sábado, 2 de agosto de 2008

Saga universitaria

Saga universitaria: La lucha otra vez por el poder
(Primera parte)

A los hombres se les conoce por sus obras, máxime cuando hay un número considerable de espectadores.
Por si fuera poco el clima enrarecido, tan a tono con el temporal que estamos viviendo en este verano de acontecimientos, el enfrentamiento entre grupos de la UdG subió de nivel y quien atiza el fuego con la espada desenvainada en primera línea, es el rector Briseño Torres. Sus declaraciones perdieron todo sentido amistoso, se fue con todo contra Raúl Padilla y lo que se relacione. ¿Por qué?
Hipótesis.
A) Se trata de un plan preconcebido desde que ocupaba el cargo de secretario general y para ejecutarlo disimuló muy bien su lealtad al grupo que encabeza RP. De ser así debemos preguntar quién más está con él, aparte del vicerrector que hasta ahora se ha mostrado como gente leal a BT y los dos rectores visiblemente afines, entre otros académicos y funcionarios.
Si es un grupo formado exclusivamente al interior de la universidad o si la táctica mantiene ligas con intereses externos, como algunos políticos provenientes de la iniciativa privada que no han sido afines al grupo universidad, es algo que conviene tomar en cuenta. Esta lógica nos lleva a considerar la posibilidad de apoyos a otro nivel, debido a cierto añejo interés por desvanecer de la universidad los proyectos asociados a Raúl. El plan es acabar con este poder grupal que es determinante en una entidad clave en el contexto político nacional y no es idea exclusiva de Briseño. Puede estar el mismo gobierno federal detrás. Incluso por qué no pensar en el Yunque como posible actor de la trama, según huellas que ha dejado en algunos círculos que se manifiestan contra todo principio laico, liberal, popular o socialista.
B) BT tenía disposición para continuar en la hasta cierto punto tradición política de disciplinarse al liderazgo del hombre de mayor peso y encontró una coyuntura que le hizo cambiar de insignia. Probablemente alimentaron su ego, de por sí obeso y se le ofrece apoyo en forma de alianzas con tal de debilitar al político más reconocido y posicionado de las últimas décadas en el estado.
C) Quizá su carácter chocó con las formas que mantiene el grupo que hasta ahora conlleva el mayor control universitario y desde el inicio de su rectoría se percató de que no contaba con el apoyo de este sector mayoritario. Se le fue haciendo el vacío que menguaba el control sobre los grupos abiertamente afines a los ex rectores Padilla López. Ante ello reaccionó utilizando lo que piensa puede desacreditar gravemente a los que ahora considera enemigos, (por cierto disculpándose con la esposa de uno de ellos por ser su comadre) para tratar de sobrevivir o hundirse juntos. Esto refuerza la hipótesis A: si se deshacen entre sí los grupos universitarios los beneficiados serían los grupos que históricamente han permanecido fuera de la institución por razones ideológicas. Precisamente los que se han manifestado en discursos y acciones en contra de la educación popular y todo lo que representa. O sea, la derecha.
D) La manera de proceder de Briseño fue alentada por personas que se fueron distanciando de Raúl Padilla, al considerar que éste dejaba poco margen de maniobra o espacios, entre otras razones que provocaron resentimiento y/o rupturas. Pensaron que la percepción negativa hacia RPL entre universitarios de distintos rangos, atizada por algunos medios de comunicación, era una señal de que llegó el momento de atacar el ámbito favorable al universitario más influyente durante más de veinte años. Hicieron el cálculo que les favorecería según ellos para asestar los primeros golpes mediáticos y judiciales, conscientes de recibir apoyos internos y externos gracias a un discurso articulado con los recursos controlables en este campo: Los medios UdG y la sed sensacionalista que padecemos. El escarnio público como agenda que desafortunadamente manejan las empresas mediáticas, con escasas y honorables excepciones. Todo ello medido por quienes iniciaron la fisura: el rector y el vicerrector que aspira a suceder al primero. Recobran el ajado discurso que propone subordinar recursos a la urgencia de abrir preparatorias, como si fuesen sucursales de franquicias. En este tema se montó el rector y anunció quitar los recursos al Centro Cultural para destinarlos en otros rubros no especificados. Se fue con la corriente hostil a los planes de Padilla, para encontrar acomodo entre filas y voces adversas a su antiguo amigo.
