.
Sabemos, por los manuscritos y también a través de la tradición oral o pictórica de los Códices que afortunadamente se conservan, que la dominación de los advenedizos fue implacable y se prolongó durante unos trescientos años, en algunos caso quizá más, hasta que fueron sometidos los últimos clanes y todavía alcanzaron unos sobrevivientes a refugiarse ocultando sus existencias hasta mucho después, permaneciendo inclusive en nuestros días casi invisibles, habitando parajes poco explorados.
Es así como se conservaron intactas varias comunidades; con su lenguaje, ritos, usos y costumbres. Permanecieron sin ser alcanzadas por los fulgores de la cultura occidental que a la mayoría subyugó. Mas no todos los que lograron escapar conservaron su entera libertad, ni tampoco la dignidad de enseñorear sus lugares de origen y mucho menos aquellos otros a donde tuvieron que ir cuando no les quedó otra salida.
Por otra parte, ha sido evidente que muchos de ellos guardaron sus divisiones y conflictos entre sí, lo cual ha sido siempre favorable para el conquistador que se volvió colono y más tarde explotador, valiéndose muchas veces del exterminio étnico.
Precisamente esta característica de antagonismo entre algunos pueblos originarios, nos ayuda también a explicar por qué fueron vencidos hasta los llamados imperios que se formaron en épocas muy anteriores a la presencia hispánica. Esto se puede entender como una constante lucha por la hegemonía con la consecuente apropiación de territorios y sus recursos. Contiendas que no han sido solamente libradas por parte de los antiguos reinos o señoríos que nos antecedieron en estos lugares, sino que se mantienen hasta nuestros días en diferentes partes del mundo. Esa incomprendida dialéctica sobre la continúa lucha de contrarios.
Hace aproximadamente doscientos años, llegó la mayoría de edad para aquellos pueblos anteriormente sometidos, por lo que los pensamientos preclaros que tuvieron muchos individuos de la época, coincidieron en la idea de emanciparlos. Así es como se creó una especie de arco de fuego que se materializó, después de muchas batallas, en la expulsión allende el mar, de los colonizadores. Entonces las Américas fueron liberadas de las monarquías europeas, principalmente las españolas, que las explotaron durante unos trescientos años. Fugazmente se fueron aunque con la idea del retorno, por lo que nunca se retiraron del todo y el regreso no ha dejado de suceder.
De toda esta grilla de fragosos acontecimientos surgieron ideas que al paso del tiempo persisten como si fuesen grandes verdades, sin embargo no lo son en distinto sentido,puesto que se trata de creencias que conviene desmontar y retirar su parte de mito. Entre éstas llaman la tensión algunas, por ejemplo, creer que los conquistadores eran exclusivamente individuos de baja ralea, es decir, criminales prófugos, vagos y toda clase de sujetos que fueron despreciados en sus tierras de origen. Esto quizá pueda entenderse como una reacción que subyace y de pronto se manifiesta en los sentimientos criollos al ver que continúa la dominación de las minorías conformadas por blancos.
En realidad vinieron desde ex soldados hasta legos, frailes, gente que formó grupos de distinta condición, que si bien se ensañaron en cada oportunidad que tuvieron con los nativos, esto no obedecía a una naturaleza propia del estrato social de pertenencia sino a las formas de pensar y las costumbres que se tenían en la época. Al otro que era distinto, se le veía como ser inferior por no compartir la misma fe o religión, o por los rasgos culturales y raciales que no fueran idénticos o similares a los que ellos tenían, lo cual no los exculpa de las atrocidades cometidas en numerosas comunidades de las que fueron eliminados una parte considerable de sus habitantes.
Hubo inclusive viajeros peninsulares castizos que llegaron con todo y sus familias, asistidos por pajes, damas de compañía y la servidumbre, como fuera el caso de los virreyes, los llamados oidores de las primeras audiencias, legos e integrantes de cabildos civiles y eclesiásticos, así como también adelantados y funcionarios.
José Luis Martínez, autor de un libro espléndido que tituló “Pasajeros de Indias”, da cuenta de estos viajeros y sus destinos durante todo el siglo XVI. (6)
En su obra, nos habla de circunstancias que tuvieron como protagonistas a diferentes clases de individuos, algunos de los cuales trajeron sus patrimonios con la idea de invertir en las actividades propias de la época, tales como el establecimiento de comercios, así mismo para dedicarse a labores agropecuarias o mineras, entre otras industrias.
También se dijo y aún muchos lo consideran como verdadero, que los aborígenes eran, además de incultos, seres propensos a llevar una vida solazada, inclusive sedentaria con énfasis en el mínimo esfuerzo, sumamente primitivos y salvajes, por lo que cebaban sus instintos en otros más débiles. Les atribuían defectos como la excesiva flojera o la negligencia. Algunos los consideraban sujetos ladinos que no amaban el trabajo sino lo contrario: preferían robar y ocultarse. Además, tenían religiones que veneraban demonios siendo también propensos a cometer actos de “barbarie” o consumir sustancias en exceso, descuidando familias y deberes.
A grandes rasgos, éstos son más o menos los conceptos con los cuales se pensaba y se piensa, desde una visión pro occidentalista que no deja de ser discriminatoria.
Por si fuera poco, los nativos de la antigua América cuyas regiones tenían nombres como Hab yalá, Anáhuac, etc., fueron llamados “indios” o “indígenas”, por la confusión que tuvo Colón al pensar haber llegado a “Las Indias”, lugar hacia donde pretendió ir por otro rumbo hasta dar con el enorme continente que habitamos.
Sin embargo, esta clase de ideas tienen un contrapeso cada vez más importante que quizá aumente de tamaño a medida que muchos jóvenes latinoamericanos rompan con las barreras culturales creadas y reproducidas a base de clichés y estereotipos, a cual más de insuficientes para explicar los trasfondos y ventajas del sentido plural y diverso de las colectividades latinoamericanas.
En tanto los suejtos convivan en los espacios universitarios, en los citios de reunión de las grandes ciudades u otros lugares, se llevará a cabo un intercambio entre contextos socio culturales y étnicos representados en ellos. La convivencia implica un sostenido intercambio de aspectos culturales.
Ésta es una de las maneras de ponderar los aspectos cualitativos de los procesos sociales y avatares tecnológicos que tuvieron las culturas que nos antecedieron en estas latitudes, gracias a lo cual dominaron la arquitectura, una precisa y eficaz astronomía, entre otros aprendizajes cuyos niveles de adelanto causan admiración.
Fueron excelentes agricultores y perfeccionaron la herbolaria. Practicaron las matemáticas ya as aplicaron para sus construcciones ceremoniales y observatorios. Eran así mismo expertos en la fabricación de utensilios a base de transformar artísticamente materias primas como piedra, madera, fibras e inclusive algunos metales, sin necesidad de diseñar máquinas.
Además, desarrollaron cierto orden social u organización colectiva que fructificó en diversos grados de bienestar, donde el reparto del trabajo, así como la colaboración equitativa dentro de un sistema comunal. Conformaron las bases que les hicieron fuertes ante enemigos y vicisitudes de la naturaleza o de otra índole.
Hoy se les guarda respeto a estas culturas por sus destrezas, por su mitología que aún en nuestros días inspira a muchos a entender y asumir los códigos que consideran que pueden influir en acciones con un elevados nivel de conciencia, según esta forma de pensar y accionar.
Lo mismo se puede decir sobre la comunicación también representada artísticamente de acuerdo con las diversas tradiciones sobre aquello que se dirige hacia el entorno natural, el ethos y también el “cosmos”: la cosmogonía como riqueza intelectual y cultural.
Es igualmente encomiable el misticismo reverencial que tuvieron hacia sus antepasados u otros seres y cosas creadas en el mundo. De manera que en ningún sentido fueron atrasados o inadaptados, dado que las formas de vida practicadas, junto con aquello en lo cual creían y creen todavía los descendientes de estos pueblos autóctonos, puede dar la idea de un desarrollo cultural y social bajo normas sumamente éticas, al igual que formas de pensamiento altruista que en su mayoría se han perdido en el mundo occidental ahora globalizado.
De ahí que desvirtuar o atentar de cualquier forma contra esa enorme sabiduría antepasada, se considera un daño patrimonial irreversible, por el valor universal que representa. Es gratificante reconocerse en esa herencia a la vez que mantener el compromiso de preservarla con todo lo que de ella se lleva en los genes y en el imaginario.
¿Qué papel juegan ciertas ideas y discursos en la “historia concreta”? De acuerdo con Marc Angenot: “Las ideas y los discursos de ideas examinados por el historiador nunca son estudiados en tanto tales, fuera de su “rol”, y a menudo ese rol es muy posterior a su aparición.” (7)
Conmemorar entonces una fecha en la que se inician los movimientos libertadores de los pueblos prehispánicos y de sus descendientes, ya sean de raza pura o mestiza, significa algo que va mucho más allá de cualquier clase de posturas maniqueas o actos que se realizan con visiones políticas que no sobrepasan lo discusivo y apenas rozan lo cierto.
Se trata de evitar al máximo posible la desmemoria y todo lo que viene a desvirtuar los hechos consignados en los discursos sociales, que si bien no se cubre con ello ante los cánones de certeza de manera cabal o impecable, al menos contienen elementos que tal vez sean suficientes para tener otras formas de apreciar la importancia de lo acontecido a través de un bicentenario. Sacar a relucir, digámoslo así, lo que se dice de nosotros por nosotros mismos será más atrayente para los jóvenes que inician estudios. Que logren distinguir en lo que se dice que es la historia, aquello que los dominantes tratan de comunicar a otros. Esto porque “Las ideas que predominan en un momento dado son, a la vez, el producto de una larga historia y- esta perspectiva corrige el punto de vista genealógico- deben estar inscriptas en “contextos” sucesivos, en medios e instituciones que las adoptan, las adaptan y hacen algo con ellas”. (8) Al decir que sea importante conocer lo más posible sobre ello, no nos referimos a una simple remembranza que desahogue un poco de la culpa por estar al margen de lo qué sucedió. No se trata de un asunto de moral o erudición, sino de un compromiso reflexivo que encamine hacia la comprensión, lo más claramente posible, sobre aquello que se piensa que ha dado origen a quienes habitan hoy en día estas regiones, así como a sus rasgos que conforman ese caleidoscopio de la cultura y la identidad. Para quienes tienen raíces o han nacido en este suelo, saber o tener conocimientos sobre el devenir histórico, es apasionante. Entender quienes y por qué son pensados como latinoamericanos es indispensable.
1-2 ANGENOT Marc, “El discurso social, los límites de lo pensado y lo decible” Siglo XXI Editores, Argentina, 2010.
3 GARCÍA Canclini Néstor, “La globalización imaginada”, Paidós, Buenos Aires, 1999
4 CORONATO Adolfo, “¿Nosotros quiénes?”, Le Monde diplomatique, edición cono sur, mayo 2010.
5 WALLERSTEIN Inmanuel, “Universalismo europeo. El discurso del poder”. Madrid: Siglo XXI Editores, 2007.
6 MARTINEZ José Luis, “Pasajeros de Indias. Viajes Trasatlánticos en el siglo XVI”. Alianza Editorial, Madrid, 1983.
7-8 ANGENOT Marc, “El discurso social, los límites de lo pensado y lo decible” Siglo XXI Editores, Argentina, 2010.
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