jueves, 28 de agosto de 2008

Conflicto universitario

La Universidad de Guadalajara es codiciada parcela para el PRIAN y utilizan a Briseño para poder meter el arado y los bueyes.

“Si se deshacen entre sí los grupos universitarios, los beneficiados serían los que históricamente han permanecido fuera de la institución por razones ideológicas. Precisamente los que se han manifestado siempre, tanto en discursos como en acciones, en contra de la educación popular y todo lo que representa. O sea, la derecha”.

Éste enunciado aparece en una de las hipótesis teóricas que hice sobre la situación atípica que se vive en la Universidad de Guadalajara
Una de las líneas que plantee como posible motivo del ataque de Briseño hacia Raúl Padilla, apunta hacia el gobierno federal. Cierta fuente me informó que el mismo Calderón está en la trama, lo cual tiene sentido en tanto el grupo universidad ha sido tradicionalmente incómodo para la consolidación del poder de la derecha en Jalisco. No les parece favorable el semillero de políticos de distintas corrientes, excepto del conservadurismo, que surgen de nuestra institución.(Recuérdese también que en esta casa hay muchos críticos de un sistema agotado y corrupto que ya no da para más.) Los discursos de ambas corrientes políticas e ideológicas son antitéticos, sólo que ahora que se vive una época especialmente compleja, que desplazó las formas del pasado, se han soterrado con montañas de capital a los perennemente fragmentados grupos de izquierda. La Universidad de Guadalajara se definió en esta posición desde el origen y no obstante la fidelidad mantenida en gran parte de sus cuadros, el modelo económico neoliberal ha hecho mella en sus fundamentos básicos, tan es así que en estos momentos imparten cátedra maestros cuya mentalidad de extremo conservadurismo se ve orientada hacia el nuevo esquema capitalista estadounidense. En vez de fomentar pensadores críticos, se forman sujetos mercancía que a su vez reproducen en sus prácticas el sistema mundo capitalista dominado por las trasnacionales.
Por otra parte, tuve ocasión de encontrar material publicado en la Gaceta que, a pesar de justificaciones que se me hicieron en el sentido de apertura y equilibrio de opiniones, evidentemente denotan ese cambio. Por supuesto que la universidad jalisciense es universal, plural y abierta a toda corriente ideológica, sin embargo, dicho con todo respeto, pasan por alto las autoridades actuales, inclusive algunos directivos involucrados en medios de comunicación, que la universidad, dentro de su laicidad y apertura ideológica, tiene un origen que le da sentido y éste es precisamente su carácter popular. Es una universidad de la sociedad en tanto ésta representa, es el pueblo.
Quedó de sobra demostrado que el modelo económico adoptado en México hace aproximadamente treinta años, atenta contra la dignidad y la calidad de vida de los sectores marginados. Los explota y subordina para servirse de ellos. La universidad tiene miles de volúmenes en sus bibliotecas que describen perfectamente este fenómeno socioeconómico y político, desde distintas posturas de pensamiento filosófico: Marx, Max Weber, Gramci, Adorno, Habbermas, Wallerstein, Thompson, Guidens, entre otros.
Es una institución que se creó para defender a la gente de la opresión a la que un destino de ignorancia la condenaría, como sucede ahora con los que se quedan marginados. Gracias a la universidad cientos de miles de individuos han tenido mejores opciones que los llevaron al éxito profesional y por ende una mejor calidad de vida que la que tenían cuando ingresaron.
La gratuidad para llevar a cabo esta empresa es una condición inalienable y todo lo gratuito causa escozor a los capitalistas, porque no conciben dar nada a un semejante si no es por un acto de caridad, la mayoría de las veces condicionado culturalmente.
Los críticos de nuestra forma de pensar, se sostienen en argumentos con los cuales tratan de explicar y sobre todo justificar, razones para que la universidad abandone su discurso popular nacionalista y laico. Algunos de ellos se enfocan en los cambios que tienen lugar en la configuración geopolítica mundial, donde los sistemas totalitarios se desmembraron, sucumbieron a la fuerza de los mercados liberados y globalizados.
Pocas cosas han sido tan estigmatizadas como las políticas de asistencia social. Se les ha dado carácter de paternalismos y sangrías para las economías de los gobiernos. Nada más falso y criminal a la vez. Esa idea acuñada por los organismos financieros no tiene otra finalidad que garantizar en su beneficio la pobreza y debilidad de la gente y conseguir así mano de obra depreciada y capital político en tiempos electorales. De esta manera se adueñan de los recursos que el Estado destinaría a los pobres. El actual gobierno mexicano se ha distinguido, aparte de su fracaso asistencial y político, en regalar dinero a los millonarios.
Los que gobiernan junto con Calderón profesan, además de la religión del papa, un fuerte arraigo cultural que los identifica con movimientos fascistas europeos y latinoamericanos, semejantes a los que derrocaron, con auxilio de la CIA y sirviendo a intereses de Washington y de las trasnacionales, a gobiernos legítimos como el de Salvador Allende en Chile o Noriega en Panamá para invadirlo y conservar el canal.
Estas agencias tuvieron y tienen, una sucursal en Guadalajara a través de la Universidad conocida como la UAG o los Tecos.
Hace más de medio siglo, los fundadores de dicha universidad cohabitaban en una sola con los que continuaron el rumbo de la UdG que conservamos. Rompieron los conservadores ante el carácter socialista que asumieron los universitarios. Hubo golpes y enfrentamientos serios entre las fuerzas opositoras que luchaban por el espacio y los contenidos de la cátedra, la orientación ideológica. Hasta que finalmente se fueron unos a fundar otra universidad conforme a sus ideas y costumbres. Con el tiempo su escuela recibió financiamiento de la Fundación Rockefeeler. Entrenaron grupos paramilitares e inclusive hicieron espionaje contra funcionarios y periodistas. Todo documentado por entre otros, el periodista asesinado Manuel Buendía.
Esa es la derecha, misma que hoy tiene los ojos y algunos peones en el tablero de la Universidad de Guadalajara.
Briseño, engolosinado por el poder y los cantos de las sirenas azules y tricolores, parece no percatarse de la usada que le dan, tal vez con la promesa de la gubernatura, que finalmente se la van a hacer de jamón o de pavo.
Esto es lo que por ahora examino para tratar de explicarme lo que sucede en las entrañas políticas de la institución.
Lo comparto con mis lectores nuevamente para que formen sus opiniones. Saludos y sigan pasando bien los momentos en la conexión.

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