Hay profundos conflictos que se pueden agravar entre los militantes del PAN en Jalisco, lo que se hizo manifiesto públicamente a partir de la abrumadora derrota que le infligió el electorado el cinco de julio, para dar el triunfo principalmente al PRI, el instituto político artífice de una estrategia cuyos resultados se hicieron visibles en las urnas. Simplemente despertaron al priista que más de la mitad de los mexicanos lleva dentro. Algo a lo que se acostumbró a ser el pueblo durante décadas, hasta que se hartó y al presentarse la oportunidad de probar otro amo con la esperanza de que mejoraran las condiciones, eligió esa opción que en muy pocos años resultó mucho más amarga y letal que la pócima anterior, así que vuelta atrás para volver a la senda del Revolucionario Institucional.
Lo que pesa como preocupación principal entre el panismo local y que tal vez sea la causa de los conflictos, no es precisamente la forma como se decidió democráticamente que sean desalojados de los lugares donde hay trabajos seguros, bien remunerados, además de oportunidades de negocios más o menos legales, sino por lo difícil que va a ser recuperar las plazas perdidas. Como si se temiera un prolongado ayuno de poder. Solamente eso explica el pleito espectacular que protagonizan, con toma de calles y disparos mediáticos incluidos.
Lo que benefició a tantos durante casi dos décadas en Jalisco, desde las elecciones que favorecieron al PAN con la gubernatura y los municipios del área metropolitana, se pierde para otros correligionarios que no llegaron a disfrutar de las mieles que ofrecen las vacantes institucionales y eso les enardece. ¿Cómo es posible que por una tarde de represión brutal contra el que estuviera en el centro de la ciudad, mientras se reunían los mandatarios de la Cumbre de las Américas, y una mentada de madre al pueblo, envalentonada con tequila y la presencia del Cardenal, se quedaran sin ingresos? Faltaría añadir todo un libro que recogiera decenas de señalamientos o denuncias oficiales de abusos de poder y despilfarros que una clase política que no tan sólo imitó los vicios de sus antecesores, sino que refinó, hasta rebasar cualquier límite imaginario, el ejercicio de un poder déspota, soberbio, fanfarrón, que se colma de auto elogios, sin reportar concretamente nada positivo para la sociedad. Dos sexenios y medio de conflictos y retrasos. Por tanto no debe asombrar en absoluto lo sucedido electoralmente.
El dolor de la derrota no se encuentra en el pasado sino en el futuro, de ahí que el pasado solo sirva para imputar faltas y el futuro, para lamentarse detrás del aparador, contemplando las viandas, mientras se sueña con volver al festín.
De ahí el coraje, la impotencia que les orilla a fragmentarse dentro de su propia central política, alimentando páginas periodísticas, programas, noticieros, cafés y sobremesas.
¿A dónde va el PAN con todo esto? A ninguna parte que no sea el reacomodo y la espera para la siguiente oportunidad, que seguramente será tan escabrosa o más que la debacle recién sufrida. No tan sólo perderán con estrépito la Presidencia de la República, hoy bajo el mando de un media cuchara, que se tornó más peligroso tanto más ocurrencias pasan por su cabeza, como poner en vilo a la población en medio de su azarosa persecución de delincuentes que parecen multiplicarse geométricamente.
El sexenio de F C está prácticamente liquidado puesto que lo de Jalisco se repitió por todo el país. Su gobierno de bajísimo perfil, no cubrió siquiera las expectativas que mantuvieron los que se interesaron en su triunfo. Ni qué decir al respecto de los millones de mexicanos que no creyeron jamás y se opusieron hasta donde les ha sido posible, a que ejerza como presidente, corroboran con tristeza y rabia por qué tuvieron y tienen la razón.
La historia del PAN exhibe un cráter, una abolladura que debió ser una corona de olivo en la sien. La transición se manchó por la codicia, la falta de consciencia, de voluntad para gobernar y administrar bienes a favor del pueblo. En lugar de hipotecar y vender recursos al mejor postor, con participación accionaria, en especie o en efectivo, de por medio. ¿Por qué fueron como un PRI novato y engolosinado, que terminó por corromperse y fracasar? Ya habrá tiempo para responder durante el ayuno que puede prolongarse décadas, otra vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario