Son las doce de la noche con treinta minutos. Estoy en mi casa, sentado en el comedor y leyendo un artículo que publicó una revista. Deseaba obtener más información sobre un tema del cual escribo. No había recorrido la primera página cuando una andanada de estruendosos cohetones me sacó de la concentración que tenía en mi lectura. Fueron diez o quince, no lo se. Enseguida retumbaron unas explosiones, intermitentes y claramente pirotécnicas. Minutos después, quizá dos o tres, volvieron al cielo las varas con su contenido de pólvora y estallaron como fusilería. Sentí un impulso de salir a averiguar de donde provenían los truenos y recordé que en la mañana me despertaron con un estruendo semejante, temprano, aún sin completar las horas de sueño. En eso sueltan otra descarga que pareció metralla y como el ruido se encajonaba entre las casas, era difícil detectar de dónde venía. Se despertó uno de mis hijos, también mi mujer quien me sacó de dudas al decirme que traían a la Virgen por las colonias del rumbo. Tenía que ser.
Me cuesta trabajo imaginar una muchedumbre reunida después de la media noche en un día cualquiera entre semana. Se supone que la gente de por aquí en su mayoría son obreros o empleados, cuyos horarios de trabajo comienzan con las primeras horas de la mañana. Entonces ¿van a ir desvelados a trabajar? ¿dejarán de ir? Buenas preguntas para el tipo que dirige un agrupamiento de empresarios en el estado y que se ha hecho famoso por sus incoherencias, como decir que beber agua del Río Santiago no hace daño, o que los inconformes por el dispendio en el gasto público que hace el gobierno, es gente desocupada, que no tiene trabajo, o lo deja por “andar en chismes”.
Vivimos rodeados de templos ¿quién no? por lo que a menudo escucho este tipo ruido. Los más próximos a la casa son dos o tres y se encuentran a menos de un kilómetro de distancia, aunque uno de ellos lo tenemos a espaldas y como a dos cuadras. Lleva el nombre de un individuo que fue muerto durante la Guerra Cristera; seguramente de ahí provenga el gusto de festejar su día obviamente con cohetes a toda hora. Remembranzas de aquellos disparos, dinamitazos y rugidos de cañones que se escuchaban en las llanuras, barrancas y montañas de los estados donde hubo gente enfrascada en esas matanzas, entre ellos Jalisco.
No conozco de algún culto que para festejar recurra al ruido sin importar el descanso o la tranquilidad de las personas. No respetan el silencio y el derecho a tenerlo, así sean las cinco de la mañana o las doce y media de la noche. Me recuerdan la famosa frase de Emilio, tan en su estilo,…”Y me vale madre”. ¿A eso conduce esta religión? ¿A que sus practicantes o creyentes asuman que los demás no tienen derecho a pensar y llevar su vida diferente? ¿Qué pasaría si permanecen más tiempo en el poder que comparten con el gobierno? ¿Talibanes a la mexicana? El respeto al derecho ajeno es la paz.
Faltar al respeto de los demás es una forma de intolerancia. Intolerante es el que cree que su verdad es la única, por tanto no admite la diferencia, la persigue.
Las iglesias tienen derecho a realizar su culto y festejos, pero ello no significa que irrumpan en el silencio de las altas horas de la noche o antes del alba, con semejante cohetería que francamente no tiene nada que ver con los demás que no andan en la romería y sin embargo se les involucra con semejante ruido.
No solamente es esta una molestia constante por un culto que a toda costa quiere hacerse notar, si no que contribuye esta vieja costumbre a tener más accidentes por causa del manejo inadecuado de la pólvora, que en nuestro país ha enlutado muchos hogares.
También vale preguntarse cuál es el objeto de gastar dinero en cohetería habiendo tantas necesidades. Alguien me dijo que esto es un negocio de la iglesia por el cual recibe dinero sin contabilizar. Como las narcolimosnas. Vaya cuestión tan sospechosa y molesta.
Que religiosos tan ruidosos y tramposos.
2 comentarios:
Otro compañero del mismo dolor.......asi es mi estimado y distinguido maestro!! la iglesia cree dueño de el espacio en el que convivimos los mortales comunes y corrientes con DIOS, razon por la cual "le vale madre" el fastidiar es son de las fiestas "religiosas", animo y felicidades por tus escritos, que despiertan la conciencia de los tapatios...
Hola Arturo. Gracias por tomarte el tiempo necesario para hacerme tus comentarios. Me da gusto coincidir contigo en este y otros temas. Es importante alzar la voz y tratar de hacer eco de nuestras inconformidades y señalamientos. Finalmente buscamos equilibrios y una convivencia más armoniosa.
Seguimos en contacto. Carlos Villa
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