lunes, 16 de noviembre de 2009

Serena memoria

I

( Barranca de Huentitán)

Hace tiempo que ya no alcanza la memoria
La grieta es:
Secreto
–Cicatriz del pleistoceno–
De un planeta poroso y vegetal
El aire y el torrente esculpen monolitos de cantera
Abren camino (pétreo) en sus entrañas
Agranda el precipicio sus gargantas
Donde va lejanamente como sierpe el río
Hace tanto que la grieta es tan grande
Profundamente acantilada
Grito de inmensidad en la tierra
Carcajada de rocas y caídas de agua

Más que una falla de colosal fractura
Un cataclismo inmóvil con sus selvas
Una vena ondulante que mira al cielo


II

La noche
Es una danza de minutos en lo oscuro
Una transpiración del día
Un velo para la vigilia
Es un relámpago de tinieblas

La noche, si estamos solos
Es algo que nos llama
Nuestra propia voz
Un vacío con nosotros dentro

Es una envoltura de silencio que habla
De lo que se vive y lo que no
Y también de lo esperado
La noche es centinela de lo que ama

Cuando tenemos a alguien más la noche
Ésta se vuelve un cristal del tiempo y brilla
En los ojos de quien mira nuestro rostro
Y nos alumbra
La noche es un laberinto diario
Que recorre la conciencia
Y se visitan los muertos para verles vivos
Es copal que arde para ellos
La noche es el papel donde palabras
Se turnan el espacio con la nada
Y quedan volando como alas
Que persiguen sueños

III

Negra
Todavía es hora en que echo de menos a mi gata negra
Y no es ayer que dejó el mundo de la casa
El maullido, su presencia
Ágil, como sombra en fuga
Están justo por donde volteo
Porque me parece ver de reojo
Que corre o vuela

La presiento viva y yo mismo la enterré junto al arrayán
Al pie del tronco para que descansara
Su esqueleto felino frío como la tierra
La extrañaron tanto los niños porque les jugaba
Al parejo de sus complicidades pueriles
Les daba tanta risa y tanto los perseguía
La gata, la buena negrura que ronroneó un día y otro
Con la camada de ella y la mía

No está mi corazón tranquilo con la ausencia
Porque se nos metió tanto a todos
Como los ratones que trajo a casa
Como su paz en la silla preferida
Un lánguido reposo que decía
Que la vida es tan parecida al sueño
Hay soledad sin ese apacible ser de ojos alborozados
Como luces de luciérnagas que se quedan fijas
Cuando ven pasar las horas
Dicen las abuelas y otras tías que los gatos sufren accidentes
O mueren por uno
Nos escudan de las cosas de mala leche
Así nos cuidan, dicen las abuelas y otras tías que así es

Si negra zafó la pena de un zarpazo feroz contra mí
O los míos
Sea mi alma agradecida por ese instante
En que no volvió a casa y quedó tendida
Si es verdad lo que dicen las consejas
La quiero más muerta que viva
Y, ¡vaya! que, viva entre nosotros la quisiera

Qué noble el animal, tan juguetona
Nos adivinaba y quería a su manera
Son tan simples junto al hombre
Dios les dio propio lugar en su morada
Aunque no estuviera más con vida a nuestro lado
Negra en su muerte va conmigo y me espera.

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