domingo, 22 de noviembre de 2009

Periodismo pobre y peligroso

El periodismo puede ser también bastante pobre en calidad y eso es dañino en todos los sentidos, pues ayuda a incrementar el clima de ajuste de cuentas que flota en el ambiente. Julio Hernández, periodista que se ha destacado por sus argumentos ironizados al utilizar un lenguaje de doble sentido, con ingenio que acompaña de verdades, ha caído lamentablemente en la trampa de utilizar su espacio en la Jornada para escribir, en su estilo, un ataque verbal en contra de la dirigencia de la Universidad de Guadalajara. “Mafias universitarias” fue el título de su columna (2009-11-20) aprovechando el ruido que había tras la muerte que por medio del suicidio se produjo el ex rector destituido Carlos Briceño. Con todo simplismo el periodista acusó a los directivos de la universidad y en especial a Raúl Padilla López, de mafiosos que hacen mal uso de los recursos universitarios, en tanto que utilizan el poder para sus propios fines, entre otras mentiras que sin fundamento alguno, vierte en su diatriba. El verdadero periodista investiga y se fundamenta en datos que pueda comprobar. Está obligado a demostrar que sus argumentos tienen sustento para que lo publicado tenga utilidad como información. Si, por el contrario, quiere hacer un favor a los amigos, en este caso menciona a Marco Levario, un personaje que estuvo muy cerca del grupo briseñista, a quien por cierto se le despidió de un cargo universitario precisamente por deshonesto, (este individuo recibía apoyos para financiar su revista Etcétera, desde que Briceño era Secretario general de la UdG) es bastante nocivo que utilice un medio de circulación nacional.
La opinión de Julio Hernández desde luego que no la comparte la comunidad universitaria que se compone de unos doscientos ochenta mil individuos, ni tampoco es la opinión pública de los jaliscienses. Es simplemente un descargo, tal vez por compromiso o quizá por flojera de escribir con veracidad, ya que requiere un mínimo de investigación y comprobación acerca de lo que piensa publicar.
Si la universidad fuera realmente un coto de mafias, como acusa sin razonamiento alguno el susodicho periodista, obviamente no estaría en el sitio donde se encuentra en todos los renglones académicos. Inclusive, podemos presumir que la Universidad de Guadalajara rebasa con mucho los estándares de otras universidades públicas del país y no tan sólo eso, sino que afortunadamente para la cultura y las artes, tiene para México la mejor feria internacional del libro que existe en el mundo, solamente superada por la da Frankfurt, que por cierto tiene una vocación distinta ya que su enfoque es principalmente hacia el mundo de los negocios de la industria editorial. Con todo y sus deficiencias, ya que es imposible no tenerlas en un espectro tan amplio, la universidad es más que otra cosa un motivo de orgullo para los jaliscienses y Julio Hernández lo pudiera comprobar si se desprende de su capital y viaja a la provincia de Jalisco a conocer los seis centros universitarios que operan en ele interior del estado, más los cinco centros temáticos en la zona metropolitana de Guadalajara, sin dejar de asomarse por el Museo de las Artes, donde se tiene una gran colección de obra pictórica. Para información de este periodista que se dejó influenciar o quizá es ya parte de su imaginario, los logros, el avance que ha tenido esta universidad, ha sido dirigido desde la perspectiva visionaria de la gente que acompaña a Padilla López. Ahí se encontrará con antiguos y modernos universitarios de diferentes capacidades profesionales.
Es penoso que alguien que es leído por tanta gente que tiene en la Jornada su diario favorito, haya escrito semejantes mentiras. En nada abona a la objetividad que es la esencia de esta noble profesión.

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