domingo, 18 de noviembre de 2007

El fraude y la esperanza

Por Carlos Antonio Villa Guzmán.

La esperanza muere al último, dice el conocido refrán. Por algo será. La verdadera esperanza quizá contiene la médula de la inmortalidad. No se agota, es más, cuando le dan la razón, se crece.
El movimiento civil contra el fraude electoral de 2006, es esperanza viva en crecimiento. Se funda en una verdad insoslayable: es apremiante cambiar a México; a partir de la renovación de las instituciones y de la cultura política. Están secuestradas, por gente de la mayor inmoralidad hasta ahora conocida en las páginas que registran la historia contemporánea.
Luis Mandoki documenta, quirúrgicamente, el fraude que cometió la parte más nociva de la derecha, que no tuvo escrúpulos ni escatimó recursos para ejercer acciones totalmente ajenas a cualquier principio ético y democrático. Ni siquiera el PRI, con el régimen demagógico y de complaciente simulacro que aplicó por décadas, logró crear tanto daño a las familias mexicanas, como la irresponsable arremetida mediática, financiera y clerical, que se desató en contra del proyecto alternativo de nación. Se nos muestran en la filmación, las piezas que tantos mexicanos teníamos señaladas y que sin embargo, se nos dificultaba conjuntar y demostrar, porque éstas aparecían sueltas, cuasi invisibles, debido a la parcialidad de la información que manejan los consorcios que han atizado el atraso socioeconómico que conlleva el neoliberalismo continuista del régimen. Se documenta la evidencia de los agravios en una entrega cinematográfica sin precedentes, misma que sufre, desde antes de colocarse en las salas de exhibición, la ira y desesperación del que ve descubierta su felonía y suciedad.
Ayer tuve una entrevista con el artista con vocación de emprendedor y promotor de causas sociales, Luis Mandoki. Durante la plática no dejaba de recibir llamadas; en algunas le informaban del estreno que se realizaba en ese momento en las diferentes ciudades del país. Le reportaban sobre apagones y otras limitantes dolosas; francos obstáculos que procuran dificultar o impedir la proyección de la película y que a su vez involuntariamente la promocionan. Tienen origen en los mismos que conforman ese clan guerrillero de cuellos blancos que a veces ocultan escapularios. Grupo delictivo y adinerado evidenciado como la verdadera causal del hundimiento social que padece México y que se agudiza a partir de la administración del tecnócrata de la Madrid.
Mandoki me habló de las razones que lo llevaron a elaborar el documental: son las que mueven a tantos a desconocer al gabinete ilegítimo y repudiado, porque obedece a intereses opuestos a la esperanza del pueblo que lucha por lograr la justicia y la democracia, hasta hoy desconocidas. Aparecen en la pantalla los paquetes electorales, rotos, violados; cientos, miles de testimonios y la cortina de cinismo que pretende cerrar, sin conseguirlo, el telón de uno de los episodios más asquerosos que ha vivido la incipiente democracia que habíamos conquistado. Las imágenes de esas bodegas que tenían las boletas “resguardadas”, parecen mostrarnos un basurero donde impera el desorden y la suciedad, en lugar de ser el recinto que garantiza la seguridad de los documentos que asientan la voluntad ciudadana. Ese cuidado tuvo el IFE para respetar nuestro ejercicio democrático.
Gracias a Luis Mandoki, los mexicanos conoceremos más pruebas contundentes. Espero que vean la producción los que tengan deseos de despejar sus dudas y aún aquellos que niegan rotundamente lo que ya nada y nadie puede ocultar: hubo un costoso y descomunal fraude que nos ha golpeado puntos vitales. En el documental, se suman declaraciones y conversaciones que delatan las intenciones y acciones de los verdaderos enemigos de México. Delincuentes que lograron engañar, comprar, amenazar y corromper a muchos.
Mantengo la convicción de que se impondrá el noble espíritu que mueve a la mayoría de las conciencias de los mexicanos de razón.
En cuanto tenga listo el video con la entrevista lo subiré al blog. En tanto, manténganse unidos en la lucha por conquistar el México de nuestros hijos; libre de la mezquindad del dinero contaminado, que convierte al ser humano en criatura envilecida que se descompone en su ruindad. Hagamos para ellos una República Mexicana que les de un espacio para crecer fuera del alcance de los fundamentalismos que condenan la razón y la verdad.
Por favor den toda la publicidad posible a esta película maravillosa. Nos hace un favor enorme a los ciudadanos que anhelamos un país despejado de los intereses mezquinos que atrasaron el reloj de la historia y que pretenden arrebatar el porvenir a las nuevas generaciones.
Aquí se denuncian para que les conjuremos. Con unión y firmeza es posible transformar el país por medios pacíficos. Ese mensaje nos deja el trabajo fílmico de Luis Mandoki y él nos lo repite al contestar con sencillez y emoción las preguntas, mientras esperaba que le sirvieran una suculenta ensalada con “fajitas de pollo”.
Nos encontrábamos en uno de los centros o plazas comerciales donde exhibieron la película, a las afueras de los cines que tiene el lugar. Él llegó ahí con el propósito de convivir unos minutos con los asistentes a la función que desearan intercambiar comentarios durante el intermedio.
Nos habíamos encontrado unos minutos antes, en otro sitio que teníamos previsto para la grabación de la entrevista. Se me perdió el camarógrafo y su retraso nos obligó a ir en procesión a otro compromiso que tenía Luís. (A esa hora ya éramos un pequeño grupo de familiares y amigos ávidos de conocer al autor) Al llegar a los accesos a los cines del “Centro Magno”, presenciamos la salida de la gente que ocupó la totalidad de las butacas de la sala. Los boletos de todas las funciones se vendieron en su totalidad y aún así mucha gente se quedó sin ver la película por esa noche. Nos dimos cuenta de que diez minutos antes de que comenzara la última función, ya no hubo boletos. Qué grato es constatar el interés de las personas por tener más información o por cualquier causa que les hace venir, aun sea buscar la forma de descalificar o utilizar lo visto para continuar el escarnio. Seguramente les deja sin argumentos confiables o creíbles, dado la contundencia de las pruebas y el ritmo de la película, que no deja cabos sueltos y es capaz de objetivar y esclarecer los eslabones que encadenaron el fraude electoral sucedido en julio de 2006, en México.
Los ánimos vuelven a ser como los días posteriores al fraude. La gente salía coreando que es un honor estar con Obrador. Aplauden de pie al final de la proyección y eso es muy conmovedor. Sucedió ayer, según me lo comentó mi madre y otras personas al salir del cine. Hoy fui a la última función y ocurrió lo mismo: un espontáneo y vibrante aplauso. Tengo la esperanza que nos contagia a todos los que de alguna manera y de acuerdo a nuestros recursos, hemos participado en esta movilización histórica. Conocí y amisté con gente nueva de mi ciudad y de otras entidades, durante las marchas y plantones. He cantado con ellos, gritado, a veces hasta con llanto, vivas a la patria liberada, a sus libertadores y al líder que nos inspira transformarla. Me uní a una corriente que se multiplica en millones de expresiones que convergen en un solo ideal: Un México donde la honestidad, la legalidad y la justicia, sean, entre otras virtudes, la condición para el desarrollo.

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