jueves, 15 de noviembre de 2007

Bienvenidos a la República del Fraude

Por Carlos Antonio Villa Guzmán
(Este artículo fue publicado en el 2006, posterior a las elecciones presidenciales del 6 de julio. Donde quedó un sentimiento generalizado de fraude en la mitad de la población registrada en el padrón electoral)
México es un país donde puede darse una sucesión de fraudes en gran escala sin que se altere la vida de los que los cometen y de quienes los padecen. Con excepción del valor civil de algunos grupos ciudadanos que nos recuerdan que existe dignidad y carácter, el resto de la gente anda como si nada.
Estamos tan acostumbrados a la ilegalidad y la impunidad que ya no nos importa que continúen saqueando y delinquiendo, total, un fraude más no debe extrañar.
A un gobierno que resultó todo un fraude por lo que hizo y por lo que dejó de hacer, le sigue una elección igualmente calificada por los ciudadanos o por un sector importante de ellos y ahora presidirá la república un individuo que ha vivido rodeado de fraudes que ligan lo familiar con el servicio público que según esto desempeñó. Sabemos de ello gracias a lo informado por los medios de comunicación que no se arredran por publicar datos de esta naturaleza, más lo que vimos y le oímos decir en meses de campaña que nos hizo padecer.
¿Qué pesará más en la conciencia este doloso personaje, los intereses de sus cómplices y familiares o los de los gobernados que ni siquiera votaron por él? ¿Qué tiene más importancia en su forma de hacer política, la ética o el dinero? Los resultados de lo que vivimos nos demuestran que nada puede contra el poder económico de esta clase de gente, ni siquiera la ley.
El “aquí no ha pasado nada” una vez más fue sacado del armario y extendido como tapete mugroso encima de la voluntad y la inconformidad de millones que seguramente continuarán en su legítimo reclamo.
Ya sabemos el rumbo, la receta, el quienes y cómo se repartirán el pastel de privilegios y canonjías, ya es posible hablar del fraude del 2006 al 2012 y la vida seguirá...¿Los pobres? Que vean el azul del cielo y acepten su destino manifiesto, total es su cruz y su voto.¿Los ricos? A maquinar de qué manera vuelven a operar y engañar para no soltar la presa. ¿Los renegados? A dar ejemplo de lo que debiera ser el pueblo para levantar la cabeza y no vivir como aquellos personajes de Rius “Los agachados”. ¿Y los 7 enanos del cuento? La historia los pondrá en su lugar.

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