¿Qué va a suceder en la universidad?
La renuncia de Carlos Jorge Briseño Torres no se debe descartar. Ante un escenario tan adverso en cuanto a simpatías en los interiores universitarios, con semejante mega regañada en sendos desplegados públicos por parte de la plana mayor de rectores y el recientemente formado Consejo de Análisis Social en el seno del CUSH, el rector quedó exhibido ante la opinión pública como alguien que anhela ser el número uno y hace lo que sea por conseguirlo, incluso saltarse las reglas.
Se le acusó de protagonismo político, sin embargo el cargo puede aplicarse a varias camadas de universitarios que hacen política partidista y que por supuesto ha sido la universidad su pista de despegue.
Tengo la percepción de que la parte delgada del hilo que se rompió es la que registra algunas expresiones donde el rector deja entrever su intensión de acabar con una etapa, como dando a entender que su período marcaba una línea que le separaba de lo que había sucedido durante tres sexenios en la universidad. Se acababa el padillato con su característica unipersonal de decisión y control de los designios universitarios. Lo que no contó Briseño fue que no obstante la no muy favorable reputación que ha ganado Raúl entre gente que no comparte la idea de que sea saludable para una institución el hecho de que una sola persona acumule y prolongue temporalmente tanto poder de decisión, Padilla mantiene la confianza de los cuerpos universitarios. Los líderes de los distintos grupos prefieren continuar unidos a quien por más de veinte años ha estado al frente de la universidad sin parecerlo. Su capacidad de acción inspira como para adherirse a sus ideas y proyectos. Toma tan en serio las cosas que las concretiza. Da cabal seguridad su personalidad extremadamente prudente y calculadora. Además ha sabido ayudar a muchos que le han solicitado apoyo, como a un padrino. Tiene mucho más adeptos que críticos según lo que vemos en la respuesta de los universitarios que no toleran las palabras y los hechos de Briseño.
En la sociedad tapatía corre la especie de que Raúl Padilla es el hombre más rico del estado. Tan dada la gente a medir con el dinero a los demás, esto les suena a glamoroso rumor que le pone otro acento al polémico líder. No tan sólo es influyente si no que además posee fortuna. Vaya elemento que puede ir a favor o en contra, dependiendo de los sectores. Para el mundillo de los negocios locales, la élite de aquí, el tener dinero es símbolo de prestigio, independientemente de su procedencia. Los luchadores sociales auténticos, que por cierto los hay en número importante en Jalisco, consideran inmoral que alguien que utilizó discursos de la izquierda ahora se de el lujo de poseer capital en sumas considerables. Se le achaca la posesión de universidades y centros de copiado, entre otros negocios. Lo cierto es que nadie ha demostrado algo irregular en las operaciones que ha realizado. Al contario, quienes han colaborado con él saben de su intolerancia ante manejos turbios.
No puedo imaginar un Carlos Briseño sumiso y entregado a la causa de quien ha sido acusado por él mismo como un poder detrás del trono. Fue tan contundente en sus declaraciones ante los medios, que se pensó que el cisma provocado traería malas consecuencias para el tradicionalmente conocido grupo UdG. Algunos vieron y cantaron la caída estrepitosa del hermano mayor de los Padilla. Se equivocaron rotundamente. Él está en buena forma, tan es así que sin siquiera aparecer propinó semejante tunda a quien osó desconocerlo y desafiarlo. No dijo nada, no se dejó entrevistar, simplemente alguien en su lugar movió los hilos y botones necesarios para aplacar a un desaforado Briseño que se le cuecen las habas por verse sentado en un trono durable, seguro y en absoluto compartido.
Presenciamos una batalla de desplegados que afortunadamente no pasó de ahí. Lo que sigue tendrá relación con dos factores: Primero, las ganas que conserve BT para continuar en el mejor cargo que ha conseguido en su vida, tendrán que acompañarse de un comportamiento obediente y cordial para con quienes le acompañan en su aventura y representan fuerzas al interior de la universidad, llámense colegios, gremios o centros universitarios. ¿Conseguirá su carácter tendiente a dar ordenanzas someterse a plenitud como seguramente le demandarán después de haberles provocado? El poder es tan adictivo que los individuos se sacrifican con tal de obtenerlo al máximo.
Segundo, los frentes que se encontraron en la discusión quedaron sensibles y por tanto cualquier confrontación está a la vuelta de la esquina. Es difícil imaginar que los briseñistas y padillistas no continúen enfrentándose en cuanta oportunidad se presente, lo cual en la universidad es más que probable. Las fricciones entre grupos pueden dar lugar a crisis mayores. La tregua es endeble en tanto esté en juego el presupuesto universitario y los conflictos que se dirimen judicialmente lleguen a otra etapa. Hay brazas ardiendo aún que no se pueden apagar con un chisguete.
El próximo evento de mayor envergadura es la Fil. Al universo de personalidades que asisten o presencian mediáticamente lo que sucede en la feria no se le debe mostrar nada fracturado de parte de los anfitriones. ¿Estará este rector ahí junto a Raúl?
Briseño tiene la salida todavía decorosa de renunciar cuanto antes. Le quedan unas horas para sostenerse en sus dichos y abandonar un barco que le es indigno de acuerdo a su postura cuando comenzó este lío.
Irse y acomodarse en algún lugar que le de acogida. De alguna manera ya consiguió escribir su nombre entre los actores políticos locales que logran hacer que los medios les acosen y dediquen planas. Su nombre y apellido ya tiene precio entre los grupos oponentes al grupo UdG, sobre todo a su primer jefe. Puede conseguirse una trinchera y con suerte hasta un puesto de combate con mayor panorámica que le permita algún día ir por la revancha. En política no todo está escrito y tampoco tiene validez la palabra de honor.
Conociendo la sagacidad del líder es probable que él mismo esté a estas alturas preparando la solución para el antiguo discípulo rebelado. Le conseguirá, siguiendo este tenor, un cargo decoroso donde pueda seguir su trayectoria de político profesional, que sin duda lo es. Lo puede colocar en altos escaños partidistas donde le pondrían listo un paquete plurinominal de distrito para la intermedia. Limarían personalmente el desencuentro y por conservación mutua pactarían la no agresión definitiva. Esto sería lo más deseable porque a ninguna imagen le conviene las marcas de rupturas, ni huellas de conflicto alguno.
Carlos Jorge Briseño no es alguien que pueda señalarse como inhábil. Es rudo eso sí, en sus rasgos como su tono agresivo al hablar de quienes no son de su parecer. Se equivocó según la percepción de la gente, con traer al paraninfo al repudiado gobernador de Puebla. Se vio prepotente por esos días en que se acercó tanto a estos y otros personajes que no gozan de buena imagen como el cardenal y el propio gobernador Emilio González.
Mandó mensajes a diestra y siniestra que no fueron bien vistos por su tono que evidenciaba pretensiones anticipadas de erigirse como máxima autoridad universitaria, cuando el mando se vuelve más horizontal en la medida en que se fortalecen las instancias. No todo lo acapara Raúl. Él, básicamente atiende la parte cultural que en efecto ha crecido hasta igualarse con otros aspectos. Su plan es congruente con la separación del mando central en rectorías de centro. De ahí vinieron las respuestas contra Briseño. Raúl ni siquiera movió un dedo. Ese sí es poder en serio.
Lo complicado del Centro Cultural es de orden financiero. Fallas de origen que pudieron evitarse con mayor consenso. Como que al líder Padilla no le viene bien el traje de empresario, por más cultural que lo quiera adornar. Después de vestir galas como la de promotor de la Fil, verlo hacer negocios junto a un hombre que rebana la cultura con su léxico y que se hizo millonario vendiendo paliativos, es por decir lo menos, contradictorio. Sin embargo, es parte de los roles que desempeñan los actores sociales que se ven obligados por intereses mutuos a conformar alianzas ante una realidad donde lo más escaso es el dinero.
Padilla López, está obligado a continuar el proyecto hasta el final, pero no tiene comprado su éxito aún. Éste dependerá de factores como el buen flujo del presupuesto universitario, las simpatías de posibles accionistas y más que nada el posicionamiento del Centro como un espacio rentable. Panorama bastante complejo en todo sentido. Comenzando por la elección de una zona de menor plusvalía cuyos terrenos le fueron donados a la universidad. Sin embargo, la tenacidad ha logrado orientar poco a poco los resultados para que sean favorables a lo que se espera del CCU.
De cualquier manera, un proyecto de esta naturaleza no tiene por que ser coartado, mucho menos si se trata de razones de egocentrismo o celo político. Con sus fallas de origen y aciertos en cuanto a su estética y uso como espacio para las artes, lo más conveniente es tenerlo completo y en continuo aprovechamiento.
Ojalá sirvan los acontecimientos para que los protagonistas tengan oportunidad de reflexionar en torno a lo que conviene o no a la Universidad de Guadalajara. Hay áreas abandonadas a su suerte en tanto que otras reciben más de la cuenta. El conflicto debe servir para incluir estos desbalances y atenderlos, junto con la revisión de la infraestructura primordial, el nivel de la enseñanza y la producción científica.
Esperaríamos los universitarios que estas experiencias nos sirvieran para elevar la calidad de los servicios que damos a la sociedad. Que no se reduzcan las diferencias a la lucha por el poder simplemente por ejercerlo, si no que sean más bien choques que permitan dar el siguiente paso, como en toda entidad dinámica.
Que no sean ni Briseño o Padilla quienes salgan fortalecidos del problema, si no la universidad y la sociedad, en la medida en que surja un modelo donde prevalezca el origen institucional que le da sentido popular y al mismo tiempo se socialicen las decisiones para que no sean solamente unas cuantas personas las que lleven a cuestas tan difícil tarea como es llevar el control y destino de la universidad. Que no sea una simple lucha de poder si no la búsqueda de un mejor camino entre los más aptos para encontrarlo.
Aquí finalizo este relato que entrego a mis interesados lectores y que logré completar en unas horas gracias a una gripa que me mantiene en casa.
Hasta la próxima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario