sábado, 18 de abril de 2015

Un plan progresista para México

La situación de emergencia en que se encuentra México debiera ser analizada en profundidad y entendida en sus distintas dimensiones, para la búsqueda y puesta en práctica de una posible solución o salida de la crisis ya generalizada. Lo que se tiene suficientemente claro es que las políticas neoliberales han socavado, hasta niveles insostenibles, la viabilidad de la nación. Es impostergable por tanto, un rescate integral de la sociedad, de su estabilidad y estancamiento, basado en un plan de gran espectro y alcance, al corto, mediano y largo plazo. Además de una voluntad multiplicada y compartida por la gente de toda condición. Este plan ha de contemplar aspectos fundamentales que logren cimentar la nueva construcción del país, con una definida orientación de equilibrio y justicia social, bajo los siguientes parámetros o directrices: 1. Cancelar de forma definitiva las dinámicas neoliberales en todo orden. No más libre mercado con privilegios y concesiones sin control a empresas nacionales y trasnacionales. (Como exención de impuestos, aranceles, etc.) 2. Volver a revisar y en su caso modificar la Constitución con la finalidad de que permanezcan los bienes de la nación garantizados para utilidad e interés del pueblo, en lugar de ser propiedad de intereses capitalistas oligárquicos. Esta medida requiere aplicación a partir de un nuevo pacto social constituyente. 3. Restituir a la ciudadanía, bajo este mismo esquema, la riqueza del suelo, los recursos estratégicos, así como espacios de litoral y otros que han sido adjudicados a particulares, incluso extranjeros. 4. Suspensión inmediata del pago a la deuda externa en forma unilateral y definitiva. Sin que pese en el ánimo el temor de una invasión o embargos de parte de los acreedores. La deuda externa es el pretexto sustancial de la opresión y explotación de los pueblos y de esa manera debe ser considerada. No existe manera de probar la legitimidad de esta medida financiera a todas luces inmoral, obsoleta por su carácter colonialista y por demás injusta, hasta la criminalidad. 5. Cancelación de forma definitiva de las licencias o concesiones para los medios de comunicación otorgados a particulares. Es preciso inaugurar una era de la comunicación con objetivo social, plural, democrático, incluyente y popular. 6. Crear nuevos medios de comunicación con pertenecía y representación de los diferentes ámbitos sociales, esto es: Sindicatos, ONGs, instituciones de educación públicos y privados, agencias y compañías artísticas y promotores culturales, el Estado y accionistas. 7. Impulsar la economía mixta. 8. Ejercer un movimiento civil pacifista y progresista para respaldar dicho proyecto de reconstrucción país. 9. Llevar a cabo un plan conjunto de tareas colectivas para la recuperación de la sociedad y la calidad de vida de los mexicanos o extranjeros residentes o naturalizados en México. 10. Pactar un nuevo orden social que obedezca a los intereses populares, como principio rector, y contemple además una distribución equitativa de la riqueza y las oportunidades. 11. Retomar ideas y prácticas socialistas que han probado eficacia en países latinoamericanos. 12. Frenar de golpe el intervencionismo e injerencia norteamericana en los asuntos de la política interior y exterior del Estado mexicano. 13. Finiquitar la compra de armamento a Estados Unidos. 14. Desmilitarizacion del país. 15. Suspender en forma definitiva el TLC, con Estados Unidos y Canadá. 16. Pactar un acercamiento de cooperación solidaria y estratégica con los países que integran la ALBA. 17. Depurar las fuerzas armadas (ejército y policías del país). 18. Reconstruir el tejido social mediante iniciativas y acciones que estimulen la participación de la juventud. 19. Aplicar medidas antimonopólicas en todas las actividades industriales y mercantiles. 20. Controlar y limitar la inversión extranjera. 21. Recuperar y fortalecer la banca. 22. Exigir visa a los turistas o visitantes norteamericanos. 23. Confiscación de bienes nacionales o estatales que fueron adquiridos por particulares, a partir del ingreso y aplicación del neoliberalismo, principalmente instalaciones y equipo ferroviario, medios de comunicación, ingenios, siderúrgicas y transportes. 24. Crear una banca nacional para impulsar el desarrollo. 25. Conformación de asambleas de grupos y comunidades étnicas, con respeto a su autonomía de gobierno. 26. Impulso al desarrollo pecuario mediante créditos de bajo interés, asimismo implementar toda la asistencia técnica estatal posible, para recuperar la producción alimenticia en el campo. 27. Protección total al medio ambiente y los recursos naturales. 28. Cancelación de políticas de exclusión, que alimenten fobias racistas o de cualquier índole que atenten contra la diversidad cultural. 29. Protección irrestricta de los derechos de la mujer, inclusive el derecho al aborto en todas las legislaciones del país y principalmente en la Constitución política mexicana. 30. Protección absoluta a los derechos del niño. 31. Protección a las libertades políticas, religiosas o de cualquier especie, que no alteren el orden social. 32. Garantizar educación gratuita, servicios de salud y seguridad social, en todos los niveles, a la totalidad de la población. 