lunes, 31 de julio de 2023

Los periodistas y el petate del muerto: una lucha entre el “bien y el mal”.

 

Solamente porque se conoce esa clase de periodismo que también se hace en México, al mejor postor, no sorprende que López Dóriga, Riva Palacio, Guadalupe Loaeza y alguien más por ahí, se combinen al crear fantasmas que imaginan y comparten para llevar sus malogradas intensiones -léase cumplimiento de órdenes políticas- hacia el mundo del terror con la intensión de provocarnos pesadillas.

Fantasean con que Xóchitl Gálvez se convierta en fantasma y persiga a López Obrador. Así de calenturientas se hayan las ideas de estos personajes que son figuras de los medios y desean quedar bien con la gente que no se encuentra en el más allá, pero sí más arriba.

Se pusieron de acuerdo en elucubrar -quizá les informan desde ultratumba- que por culpa del discurso del presidente Amlo hay la posibilidad de que la parca ronde y se lleve a la candidata que se opone a sus ideas y gobierno.

Únicamente van a volver a matar a los muertos, pero de risa. No les sale más el truco del petate del muerto. Fallan al querer inducir lo que se conoce como “doctrina del Shock”, de acuerdo con el concepto que planteó la periodista canadiense Naomi Klein, en el libro La doctrina del Shock. El auge del capitalismo salvaje, publicado en 2007.

Efectivamente, esta teoría propone que las tragedias pueden ser oportunidades que sirven a los intereses o negocios de alguien que las aprovecha al establecer principios o reacciones que los favorecen.

El impacto de un acontecimiento trágico que se difunde a gran escala abona para que la gente no reaccione por cierta parálisis que le impide manifestarse ante la imposición de cambios o medidas económicas o políticas, que pudieran ser contrarias u opuestas a lo que se mantuvo antes. Desaparece por ello cualquier voluntad que pueda ayudar a organizarse para contener acciones que les empobrecen a su vez que acotan libertades o derechos.

Klein explica que la estrategia de la doctrina del shock tiene el objetivo de acabar con lo que persiste del Estado del bienestar o de cualquier política altruista, para implementar en su lugar los principios del neoliberalismo, tal como lo idearon Milton Friedman y la Escuela de Chicago. La fórmula de reducir el Estado a la categoría de un agente al servicio del mercado es una de las ideas centrales del neoliberalismo, por lo cual las dinámicas sociales inhiben que haya otros principios aparte de los que favorecen a los grandes capitales. “Las partes que tienen más que ganar nunca aparecen en el campo de batalla”. Naomi Klein.

Friedman, por cierto, uno de los asesores del dictador Pinochet, ideó que una sociedad conmocionada sigue pautas manejables en las que se piden medidas de los Estados para que se intervenga con soluciones concordantes con los grandes intereses capitalistas.

La doctrina del shock se evidenció en el golpe militar orquestado en Chile contra del gobierno del presidente Salvador Allende, en 1973, de acuerdo con Klein.

Décadas después, se repitió la fórmula con un shock colectivo causado por la invasión a Irak. La operación se conoció con el nombre de “conmoción y pavor”. El objetivo era “controlar la voluntad del adversario, sus percepciones y su comprensión, y literalmente que quede impotente para cualquier acción o reacción”

De acuerdo con el artículo consultado para este escrito cuya fuente citamos, otro hecho analizado en el contexto de la doctrina del Shock fue el Huracán Katrina, en 2005. En medio de la conmoción ante lo ocurrido, el propio Milton Friedman escribió en The Wall Street Journal: “La mayor parte de las escuelas están en ruinas. Esto es una tragedia. También es una oportunidad para emprender una reforma radical en el sistema educativo”.  En poco tiempo el sistema educativo en Nuevo Orleans fue privatizado con el argumento de que el Estado no podía sostenerlo. https://lamentesmaravillosa.com/que-es-la-doctrina-del-shock-y-por-que-debe-importarnos/

Estos y otros casos demuestran que las tragedias pueden ser capitalizadas por unos que las utilizan con fines políticos y/o mercantiles, para beneficiarse a costa del dolor o la confusión que generan.