Nos llevará un tiempo quizá saber con certeza qué motivó exactamente a BT para desconocer el liderazgo de Raúl Padilla, pero además envuelto en una actitud francamente hostil, con señalamientos directos que tienen toda la intención de romper afinidades de cualquier naturaleza.
Algo muy severo alimenta la iniciativa de BT y puede ser o no personal. Por ahora ya desplazaron en ruido los acontecimientos universitarios a cualquier otro acontecimiento y esto no es nada favorable más que para quienes desean ver destruirse a los hombres y sus obras que han destacado en la vida reciente de la Universidad de Guadalajara.
Es necesario conceder la parte de razón que corresponde a BT en cuanto a la problemática que representa un núcleo que maneja una gran influencia en las directrices y decisiones que se toman y asumen en la universidad, el cual compite con el ámbito de la rectoría y vicerrectoría juntas. Un liderazgo que no se controla totalmente para sí, inevitablemente será un foco incómodo. La capacidad de Raúl Padilla en crear áreas que se convierten en centros de gravedad al interior de la institución ya había sido probada desde antes de que fuera rector. Como director del Departamento de Intercambio Científico y Académico, DICSA, Raúl acaparó mucho mayor movimiento que se transformó en poder, que el rector entonces Enrique Alfaro. Literalmente éste fue eclipsado por el dinamismo y la visión de quien es ahora el coco de otro rector que se ve perdido en el espacio universitario y para salir dispara con lo que puede contra los que ve como opositores a su causa, que por cierto no ha sido bien explicitada en términos de seguir o no una trayectoria política ocupando cargos de elección popular. Dice que no tiene interés en ello pero hace todo lo contrario.

(Segunda parte)
Los actores.
De Carlos Briseño conozco mucho menos que de Raúl Padilla. Se sabe que militó en la izquierda con partidos como el PSUM y el PC, según han publicado algunas fuentes y de acuerdo también con la trayectoria más o menos ligada a esta ideología que según esto ha seguido el susodicho rector, hasta que ocupó puestos de importancia que le dejaron saborear las mieles del poder y del dinero. Estuvo con Trinidad Padilla en la planilla de la FEG cuando la presidió.
Años después, cuando Raúl Padilla ya había llevado a cabo gran parte de la Reforma Universitaria que creó la red de campus, se le asignó la rectoría del Centro de la Ciénega, en la región de donde es oriundo. Buscó por entonces también una diputación por el PRI, partido al que necesariamente se afilió.
Se le tuvo confianza por parte del grupo y del propio líder máximo universitario, colocándosele en la secretaría general durante el rectorado de Trino Padilla. Ignoro las razones que hicieron tomar esta decisión que seguramente tuvieron que ver con dotar a trino de una mano derecha fuerte para tener escudo y arma por si acaso los vaivenes de la relación con los gobernantes no fuera tan tersa. Sin embargo, resultó todo lo contrario en cuanto a este alfil que más bien se dedicó a agrandar su espacio político y obstaculizar hasta donde le era posible la tarea de Trino. Marcó una fuerte distancia desde el principio con el equipo del hermano de Raúl, para convertirse en el puente entre la administración central y el líder.
Además, creó una oficina de enlace que funcionaba como línea directa entre Gabriel Torres, su segundo de abordo, y algunos periodistas del ámbito local y otros de la ciudad de México. El bajo perfil de Jurado Parres al frente de la oficina de comunicación social facilitó la maniobra de Briseño y Gabriel Torres, quienes le retiraron de su despacho para instalar otra persona en su lugar. Desde entonces puso la mira en los medios de comunicación, tanto de la institución como los externos con quienes comenzó a tener una relación más estrecha. Caso concreto el de la amistad que cultivó hasta hoy con José Antonio Fernández de Canal 4.
Creció el área de comunicación, despareciendo lo que fuera la oficina de comunicación social, para sustituirla por una coordinación de medios que aumentó el personal en más de cien por ciento. Esto en acuerdo con Raúl Padilla, quien muestra igualmente especial atención sobre los medios de comunicación, sobre todo en la parte correspondiente a la promoción de los proyectos culturales que dirige.