33. Impulso y fortalecimiento a la democracia mediante una reforma política integral, que inhabilite a los partidos políticos, en tanto se conforma un nuevo orden de participación representativa eminentemente popular. (Cancelación temporal de los partidos políticos) 34. Instauración de procesos electorales libres, transparentes y participativos. 35. Desarticulación y erradicación de núcleos de fuerzas de facto que violentan leyes. 36. Incremento sustancial y amplio a la inversión directa en investigación y desarrollo tecnológico. 37. Expropiación de bienes y aplicación de procesos judiciales a quienes se enriquecieron ilícitamente por medio de cargos públicos, comenzando por los ex presidentes que gobernaron a partir de 1988. Lo mismo para funcionarios, militares y jefes policiacos que se les compruebe crímenes de lesa humanidad contra ciudadanos o contra los intereses de la nación. 38. Recomposición de la política exterior para que México sea nuevamente garante de derechos humanos y solidaridad con los pueblos históricamente oprimidos y explotados. 39. Expulsión definitiva de agentes del Pentágono, la CIA, la DEA o cualquier tentáculo oficial o extraoficial del gobierno norteamericano. Impedimento tácito y firme para que lleven a cabo operaciones en territorio nacional. 40. Readaptación de la economía con base a una moneda de plata. 41. Cancelación definitiva a las concesiones mineras de compañías extranjeras o nacionales que incumplan leyes laborales, ambientales u otras. Exigencia de pago de impuestos justos en base al nuevo marco constitucional. 42. Impulso racional y firme a la generación de energía limpia y renovable. 43. Ejecutar un plan de rescate con urgencia a los sectores más empobrecidos que suman casi la mitad de la población. 44. Revisión y control de la cultura que circula en forma popular y masiva, para erradicar discursos o mensajes atentatorios de la moral ciudadana. Prohibición para la producción y circulación de material que incite prácticas que degradan los valores de la sociedad. Esto debe ser cuidadosamente aplicado para no incurrir en prácticas inquisitoriales, sino simplemente depurar la cultura, sin incurrir en sesgos unilaterales religiosos o de cualquier índole. Esto equivale a elevar la mentalidad y la conciencia, con orientación hacia el respeto mutuo y a las diferencias, dentro de un marco legal y consensuado en cuanto a dichos valores que enarbola la sociedad. 45. Protección irrestricta de los derechos y libertades humanas. 46. Promoción de una cultura de la vida, del trabajo digno y de los deberes ciudadanos. 47. Control racional de la densidad poblacional, la reproductividad, la potestad familiar y patrimonial. Erogación de leyes demográficas y familiares, en base a análisis y cálculos socioeconómicos y culturales. 48. Diseño y aplicación de seguros para el desempleo y seguridad social, por edad para todos o por trabajo en el hogar que no fue remunerado para el caso de las mujeres adultas. Tal como se lleva a cabo en Argentina. 49. Becas alimenticias y de ayuda económica para todos los estudiantes del país que lo requieran. 50. Recuperación y fortalecimiento de la marina mercante y flota pesquera nacional. 51. Impulso a un plan alimenticio nacional basado en la producción marítima y pesquera. 52. Reconstrucción y fortalecimiento del sindicalismo. Colofón La reciente VII Cumbre de las Américas efectuada en la ciudad de Panamá, puso de relieve el nuevo estatus adquirido por naciones latinoamericanas como hacedoras de sus propios destinos. Algo muy distinto a lo que aconteció durante su histórico proceso. Esto quiere decir que han logrando ser autónomas de la política expansionista y explotadora que, de forma unilateral, les impuso Estados Unidos, apoyando regímenes y dictaduras abyectas y criminales a lo largo del continente. El mensaje es claro: el periodo de dominio de este país sobre sus vecinos ya es cosa del pasado. Con toda la firmeza y claridad que cabe en un discurso de menos de una hora, los presidentes de las naciones que integran la ALBA hablaron para ser entendidos por propios y extraños. Dijeron así que América Latina vive ya otra etapa en la que el imperio norteamericano no participa, a menos que lo haga dentro de un marco de respeto y acatamiento total hacia la independencia y soberanía de los Estados que conforman esta región del mundo. Prevalece un rechazo unánime hacia el intervencionismo norteamericano y el pretendido arbitraje que forzadamente y siempre, ha deseado implementar, sobre todo en base a medidas bélicas, violatorias de toda clase de derechos, como lo hizo en cada ocasión que se le presentó la oportunidad. Seguramente muchos sienten vergüenza de sus representantes, por tanta infamia e injusticia cometida durante casi dos siglos en el continente. Evidentemente esta superioridad moral que muestran los países pertenecientes a la ALBA e igualmente aquellos otros que aún sin formar parte de esta organización que, de manera firme, dignifica y fortalece a las naciones que la integran, mantienen sus democracias firmes, gracias al rumbo progresista que han elegido continuar, como Argentina o Brasil. Hay mucho más de democracia en el sur que en el norte. Es más inteligente la dirigencia política de las naciones independientes y libres, que el estilo capitalista que los gobiernos de Estados Unidos eligieron para desgracia de sus víctimas y de sus gobernados, igualmente sometidos al capricho y designio de los capitales; como México. En cambio el mísero oprobio llegó a su fin en los pueblos que se apartaron de la visión y objetivos estadounidenses. Son múltiples y diversas las circunstancias y coyunturas que permitieron encauzar esta nueva versión de nación latinoamericana puesta en práctica. Entre ellas se puede mencionar la emergencia de economías capaces de resolver los asuntos de supervivencia al margen del Consejo de Washington y las agencias del ominoso mundo financiero que estrangula a los débiles. China, por su parte también es causal importante de la debacle norteamericana con este notable crecimiento producto del tesón y la audacia de sus gobiernos durante las últimas décadas. El acercamiento a Latinoamérica que de forma contundente ha tenido la nación asiática, ha hecho que los norteamericanos reaccionen inusualmente, como la aproximación al gobierno cubano, aunque igualmente recurren a sus viejos esquemas tales como la guerra de baja intensidad, desde hace años instalada en México como una más para paliar efectos de su economía debilitada. (Vendieron al país más de mil trescientos millones de dólares en armamento en tan sólo un año, esto como cifras oficiales declaradas que por supuesto no incluyen la venta de armas a las organizaciones criminales que se realizan en forma soterrada) Asimismo, la presión financiera contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, es también parte de esa reacción desesperada. ¿Es este un momento idóneo para que México cambie rumbo y destino? El deterioro actual de la imagen de este país ante la comunidad de naciones es el más desfavorable de la historia. La desigualdad social profunda es tan elocuente como las prácticas y dinámicas de corrupción propias de un Estado que perdió aliento, soberanía y legitimidad, debido a políticas erráticas que han fracasado en casi todos los órdenes, por no decir que en la totalidad de su ámbito. El relator de la ONU que recientemente realizo una visita al territorio nacional, confirmó lo que tantas voces han pronunciado respecto a las prácticas inhumanas que son comunes por parte de los organismos oficiales, tales como tortura, desaparición forzada de personas, juicios sumarios y hasta fusilamientos por parte del ejército y con una total impunidad. El Estado de Derecho es letra muerta en México, debido a los continuos regímenes que pueden ser comparados con las atroces dictaduras que padecieron las naciones del continente a lo largo del Siglo XX. Los procesos electorales adolecen de vicios que los convierten en un obstáculo insuperable para la democracia, los comicios son manipulados por las fuerzas que en contubernio interactúan para que el control de la riqueza y los bienes que produce el país, queden bajo el poder de las elites económicas y políticas que las mantienen invariablemente de su lado. Esta situación ha elevado considerablemente las cifras de pobreza hasta niveles extremos, son más de cuarenta millones de mexicanos que la sufren, con lo cual los índices delictivos van igualmente a la alza, junto con otros indicadores que señalan el resquebrajamiento del país, que por cierto desde hace décadas mantiene una de las peores economías del continente. Caminar de la mano del vecino del norte ha traído consecuencias funestas. El neoliberalismo impuesto de formas por demás amañadas, como lo han sido los fraudes electorales que permitieron gobernar a presidentes incondicionalmente obedientes a los mandatos de Washington, han dejado una impronta desoladora en la que peligra no tan sólo la estabilidad para el necesario progreso, sino la propia seguridad personal de los ciudadanos ante una escalofriante escalada de la violencia criminal que ejecutan las organizaciones que crecieron y se multiplicaron al amparo de esta política: la llamada narco violencia, sus ramificaciones y modus operanti. No existe un sólo rubro en el cual se destaque alguna mejoría, todo ha sido retroceso en detrimento de la calidad de vida de los ciudadanos, a excepción, como dijimos, de minorías acaudaladas que de forma oportunista obtienen ventajas de este caos social. El anquilosamiento de las instituciones es por igual consecuencia del devastador neoliberalismo que defienden enérgicamente y con toda la fuerza posible los favorecidos. Impera la corrupción en prácticamente todas las esferas de la vida institucional e igualmente se ha degradado la sociedad ante esta lacerante realidad, donde las leyes y la justicia son aplicadas en forma discrecional. Conformamos una sociedad cada día más desequilibrada, desigual e injusta. Aportamos al mundo más gente empobrecida, sin preparación y enferma. Las tasas de mortalidad infantil, los desplazamientos masivos como producto de la violencia en territorios in gobernados, la desesperanza y la explotación, incluso de niños, confirman el equívoco de las directrices y de las políticas que conducen a la nación. Las protestas reprimidas son el pan de cada día en México. Ante la inconformidad de grupos civiles la respuesta del gobierno, de los sucesivos gobiernos, es, invariablemente, el uso de la fuerza. Ante la opinión pública crítica en el país y en el mundo, la respuesta gubernamental es demagógica, mediática o simplemente de absoluta indiferencia. La cerrazón e incapacidad gubernamental para hacer frente a la crisis, acude en cambio a una derrama económica bastante considerable en campañas mediáticas que pretenden crear imaginarios sobre una realidad distinta en la que muchos llegan a creer. México se pierde y lo podemos evitar.