Con algunas honrosas excepciones, los medios masivos hicieron mutis por no incomodar a la autoridad; por cierto la Coparmex tiene gran interés en la construcción de la presa en Arcediano. Esto se explica en el ahorro que significa para los industriales, a quienes corresponde absorber los costos de desintoxicación del agua que ellos contaminan, pasarnos la factura a los ciudadanos a través de obra pública. El cianuro, arsénico, plomo y demás metales, son mucho más peligrosos para la salud humana y la vida en general, que el simple detritus doméstico. Que no nos traten de engañar como acostumbran, ya basta.
En un punto donde se une a esta cloaca el afluente mucho menos tóxico del Río Verde que llega desde la zona de los Altos, es donde los gobernantes, entre otros beneficiarios del negocio, comenzaron las obras de la presa de Arcediano, dizque para traer agua potable a la ciudad de Guadalajara, después de bombearla desde el espejo de agua de la presa hasta unos seiscientos metros de altura, acarreando de paso un costo elevadísimo de electricidad que obviamente pagaremos todos. Hace años realicé un reportaje en video que muestra la opinión de lo vecinos de Arcediano cuando fueron éstos desalojados del poblado donde nacieron y crecieron. Se les mintió y agredió con la fuerza del Estado, que tampoco tuvo reparos para violentar leyes ecológicas e hizo oídos sordos a todo reclamo u opinión ciudadana que se manifestó contando con información científica sobre los inconvenientes de la obra, presentando además opciones mucho más viables para el abastecimiento de agua. Sin embargo, ahí les conviene hacer el proyecto para sus fortunas personales u otros intereses que quizá puedan ser de las trasnacionales, según lo que vemos que sucede con los recursos del país. En el video aparece también uno de los principales promotores del proyecto quien admite el incremento de tarifas eléctricas que costeará la sociedad y el elevado costo de saneamiento de aguas a base de plantas de tratamiento, como si estas realmente funcionaran. Esto lo podemos constatar en las plantas instaladas en las cuencas de Chapala, Cajititlán y Tlajomulco, por cierto este último municipio donde impera la corrupción urbanizadora es sin duda otro lugar donde pueden morir menores si llegan a caer en los canales altamente contaminados por industrias y cientos de fraccionamientos. Se les ha dejado llevar aguas negras a cielo abierto hacia la Laguna de Cajititlán. La pestilencia en los alrededores de San Miguel Cuyutlán es insoportable y por si fuera poco, se tiran desperdicios de las granjas avícolas en pleno campo. Todo ello es consecuencia de la ambición desmedida de los fraccionadotes en contubernio con trabajadores del ayuntamiento y otros políticos. Es un asco y una bomba de tiempo Tlajomulco, igual que el Salto.
Lamentablemente esto no cambiará si continúa la inercia que confunde el acto de gobernar con dedicarse simplemente a negociar y hasta delinquir al amparo de los cargos públicos.
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