Con muy poco tacto, los periodistas mexicanos dieron a entender que se abre la posibilidad de un atentado en contra de la candidata opositora a la 4T, lo cual sería realizado por algún simpatizante de Morena, “para quedar bien con el presidente”. Éstos, que son de sus principales voceros, elucubran con lo que, según ellos, pudiera sucederle. Abierta y anticipadamente responsabilizaron al mandatario, sin dar explicaciones convincentes para dejar en claro en qué basan sus especulaciones de mal agüero. Tales comunicadores de ideas que pretenden pasar como información, sin pudor alguno se atrevieron a esbozar imaginariamente que pudiera haber “otro caso Colosio”.

Asombra, además, la desfachatez que exhibieron al decirlo sin ningún atisbo de prudencia dado que nos encontrarnos dentro de una sociedad que atraviesa la circunstancia de que las conductas violentas están al orden del día. La violencia, aun sea verbal o simbólica, sólo engendra más violencia. ¿Existe una trama o campaña planificada que se propone descarrilar al gobierno en base a causar el shock, concepto aplicado también en la psiquiatría, precisamente por desactivar y reactivar funciones neurálgicas? “Puede haber un queda bien que sea el magnicida”, dijo Dóriga. El comentario me hizo recordar la acción de León Toral el 17 de julio de 1928, en el restaurante La Bombilla. Ahí culminó el proyecto reeleccionista de Álvaro Obregón junto con su vida. “¿Quién mató a Obregón? – Cállese”. Ese era el chiste que en aquellos días se pasaba la gente en barrios, oficinas, cantinas o sobremesas, con la insinuación de la culpabilidad del otro general: Plutarco Elías Calles, su antiguo compañero de armas y también sonorense.

La puja por los más importantes recursos del planeta mantiene a los actores multimillonarios inmiscuidos en los asuntos políticos de cada país. México, uno de los que más los posee, se encuentra seccionado en distintas partes socioeconómicas, geopolíticas, ideológicas, culturales, u otras más o menos visibles, por tanto, tomadas o no, en cuenta para los negocios trasnacionales u otros fines. Sin embargo, podemos hablar políticamente de un consenso mediante el cual el gobierno creció sus propias expectativas de manera radical; fue más allá de lo pensado o imaginado en los cinco años transcurridos. Logró materializar o sigue el proceso de finalización de obras cuya infraestructura es de gran impacto técnico y, sobre todo, conlleva una proyección a futuro en beneficios populares, ojalá, en lo económico e igualmente en lo referente al desarrollo social. Es igualmente importante que se haya conseguido lo que no se vio durante generaciones: una identificación entre gobierno y pueblo, o más en concreto: entre el presidente y la gente.

Es aquí donde tropiezan las ambigüedades de los periodistas mencionados, al confundirse en lo que suponen que sucedería; es decir, toda esa multitud ciudadana que se encuentra conforme o satisfecha con lo que ha emprendido la 4T, quedaría paralizada y maniatada porque “ocurrió algo” que cimbró la política al morir quien convierten en mártir. Sería la justificación para legitimar un asalto que obstaculice y revierta la embestida que les ha dado la fuerza del Estado con el cambio de paradigma gubernamental. Hasta los más fieles al movimiento vacilarían y dudarían en seguir, según su tétrica expectativa.

Visualizaron un repentino cambio de realidad política y social, que los regresaría al carril neoliberal a consecuencia de dicho magnicidio que sacaron del sombrero como lo haría un ilusionista. “Sería lo más terrible que le pudiera ocurrir al país”, pronunció compungido el trabajador de Televisa.

De su parte, el mandatario hizo el exordio para que reflexionen, serenamente. Pidió cordialidad, se refirió a la ética, igualmente a una contienda “en buena lid”.

En realidad, es algo que no va a suceder porque son irreconciliables unas y otras visiones que tienen las diferentes corrientes de pensamiento sobre la vida, la cultura, la política, el mundo. Hasta parece que se libra una lucha entre el bien y el mal, de tan opuestas y caracterizadas que se hayan las asociaciones políticas que navegan junto a la opinión ciudadana.

Algo de enorme importancia que deliberadamente pasaron por alto estos comentaristas de los medios privados, es que no solamente su candidata es una persona expuesta a algún peligro por la acción de un fanático o embrutecido, sino que existen razones que tienen mucho más peso como para suponer que en todo caso la víctima sería alguno de los contendientes por Morena.

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