Yo, como mexicano, profesionista con estudios de posgrado, padre de familia, con ingresos suficientes para mantener a mi esposa e hijos, dignamente, sin lujos, contando un modesto patrimonio costeado durante aproximadamente treinta años de trabajo continuo, sigo convencido de que la propuesta de López Obrador es la mejor alternativa, si no la única, para corregir el rumbo de este país.
No tengo nada contra el Estado, al contrario, gracias a él obtuvimos el primer hogar propio por medio de un crédito del Infonavit, además, mis hijas mayores se formaron en una excelente universidad pública que las hizo competentes profesionalmente, por lo que han recibido la oportunidad de elegir ofertas. Su nivel de preparación y cultura es, diría yo, de excelencia: dominan dos idiomas además del nuestro, se desenvuelven con seguridad en sus respectivas especialidades y hasta las veo que disfrutan demasiado lo que realizan. En mucho se lo debo todo esto al gobierno de México, sin duda.
Se trata de un sistema que aún con sus enormes fallas y deficiencias, nos tiende la mano. Puedo aumentar más motivos como las veces que el Seguro Social nos ayudó; en lo personal padecí hace aproximadamente veinte años un hemotórax que puso en riesgo mi vida y en el Centro Médico de Occidente me atendieron muy bien, dejándome aliviado hasta el día de hoy.
Mi hijo adolescente tuvo el infortunio de ser atropellado por un chamaco que iba en su bicicleta, fracturándole el cubito y el radio. Esto durante las recientes vacaciones. La sala de urgencias de la clínica 86 estaba atestada un fin de semana en que ocurrió el accidente. Después de pasar un filtro burocrático un tanto desesperante, todo fluyó de maravilla, hasta la hospitalización y posterior cirugía de la que hoy se recupera satisfactoriamente. Al visitarlo pudimos constatar muy buenas instalaciones, limpieza y sobretodo una atención médica de primera.
Pienso yo que si deseamos conservar lo poco que le queda al país para mantener la relativa paz social, es necesario apoyar un proyecto político que detenga las privatizaciones que son el sello de la casa de las trasnacionales que manipulan al ocupante de los Pinos y su grupo. En la mira de Calderón y sus patrones, se encuentra el IMSS, por su puesto el ISSTE, como hemos visto, al igual que PEMEX.
Digamos ¡NO! Para evitar que se apropien de estos bienes que costaron un esfuerzo enorme, que incluyó vidas humanas.
Apoyo cabalmente a López Obrador, junto con mi familia, incluida mi madre que es su admiradora número uno en nuestro clan, porque estoy seguro de que es el dirigente que necesita el país en estos momentos decisivos para el futuro de nuestros hijos y el tiempo que nos queda a los adultos.
Coincidimos con tantos cientos de miles, que digo miles, millones de mexicanos que tenemos la percepción de que el verdadero peligro para nuestra patria son quienes apoyados por fortunas de dudoso origen, tienen secuestrado al gobierno y pretenden convertirlo en una sucursal de los mafiosos más envilecidos del planeta.
Por ello, aprovecho cada encuentro con mis alumnos, con mis amistades, además de los espacios mediáticos que he conseguido, para compartir mis puntos de vista y reflexiones. Hago lo que puedo en la gran muralla que construimos los ciudadanos para frenar la avalancha de abusos que desataron los que se dicen representantes y gobernantes de México y no son más que una pandilla de sinvergüenzas; saqueadores sin escrúpulos, que operan gracias al clima de impunidad que han tejido con la ayuda del clero y los enfermizos medios de comunicación, que son como el cáncer de la mente de este pueblo reprobado en conocimientos y malogrado en el deporte.
El ejemplo de los que dizque gobiernan solamente sirve para que los delincuentes profesionales vean el camino despejado y flageen a la sociedad.
Un gobierno de ladrones disfrazados de políticos, encubiertos en partidos que evocan los refugios de las miserables partidas de pillos que tanto asolaron a la gente durante sus correrías y asaltos a lo largo de la historia, es lo que padecemos y de alguna forma tenemos que quitarnos de encima.
Por fortuna tenemos a este hombre infatigable y honesto, que nos señala un rumbo. Gracias a él se han destapado las cloacas donde chapalea en detritus Mouriño y su familia enriquecida por su amistad con el ex secretario entreguista de energía mexicana, ahora puesto como presidente (chin) para desgracia de tanto futuro promisorio. Por el movimiento que dirige López Obrador, principalmente, no han podido mantener su chiquero oculto.
Jalisco es el colmo de podredumbre porque tristemente escogieron este bello estado como guarida ¿Y qué tenemos? Un gobierno de santurrones, ineptos y corruptos que se reparten el dinero público cual si fuesen cacos de arrabal. Guadalajara tiene las calles hechas pedazos y luce inmunda, con un tráfico atorado en pasos a desnivel clausurados por malhechos y otros obstáculos. La delincuencia amenaza en cada esquina que no sea la de un “coto residencial” y ni siquiera estos espacios se escapan de los sicarios o juniors que matan gente con el automóvil. Es la cosecha por tanta corrupción y el afán electoral que es lo único que tienen en la cabeza los funcionarios instalados en el gobierno. Ricos que se enriquecen más torciendo la ley. Ni siquiera el Registro Público de la propiedad ha escapado a este cartel, pues han despojado a personas de sus propiedades. Los casos se pueden consultar en la PGJE.
Hasta el menos informado de los ciudadanos sabe que la situación es insostenible y los responsables de este caos se visten de azul y llevan las manos y la conciencia negra.
Yo, con una vida razonablemente resuelta en cuanto a no semejarme a la mitad de mis compatriotas que se debaten en la miseria, después de haber estudiado y trabajado prácticamente con muy poco descanso, analizo a fondo la situación que vivimos y reafirmo mi convicción de que la única esperanza por ahora la lleva en sus manos y en su pensamiento Andrés Manuel López Obrador.
Como mexicanos responsables y preocupados por los acontecimientos, ayudemos a difundir nuestras ideas a favor de esta lucha pacífica, por el cambio, por nuestra juventud y su descendencia, por el medio ambiente comprometido a los explotadores, por México.
Este es mi testimonio y razones por las cuales me mantengo en esta línea que considero la única opción que aún tenemos. Si te parece buena idea manifestar por qué sigues y confías en López Obrador para que continúe al frente de este movimiento hasta la victoria, sigue la cadena. Sería muy interesante conocer distintas opiniones y razones de los ciudadanos que firmemente estamos dando la batalla pacífica por las nuevas generaciones de mexicanos. Un saludo fraternal a todos, queridos lectores amigos míos.
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