Solamente porque se
conoce esa clase de periodismo que también se hace en México, al mejor postor,
no sorprende que López Dóriga, Riva Palacio, Guadalupe Loaeza y alguien más por
ahí, se combinen al crear fantasmas que imaginan y comparten para llevar sus
malogradas intensiones -léase cumplimiento de órdenes políticas- hacia el mundo
del terror con la intensión de provocarnos pesadillas.
Fantasean con que Xóchitl
Gálvez se convierta en fantasma y persiga a López Obrador. Así de calenturientas
se hayan las ideas de estos personajes que son figuras de los medios y desean quedar
bien con la gente que no se encuentra en el más allá, pero sí más arriba.
Se pusieron de acuerdo en
elucubrar -quizá les informan desde ultratumba- que por culpa del discurso del
presidente Amlo hay la posibilidad de que la parca ronde y se lleve a la
candidata que se opone a sus ideas y gobierno.
Únicamente van a volver a
matar a los muertos, pero de risa. No les sale más el truco del petate del
muerto. Fallan al querer inducir lo que se conoce como “doctrina del Shock”, de
acuerdo con el concepto que planteó la periodista canadiense Naomi Klein, en el
libro La doctrina del Shock. El auge del capitalismo salvaje, publicado en
2007.
Efectivamente, esta teoría
propone que las tragedias pueden ser oportunidades que sirven a los intereses o
negocios de alguien que las aprovecha al establecer principios o reacciones que
los favorecen.
El impacto de un
acontecimiento trágico que se difunde a gran escala abona para que la gente no
reaccione por cierta parálisis que le impide manifestarse ante la imposición de
cambios o medidas económicas o políticas, que pudieran ser contrarias u
opuestas a lo que se mantuvo antes. Desaparece por ello cualquier voluntad que
pueda ayudar a organizarse para contener acciones que les empobrecen a su vez
que acotan libertades o derechos.
Klein explica que la
estrategia de la doctrina del shock tiene el objetivo de acabar con lo que
persiste del Estado del bienestar o de cualquier política altruista, para
implementar en su lugar los principios del neoliberalismo, tal como lo idearon
Milton Friedman y la Escuela de Chicago. La fórmula de reducir el Estado a la
categoría de un agente al servicio del mercado es una de las ideas centrales
del neoliberalismo, por lo cual las dinámicas sociales inhiben que haya otros
principios aparte de los que favorecen a los grandes capitales. “Las partes
que tienen más que ganar nunca aparecen en el campo de batalla”. Naomi Klein.
Friedman, por cierto, uno
de los asesores del dictador Pinochet, ideó que una sociedad conmocionada sigue
pautas manejables en las que se piden medidas de los Estados para que se
intervenga con soluciones concordantes con los grandes intereses capitalistas.
La doctrina del shock se
evidenció en el golpe militar orquestado en Chile contra del gobierno del
presidente Salvador Allende, en 1973, de acuerdo con Klein.
Décadas después, se
repitió la fórmula con un shock colectivo causado por la invasión a Irak. La
operación se conoció con el nombre de “conmoción y pavor”. El objetivo era
“controlar la voluntad del adversario, sus percepciones y su comprensión, y
literalmente que quede impotente para cualquier acción o reacción”
De
acuerdo con el artículo consultado para este escrito cuya fuente citamos, otro
hecho analizado en el contexto de la doctrina del Shock fue el Huracán Katrina,
en 2005. En medio de la conmoción ante lo ocurrido, el propio Milton Friedman
escribió en The Wall Street Journal: “La mayor parte de las escuelas
están en ruinas. Esto es una tragedia. También es una oportunidad para
emprender una reforma radical en el sistema educativo”. En poco tiempo el sistema educativo en Nuevo
Orleans fue privatizado con el argumento de que el Estado no podía sostenerlo. https://lamentesmaravillosa.com/que-es-la-doctrina-del-shock-y-por-que-debe-importarnos/
Estos y otros casos
demuestran que las tragedias pueden ser capitalizadas por unos que las utilizan
con fines políticos y/o mercantiles, para beneficiarse a costa del dolor o la
confusión que generan.
Con muy poco tacto, los
periodistas mexicanos dieron a entender que se abre la posibilidad de un atentado
en contra de la candidata opositora a la 4T, lo cual sería realizado por algún
simpatizante de Morena, “para quedar bien con el presidente”. Éstos, que son de
sus principales voceros, elucubran con lo que, según ellos, pudiera sucederle.
