La nación no es más que la expresión de una identidad colectiva, una idea que sintetiza el sentido jurídico y político del término pueblo. Los representantes representan justamente esa idea. Bourdieu
El impacto político de los mensajes que Felipe Calderón dirigió a ciertos directivos empresariales debiera tomarse, por el bien del país, con la suficiente seriedad. Considero que no son éstos los mejores momentos para exacerbar, aún más de lo que está, el ánimo social.
Al margen de aquello con lo que no se esté de acuerdo, por ejemplo, entre otras cosas, el modelo de políticas públicas implementadas por el gabinete bajo la égida neoliberal, toda vez que no han gozado manifiestamente con el respaldo de sectores políticos y periodísticos, así como numerosos grupos y activos que operan desde la sociedad civil, quienes además tienen sus respetables razones apoyadas en los elocuentes indicadores, la situación exige asumir responsablemente posturas inteligentes, digamos que con la mente fría.
No obstante lo complejo que pudiera resultar el desciframiento, la posible comprensión de una trama que ha hecho que el presidente declare, con otras palabras, que existen empresarios que pagan pocos impuestos e inclusive algunos ni siquiera los pagan y que llegó la hora de hacerlo, no debe dar lugar lo dicho a que se tome bajo "La enfermedad mortal del infantilismo" en palabras de Lenin. Se trata ciertamente de una posición delicada y hasta audaz, dado que emitir opiniones en contra de la lógica de quienes están acostumbrados a obtener toda clase de privilegios del Estado mexicano, gracias a lo cual gozan de enorme poder económico y del consecuente peso político, tiene consecuencias.
Calderón se encuentra ante el dilema de la democracia política, que trata de asumir la representación de las voluntades de millones de individuos en una sóla.
Por mucho tiempo los magnates que son tan ajenos a las carencias de las mayorías, insensibles ante una realidad lacerante que agobia a millones de familias, no han sido tocados por la ley ni por el discurso de gobernante alguno, desde la época de López Portillo. Tampoco puede ser comparable en ningún sentido la situación de aquellos años de la década de los setenta, con lo que sucede ahora social y políticamente en México. Hay grandes diferencias en todos los rubros.
A este respecto el simplismo no propone nada que pueda ofrecer alguna posible solución o siquiera un planteamiento adecuado del problema, como correspondería a un análisis objetivo, comprometido además con la estabilidad urgente para reestablecer la marcha del país.
Es importante explicarnos las razones por las cuales se niega a Calderón el consenso formal e intrínseco, que deviera ir más allá de matices ideológicos, puesto que se trata sin duda de una lectura que reconoce el síntoma, señala un adecuado diagnóstico, al igual que una buena parte del remedio. Evidentemente hay de fondo grandes dudas desde el orígen mismo de su evolución como político, puesto que ésta ha sido al margen de lo que se entiende como popular o en un término más adecuado; liberal. Su perfil indudablemente corresponde a la empatía con las élites.
Giovani Sartori en sus escritos que hablan sobre distintas definiciones de la democracia, afirma que: " La democracia política es la que actúa, para fines democráticos, en las peores condiciones posibles; y no se puede esperar de la democracia a gran escala, de la difícil democracia política, lo que se obtiene de la democracia a pequeña escala". La decisión para que asumiera su mandato evidentemente no provino desde abajo.
Ignoro a qué se atiene el ejecutivo toda vez que actúa de una forma inusual, totalmente contraria a los impulsos que los mismos destinatarios de sus palabras dieron a su postulación, por cuya inercia arribó a la primera magistratura. Lo que sí queda claro es que hoy no se ha equivocado y tuvo además valor para romper un tabú ¿Por qué negárselo? ¿Por qué ahora, que es tan imperativo coincidir, sobre todo por el bien de los mexicanos empobrecidos?
Felipe Calderón se ha equivocado muchas veces, tal vez desde que aceptó contender por la presidencia y ni qué decir de las reiteradas ocasiones en que habló negativamente del proyecto de su principal opositor: Andrés M. López Obrador. Evidenció desde antes de 2006 enormes carencias, limitaciones de carácter personal, al igual que la falta de visión que corresponde a un estadista. No demostró tener la suficiente sensibilidad y oficio político, como quedó manifiesto en su "empresa" de combate al narcontráfico utilizando las armas del ejército, todo ello, entre otras causas, por lineamientos del ASPAN, de magnufatura estadounidense. Pero hay algo y alguien más en los trasfondos, en los oscuros entretelones del poder.
De todo este montaje organizado por el gobierno y su representante máximo, padecemos lamentables secuelas. Vivimos una peligrosa ruptura que en gran medida tiene su origen en las formas y acciones que descompusieron, enfermaron hasta la médula, el proceso y resultado de los comicios que le dieron el cargo, sin embargo y a pesar de todo, hoy tiene la razón.
Nada empeoraría más las cosas, de por sí bastante resquebrajadas, que atacarlo por el flanco donde se alinean quienes han emitido idéntica opinión. Una muestra de tacto, prudencia, madurez política con deseos de volver al orden es, por donde se le vea, apoyar en este trecho tan difícil a Felipe Calderón. Ojala lo capten así los oponentes y detractores que indudablemente se ganó a pulso.
Espero que no se le de a quien así lo espera, el gusto de su derrocamiento, como sucedió en Honduras, gracias a un poderoso grupúsculo comandado por las mafias de E.U., que son a final de cuentas los grandes beneficiarios de ésta y otras crisis que suceden por lo regular fuera de su país. Los famosos y facinerosos Halcones, gente del Pentágono, tan célebres por sus negocios sucios de armas y drogas.
Pese a que FCH haya arribado por medios fraudulentos y tramposos, no es recomendable políticamente descabezar al país, aunque no nos guste la cabeza. Sería seguirle el juego a la mafia que ya se frota las manos con las que afilará los cuchillos, para echarse encima y arrebatar lo poco que nos queda que es algo de paz, cierta estabilidad y consenso. No es casualidad la reaparición de Salinas, líder visible de individuos, inclusive poderosos narcotraficantes y capos, que han logrado acumular grandes fortunas mediante lo cual se convirtieron en gran peligro que hace inviable la democracia, desde cualquier ángulo que ésta pudiera ser interpretada, comprendida y ejercida.
Ésta clase de gente se sabe aprovechar de sus contactos, de los socios y no se diga de la ingenuidad de las masas en sus reacciones explosivas e irreflexivas. Con esa fórmula han construido sus imperios.
Las revueltas redundan en estupendos negocios. Veámoslo así. Enfriar los ánimos, es lo más recomendable en este momento.
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