lunes, 23 de noviembre de 2009

México ya no resiste más

Andrés Manuel López Obrador es un mexicano inteligente y con principios morales que van más allá de una rectitud incuestionable: también es prudente y su apego a la ley, al orden, puede dar margen a que le ganen los tiempos y el país se acabe de romper. Con esto quiero decir que la desesperación de los millones de desempleados y hambrientos, los enfermos sin medicinas ni seguridad social, se abalancen y busquen por sus propios medios hacerse justicia. A ellos se sumarían los despojados de sus tierras por la artera modificación constitucional (Art. 27) que llevó acabo uno de los que comenzaron el destrozo de México; Carlos Salinas. Individuo políticamente pervertido, que evidentemente no conoce escrúpulos ni principios de ninguna clase y que conformara una camarilla que operó como un clan siniestro, llevándose al país a la ruina. Le siguió Ernesto Zedillo, el beneficiario del crimen de Colosio e igualmente incondicional de la política neoliberal impuesta desde Estados Unidos. Esta es la causa innegable de la catástrofe social y económica que padecemos: El modelo devastador y antidemocrático que enriquece más a los ricos. Implantado en nuestro país gracias a la cobarde y traidora postura de esos presidentes que condenará la historia. Después vino el desgraciado sexenio de Fox, cuya ignorancia estuvo aparejada del complejo que padecen históricamente tantos mexicanos: someterse y hasta sentirse parte de los gringos. No sería su enfermedad tan peligrosa si no dañara tantos destinos, como ha sido el caso de estos sujetos que arrastraron al país hasta rebajarlo al nivel del suelo: en lo económico, en lo moral, lo educativo, en casi todos los órdenes. Somos ejemplo de corrupción y atrasos. Vicente nos exhibió ante el mundo como torpes desparpajados igual que su persona. Pero también como sociedad inmutable ante los abusos del poder que permiten a sus gobernantes hacer fortunas en menos tiempo del que lleva hacer una escuela, un hospital o una biblioteca. Una vez más los mexicanos fuimos el pueblo que acepta ultrajes y saqueos autografiados por sus presidentes y sus familias. Hemos aceptado, inclusive por medio de los votos, que continúe el desastre social, el saqueo, la burla. Cual masoquistas adictos a la desgracia, muchos mexicanos creyeron e increíblemente siguen fieles a tipos como Felipe Calderón, que demuestran ser todo lo contrario a lo que un país requiere para salir adelante, como sucede en otras latitudes.
Por más que les ayuden los nefastos medios de comunicación convertidos en agencias de mentiras y autismo, estos individuos no sirven para nada más que para ser instrumentos de los caza fortunas, de las mafias de toda clase, desde narcos hasta los evasores de impuestos. Vivimos en el extra límite de la resistencia de una nación a punto de estallar, 2012 queda demasiado lejos como para llegar sanos, enteros, unidos y pacíficos. ¿Lo verá así López Obrador?

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