BT tomó para su proyecto político el plan de estudios de la carrera de periodismo, obviamente con algunas modificaciones, elaborado por el equipo de trabajo que coordinó el maestro y periodista Arturo Noriega. Instauró dicha licenciatura en el Centro Universitario de la Ciénega para tener más relación con periodistas y medios de comunicación. Ahora ya se abrió la misma licenciatura en el Centro Universitario del Sur, controlado por Gabriel Torres. Saben, ambos (Gabriel y Carlos) que los medios de comunicación son imprescindibles para cualquier proyecto o empresa.
La diplomacia y prudencia de Trino prevalecieron siempre por encima del la rudeza y deslealtad de este personaje que sabe tejer telarañas políticas.
“Este si es político” me dijo tía Abi, la mamá de Raúl y de Trino Padilla, hace alrededor de un año, “pero no se le ve muy leal” añadí yo. Esto durante una conversación que tuvimos en su casa. La visité para platicar sobre libros principalmente, como lo habíamos hecho durante casi cuarenta años cuando teníamos oportunidad. Escritora, políglota, traductora autodidacta, experta en filosofía e historia, mujer dulce y profundamente culta. Ella se daba cuenta de lo que sucedía en la universidad que sus hijos ayudaron a transformar de acuerdo con el ejemplo de un gran padre, político de la vieja escuela, íntegro y sumamente inteligente.
El licenciado Raúl Padilla Gutiérrez, tuvo una vida digna de recogerse en una biografía porque caminó junto a personajes que marcaron su tiempo como el presidente Adolfo López Mateos. Presidió el PRI local y fue diputado federal, además de haber sido de los fundadores del FESO en su época estudiantil. Participó en más de un movimiento político por lo que inclusive tuvo que ocultarse durante algún tiempo.
Se puede decir que Raúl Padilla López vive la política desde niño. Convivía con su padre y con los amigos de éste que constantemente le visitaban para tratarle infinidad de asuntos, la mayoría de ellos peticiones. Su fama de buen amigo era grande, sobre todo tenía sensibilidad con la gente pobre, como buen político de la vieja usanza. Mi padre me habló siempre de él como lo hace un amigo. Estaba agradecido con él porque al igual que a muchos le ayudó en algo decisivo en su profesión. Sabía de sus errores y me los comentaba en un nivel de comprensión humana, sin juicios porque no corresponde hacerlos, si no reflexivamente, con respeto y afecto. El poder cambia la actitud de quienes lo alcanzan a tener. No siempre estamos psíquicamente aptos para ejercerlo porque es transformador, irresistible y desconocido. Nos puede encantar y ayudar para realizar nuestra existencia más cómodamente, sin embargo, en ocasiones también opera en nuestra contra. Las cosas que se tienen al alcance pueden y de hecho así ha sucedido muchas veces, perder al más sobrio e inteligente de los hombres. Mi papá le tuvo un gran aprecio al papá de mis amigos y lamentó mucho su partida.
En edad adolescente Raúl enfrentó la muerte de su padre y al mismo tiempo tuvo que resolver la situación económica familiar que no estaba a flote. Ni siquiera contaban con casa propia. Había una sociedad para pasteurizar jugos de naranja, como negocio incipiente que recién había comenzado don Raúl y otro señor cuyo nombre se me escapa y quien por cierto al final se quedó con todo. Acompañábamos a Raúl a repartir los jugos a bordo de una camioneta guayín Peugeot de principios de los sesenta.
Su intuición lo llevó a buscar a Carlos Ramírez Ladewig, el líder entonces de los universitarios quien de inmediato lo acomodó en una prefectura. Además lo instó a ingresar a la FEG y continuar sus estudios en la preparatoria nocturna de donde terminó siendo profesor.
Lo demás fue un ascenso vertiginoso, no exento de conflictos como un sorpresivo allanamiento de fuerzas armadas en su domicilio. Por fortuna no se encontraba Raúl esa noche que celebraba su cumpleaños y que fuera sacada a punta de fusil su mamá que en ese momento descansaba en su recámara. Estaba en auge la dictadura del PRI y Raúl militaba en el socialismo estudiantil como dirigente de la máxima organización de esa naturaleza en Guadalajara. Después se convirtió en líder nacional.