Abierta y anticipadamente responsabilizaron al mandatario, sin dar
explicaciones convincentes para dejar en claro en qué basan sus especulaciones
de mal agüero. Tales comunicadores de ideas que pretenden pasar como
información, sin pudor alguno se atrevieron a esbozar imaginariamente que
pudiera haber “otro caso Colosio”.
Asombra, además, la
desfachatez que exhibieron al decirlo sin ningún atisbo de prudencia dado que
nos encontrarnos dentro de una sociedad que atraviesa la circunstancia de que las
conductas violentas están al orden del día. La violencia, aun sea verbal o
simbólica, sólo engendra más violencia. ¿Existe una trama o campaña planificada
que se propone descarrilar al gobierno en base a causar el shock, concepto
aplicado también en la psiquiatría, precisamente por desactivar y reactivar
funciones neurálgicas? “Puede haber un queda bien que sea el magnicida”, dijo
Dóriga. El comentario me hizo recordar la acción de León Toral el 17 de julio
de 1928, en el restaurante La Bombilla. Ahí culminó el proyecto reeleccionista
de Álvaro Obregón junto con su vida. “¿Quién mató a Obregón? – Cállese”. Ese
era el chiste que en aquellos días se pasaba la gente en barrios, oficinas,
cantinas o sobremesas, con la insinuación de la culpabilidad del otro general:
Plutarco Elías Calles, su antiguo compañero de armas y también sonorense.
La puja por los más
importantes recursos del planeta mantiene a los actores multimillonarios
inmiscuidos en los asuntos políticos de cada país. México, uno de los que más
los posee, se encuentra seccionado en distintas partes socioeconómicas,
geopolíticas, ideológicas, culturales, u otras más o menos visibles, por tanto,
tomadas o no, en cuenta para los negocios trasnacionales u otros fines. Sin embargo,
podemos hablar políticamente de un consenso mediante el cual el gobierno creció
sus propias expectativas de manera radical; fue más allá de lo pensado o
imaginado en los cinco años transcurridos. Logró materializar o sigue el
proceso de finalización de obras cuya infraestructura es de gran impacto
técnico y, sobre todo, conlleva una proyección a futuro en beneficios populares,
ojalá, en lo económico e igualmente en lo referente al desarrollo social. Es
igualmente importante que se haya conseguido lo que no se vio durante
generaciones: una identificación entre gobierno y pueblo, o más en concreto:
entre el presidente y la gente.
Es aquí donde tropiezan las
ambigüedades de los periodistas mencionados, al confundirse en lo que suponen
que sucedería; es decir, toda esa multitud ciudadana que se encuentra conforme
o satisfecha con lo que ha emprendido la 4T, quedaría paralizada y maniatada porque
“ocurrió algo” que cimbró la política al morir quien convierten en mártir. Sería
la justificación para legitimar un asalto que obstaculice y revierta la
embestida que les ha dado la fuerza del Estado con el cambio de paradigma gubernamental.
Hasta los más fieles al movimiento vacilarían y dudarían en seguir, según su
tétrica expectativa.
Visualizaron un repentino
cambio de realidad política y social, que los regresaría al carril neoliberal a
consecuencia de dicho magnicidio que sacaron del sombrero como lo haría un
ilusionista. “Sería lo más terrible que le pudiera ocurrir al país”, pronunció
compungido el trabajador de Televisa.
De su parte, el
mandatario hizo el exordio para que reflexionen, serenamente. Pidió
cordialidad, se refirió a la ética, igualmente a una contienda “en buena lid”.
En realidad, es algo que
no va a suceder porque son irreconciliables unas y otras visiones que tienen las
diferentes corrientes de pensamiento sobre la vida, la cultura, la política, el
mundo. Hasta parece que se libra una lucha entre el bien y el mal, de tan
opuestas y caracterizadas que se hayan las asociaciones políticas que navegan junto
a la opinión ciudadana.
Algo de enorme
importancia que deliberadamente pasaron por alto estos comentaristas de los
medios privados, es que no solamente su candidata es una persona expuesta a
algún peligro por la acción de un fanático o embrutecido, sino que existen
razones que tienen mucho más peso como para suponer que en todo caso la víctima
sería alguno de los contendientes por Morena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario