Piedra sobre piedra Paravachasca
Y en medio un río
Una construcción de jesuítico ingenio
Junto a otras con espejos de agua y moliendas pétreas
En círculos que rodaron sobre el grano
Cientos de años que volaron cual palomas
Paso del tiempo labrado en roca y en parvadas
Amores esculpidos en tardes luminosas
De paredes cómplices como las nubes que pasaron
Aire de Calamuchita baja al valle sombreado
De sauces, eucaliptos y olivos, el tapiz de pasto
El compartido mate entre las manos
Y el dulce ajetreo de los niños
Rezos abandonados al olvido
Calles que fueron de tierra
El viejo tren en su tumba de hierro
El adiós de los viajeros
Que ya no volvieron
Allí estaba la estación dormida
Ahora resucitada por los dibujos y graciosas notas musicales
Convertidos en cunas de arte sobre las duelas de madera
Siguen vivos sus aleros
Saludando al encendido carrusel de la memoria
Ay, Paravachasca, que te quiero
Llegué apenas ayer, y mira, mi deseo
Te entrego mi sosiego
A cambio de tu llave del misterio
Que te hace ser la novia de un sueño
Embriagador por tan sincero
Piedra sobre piedra acumulas la historia
Los recuerdos y la luna que guarda el Tajamar
Dormido mientras ella se contempla en él agradecida
Piedra sobre piedra Pravachasca
Y en medio un río
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