lunes, 7 de julio de 2008

¿Qué hay detrás del petróleo que subyace en México? ¿A quien beneficia la riqueza?¿Qué se pretende hacer con este recurso? ¿Qué es recomendable?

La consulta sobre la política energética a los ciudadanos mexicanos es imparable. Ya nos metimos en la discusión y nadie nos va a detener o callar.
O se nos pregunta formalmente y se toma en base a nuestras respuestas la decisión, es decir, suficientemente consensuada o, paramos el país, y en una de esas hasta quitamos al gobierno.
Así pudiera resumir el sentimiento de la nación respecto de la forma en que está en juego la propiedad y beneficios de la todavía riqueza petrolera. Me refiero desde luego a la mínima aunque decisiva parte de la población que se muestra pensante y participante en este tema.
Mal andan las cosas para los que van en el barco calderón. Su impulso privatizador por la corriente neoliberal, suma animadversión que no deja más que vacío político donde asoman las costuras de otro plan elitista a punto de desfondarse.
Acabo de contestar un cuestionario que envió, vía Internet, el Instituto Politécnico Nacional. Es posible ver en una gráfica anexa que la propuesta del régimen no levanta adeptos, en cambio los opositores o inconformes son una abrumadora mayoría; aparece un trece por ciento a favor y un ochenta y siete por ciento en contra de la propuesta calderonista. http://www.consultapemex.com
La figura de la consulta popular funciona y es indicada para disertar masivamente problemas complejos como lo son las reformas o creación de políticas públicas u otros temas de interés colectivo. En octubre de 2005 se llevó a cabo una consulta pública en Panamá con la finalidad de aprobar o no el proyecto de ampliación del canal. La votación quedó con setenta por ciento a favor de llevar a cabo la empresa y las obras comenzaron aproximadamente dos años después.
En Suecia, “hace aproximadamente veinticinco años, el gobierno involucró directamente al público en la formulación de la política energética. El gobierno, sindicatos, partidos y organizaciones educativas pusieron en marcha cursos de un día sobre energía. Cualquier persona que asistiera a tal curso podía hacer recomendaciones formales al gobierno. Setenta mil personas participaron en una práctica que influyó decisivamente en la política”.(Guidens, 2008)
Ponerse a contradecir con recursos mediáticos, descalificar a priori los puntos de vista y razonamientos de los expertos, en lugar de ofrecer argumentos sólidos, desdeñar el sentido común colectivizado en miles de ciudadanos que de alguna forma, ya sea a través de foros o cualquier otra, se incluyeron en el debate sobre el futuro de los bienes energéticos, principalmente o únicamente, el petróleo, es sencillamente un acto de candidez extrema o cinismo mayúsculo. Es una burda exhibición de prepotencia avalada por el gran capital.
Todo indica que los del grupo de Los Pinos optaron por llevar a cabo su propuesta de negocios petroleros contra todo lo que se opusiera, aún sean las voces técnicamente autorizadas, o el clamor social que pide información o que se le tome en cuenta mediante debates o encuentros y que además cunde por todo el país como si se tratara de un contagio.
No tienen los del régimen la mínima intención de tomar en cuenta absolutamente nada que sea distinto al mandato que llevan a cabo por indicaciones de los dueños de las fortunas invertidas en México y de parte de los gobiernos, principalmente el de Washington, que cubren y fortalecen sus intereses dentro del país. Los españoles son los siguientes invitados a aumentar su riqueza vía facilidades y condiciones como las que ofrece la conversión de bienes públicos en negocios privados.
Quienes manejan el poder económico en el país pretenden decirle adiós a la democracia definitivamente. Se robaron dos presidencias: la de Cuauhtémoc Cárdenas y la de López Obrador, después de haber manipulado a Ernesto Zedillo (ahora socio de la compañía ferrocarrilera que nacionalizó) y al guanajuatense que figurativamente convirtió las instituciones en establos, chiqueros y gallineros de su rancho.
Ahora las mafias presionan con todo, medios de comunicación incluidos, para llevarse, a como de lugar, “haiga sido como haiga sido” la principal rebanada del pastel: el petróleo.
Al parecer no habrá contemplaciones a la hora de enfrentar reacciones y probablemente hasta tengan un control de daños previamente calculado. Irán con todo a librar la primera batalla por el control petrolero del siglo veintiuno mexicano. Contra todos nosotros.
De cualquier forma, la consulta sobre el destino del petróleo avanza y se reproduce. Los resultados finales tendrán seguramente un peso que tal vez no soporte el aparato que juega el papel de mercader del recurso. Si actúa políticamente o no, es algo que veremos en el corto plazo.
Si se privatiza el petróleo ¿qué va a pasar?
Si continúa como está Pémex ¿qué va a pasar?
Ambos escenarios son de alto riesgo porque hacen peligrar aún más la frágil economía con impacto mucho mayor en las clases de menores ingresos.
Es urgente diseñar la tercera vía para bajar la presión del conflicto sin menoscabo del interés común que debiera prevalecer, como en cualquier democracia.
Durante los debates que lleva a cabo el Senado se plantearon alternativas para desarrollar la petroquímica, a la vez que dar impulso a programas que permitan cierto alivio de la carga fiscal que se aplica a la paraestatal, entre otras ideas a favor de conservar lo que queda de autonomía sobre los recursos financieros de dicha empresa, para que realmente sea rentable y no solamente medio resuelva el gasto corriente como parte de su aporte al presupuesto.
Todo esto y más es necesario estudiar y problematizar para llevar a cabo un movimiento social que haga del petróleo algo que realmente sirva a todos los mexicanos.

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