Para mi es un misterio cómo se da su tiempo en medio de tanta actividad para cultivar el intelecto. De que tiene muchísimas lecturas no hay duda. Es licenciado en filosofía y sin ostentar posgrado alguno, se puede decir que está empapado de conocimientos que le son indispensables desde la concepción de los proyectos que con tanto éxito ha emprendido.
Es más bien osco. Impone respeto por ser tan serio, sin llegar a mal gesto ni mucho menos. No me compete ni es la intención de este análisis hacer una descripción de la personalidad de Raúl Padilla. Tampoco sería objetiva por el gran aprecio que le tengo más que a él mismo a su familia, principalmente a su madre a quien llamo tía Abi, porque desde niño se ganó mi cariño y admiración, lo mismo que Trino quien es de mi edad y hemos compartido muchas historias a través de la vida. No pocas veces hablamos de que fuera yo una especie de hijo putativo porque se puede decir que era como alguien de la familia. A don Raúl lo recuerdo más distante aunque me tocó convivir con él en muchas ocasiones por cuestión de paseos familiares, incluso hasta en el DF cuando la familia se trasladó allá para estar más cerca de su papá quien trabajaba a comienzos de los años setenta como oficial mayor de la Secretaría de Salubridad y Asistencia.
Al principio se me hacía muy raro que alguien educado en colegios maristas, perteneciente a una familia de clase media acomodada, con modales de joven que se desenvuelve con finura, pudiera codearse con pseudo estudiantes con aspecto de pandilleros, sumamente violentos y propensos al alcohol y los desmanes. La mayoría de ellos llevaban armas.
Su rostro más bien fino era motivo de bromas entre los camaradas, la mayoría de ellos bastante experimentados en pleitos callejeros y balaceras. Por supuesto que había también intelectuales, pero éstos no figuraban a la hora en que se subían precipitadamente a los autos que se iban en fila a toda velocidad. Raúl les frecuentaba en otra parte y seguramente de allí abrevó ideas que le formaron ideológica e intelectualmente para complementar la enseñanza familiar. Nacho Arriola, fue uno de sus amigos de aquélla época en la que ni se imaginaba quizá que llegaría a departir con premios nóbel de literatura y personajes del más alto nivel, como hombres de Estado y artistas de todas las disciplinas.
Antes del rectorado la Fil
Antes de iniciar su periodo como rector cuando apenas rebasaba los treinta años, Padilla concibió una idea que a la postre se convirtió en uno de los eventos culturales más sobresalientes del mundo. La Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
La versión que tengo de cómo nace este proyecto es la siguiente: a mediados de los años ochenta, Raúl impulsó una oficina en la ciudad de México para hacer trabajo de distribución de libros, entre otras actividades ligadas a sus tareas de intercambio científico y académico. Por ese entonces operaba la distribuidora universitaria Onofre Sánches, quien a su vez presentó a Raúl con Miguel Bolívar Zapata. Bolívar había sido el director de la Feria del Libro en el Palacio de Minería por cuatro ocasiones y al parecer ya había dejado el cargo. Cenaron juntos y pensaron en una feria semejante, es decir, con carácter nacional, sin embargo Padilla desde ese momento vislumbró la internacionalización del proyecto y se dio a la tarea de consultar y buscar la forma de llevar a cabo la idea.
Se me contrató como vendedor de stands con el nombramiento de "responsable de ventas” y me trasladé a la ciudad de México para emprender una tarea ardua pero bastante compensadora. Visité cientos de casas editoriales para hablar con los directivos comerciales sobre las bondades de nuestro proyecto. No creían en el DF que los tapatíos tuvieran capacidad de convocatoria para una feria de libros de semejante naturaleza. Una vez más imperaba la visión centralista y las cosas se pusieron cuesta arriba. Tuve que pedir que me autorizaran diferir los pagos de los stands, porque estaban muy escépticos los clientes. Recuerdo especialmente a un sujeto de origen español que estaba a cargo de una empresa llamada Red Editorial Iberoamericana. Cuando pasé a su oficina me mostró chocante la invitación en el cesto de la basura. Dijo que no asistiría a una feria provinciana que para nada prometía crecer. No recuerdo si le vendí finalmente o no, pero le callamos la boca muy aprisa.
La Fil ha sido un gran éxito desde que abrió sus puertas por primera vez hace más de veinte años. Tampoco han faltado exabruptos como la híper seguridad que implantó Salinas cuando se acercó por ahí a inaugurar o los guardias especiales de Salman Rushdie. Nadie va a olvidar las interpelaciones a Calderón, repudiado por un auditorio repleto de señoras que lo increpaban llamándole espurio. Multitudes, prisas, glamour, grilla, espectáculo y cientos de miles de libros acompañados muchas veces de sus autores. Eso es la feria. Por cierto en su primera o segunda edición allá por 1987-88, se le ofreció un homenaje a Juan José Arreola, a quien se le vio departir con los colegas en esa y otras ediciones. La lista de personalidades que han dado vida a la feria de libros junto con los públicos es enorme.
La rectoría, la diputación y otros proyectos.
Raúl Padilla se hizo rector y dio lugar a la reforma universitaria que ha marcado una etapa en la universidad y en la historia de Jalisco. Se crearon los centros universitarios regionales y se dotó de tecnología de sistemas a través del CENCAR. Entramos a la era digital al tiempo en que se hizo una universidad realmente estatal, desconcentrada del área metropolitana. Esa fue una gran idea que cambió la vida de miles de estudiantes y sus familias.
Raúl en la política partidista obtuvo una diputación federal por el PRD. Su desempeño dio varios dolores de cabeza a más de un diputado del PAN y no se diga al gober llamado Bebeto, por su férrea defensa de asuntos como impedir el famoso crédito japonés para la construcción de una presa. Desde la rectoría gestionó a favor del bosque de la Primavera y mucho tuvo que ver con la creación de la zona protegida y el retiro de la CFE, que ya depredaba el bosque con sus instalaciones geotérmicas. Es muy recordado el maquillaje que hicieron los técnicos derramando pintura verde sobre una ladera para que los funcionarios a la hora de volar en el helicóptero advirtieran algo vegetal. Una burda maniobra de tantas que experimentadamente realizan los gobernantes y funcionarios. Ha peleado por los Colomos y por las comunidades nahoas de la Sierra de Manantlán. A él se debe la fundación de la Unidad de apoyo a comunidades indígenas que opera en la universidad y en módulos de los hospitales civiles para dar ayuda a las personas que pertenecen a alguna etnia.
Su afición por la cultura en sus distintas manifestaciones artísticas, lo llevó a crear el festival de cine y la cátedra Julio Cortázar. Ambas iniciativas posicionadas internacionalmente nos han dejado más de un día inolvidable junto a personajes de la farándula cinematográfica o bien, al aprender en los seminarios de individuos de la talla de Noam Chomski o Walerstein, entre muchos más.
Raúl le ha dado un dimensión de amplio espectro al horizonte universitario, sin embargo, un par de proyectos no han sido tan exitosos. El auditorio Telmex y el festival Zapopún. Algo tenía que fallar porque somos perfectibles. Hasta al mejor pastelero se le quema un bollo.
Desde que supe de su idea al inicio del rectorado de Trino, no me pareció ésta tan acertada como otras probadamente exitosas. Algo no me cuadraba y ese algo tenía que ver con la zona elegida y la alta concentración de espacios, en lugar de repartir presupuesto cultural en la red. Quizá un teatro de la ópera en Puerto Vallarta hubiera sido más atractivo incluso para inversionistas. Un centro rulfiano y biblioteca Juan José Arreola en Ciudad Guzmán y museos temáticos en los Altos. Así se lo hice saber a Trino porque intuí desde el principio grandes problemas presupuestales y dificultades para vender y sostener el proyecto, como efectivamente ha sucedido. Gran parte del conflicto que hemos visto tiene origen en ello.
No le agrada que le lleven la contra. Así se convierten los hombres de poder. Este rasgo de su personalidad es el que menos gusta entre quienes tienen trato con el líder. Corre la voz de que muchos han caído de su afecto por refutarle o discrepar en cuanto a proyectos.

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