domingo, 21 de diciembre de 2008

De la Generación X a la Generación Z_ space: perdidos en el espacio o en búsqueda de identidades a través de una compulsiva producción de sentido.

El presente artículo se refiere a un fenómeno más que se manifiesta en la sociedad de la electrónica: el uso de los recursos tecnológicos por parte de jóvenes que de manera anónima entablan comunicación entre sí. Trato de abordar, de manera empírica, un aspecto de la comunicación mediada por redes virtuales, que confiere a la juventud adolescente un recurso innovador y hasta ahora inexplorado, mismo que impacta en sus hábitos de comportamiento y de manera directa en la forma de interactuar, tanto en comunidades que se encuentran aisladas, como en aquellas otras donde conviven en el espacio físico social.
Sugiero una categoría para la nueva generación de personas que nacieron en una etapa de la humanidad, donde la comunicación electrónica tiene predominancia sobre la vida de millones de sujetos que cotidianamente permanecen enlazados, “conectados” a un mundo virtual, a la vez que interactúan en la realidad material: La Generación Z_ space.

¿Qué cambios representa para los integrantes de las sociedades de la llamada posmodernidad el que conformen élites que conviven de manera inaccesible a los otros, es decir, virtualmente aparte?

¿Qué transformaciones en las personalidades de los sujetos usuarios adolescentes de las redes cibernéticas pudieran presentarse al tener el poder de construir su propia realidad?


El paso del tiempo es implacable al dejar sus huellas, en tanto la sensación de que cada día transcurre más de prisa parece tener una explicación en la física contemporánea, más allá de consideraciones de índole subjetiva.
Los medios de comunicación nos refuerzan la idea de que suceden demasiadas cosas durante las mismas veinticuatro horas, además de que éstas pasan cada vez con mayor fluidez o velocidad, para desvanecerse entre una suerte de nuevos surgimientos que tienen determinado lugar y momento en el espacio- tiempo.
En esta continua aparición, ocaso y extinción de sujetos y objetos, con diferentes características de las de sus antecesores, se tienen definidas, por sus diferentes rasgos, las pautas que dan lugar a las generaciones. La última de ellas, reconocida por algunos como la Generación Y, surge a partir de la Guerra del Golfo como una generación de in pase, que sirvió de transportador para dar lugar a una nueva generación que se reconoce por nacer en un mundo dominado por la tecnología virtual: La Generación Z_ space, formada por quienes nacen un poco antes o a partir del 2000.
Esta generación confluye con élites de jóvenes adolescentes de las últimas oleadas de la generación Y; usuarios compulsivos de Internet y otras vías electrónicas de comunicación a distancia, quienes no se conciben cabalmente en el mundo sino es por medio de las posibilidades que ofrece el espacio virtual, creado por la nanotecnología, entre otras especialidades de las ciencias.
Cada vez más enfáticamente sus interacciones dependen de ordenadores electrónicos, así como de una gama de periféricos unipersonales, con los cuales establecen plataformas de intercomunicación en tiempo real o bien, a través de links que mantienen información virtualmente suspendida con libre accesibilidad.
El término Generación X se ha utilizado para referirse a las personas nacidas en la década de los años setenta. Se discute aún acerca de las fechas exactas que definen a esta generación, sin embargo, suelen considerarse rangos que van de 1963 a 1978 o de 1961 a 1980. También se ha definido como la Generación X, a las personas que vivieron sus años de adolescencia en la década de los 80, nacidos tras los del baby boom. (Baby boom es una expresión inglesa surgida tras la Segunda Guerra Mundial para definir el periodo de tiempo con un extraordinario número de nacimientos que se dio entre 1946 y 1964)
La generación Y, es la sucesora de la generación X. Incluye a las personas nacidas a partir de 1982. El término hace referencia a quienes nacieron entre 1984 y 1994, aunque finalmente se extendió esa categoría para abarcar desde principios de los 80 hasta el año 2000. A partir de entonces surge la siguiente y actual generación.Si bien las Generaciones X y Y, distinguieron a los sujetos por cierta crisis identitaria como consecuencia de la exclusión social, entre otros factores, a su vez producto del desplazamiento del hombre por la máquina y más tarde por el sistema de circuitos integrados o chips, la Generación Z_ space recupera o construye identidades a través de una compulsiva producción de sentido, en base a herramientas que evitan el contacto físico entre los interlocutores.
Las comunidades establecidas por sus propios componentes quienes a su vez operan el diseño de nuevos códigos, claves de acceso, además de ciertas reglas que se definen por el uso de un lenguaje común que es propio del space, proliferan aumentando al mismo tiempo el número de “conectados“.
Los iniciadores de la Generación Z _ space se comunican entre sí como jamás lo hizo generación alguna en la humanidad, gracias a las posibilidades cibernéticas y las variadas formas de comunicación por medio de instrumentos electrónicos que transmiten imagen, texto y sonido de manera simultánea o por separado.
Conviven, muchas veces sin llegar a conocerse, durante largos periodos de tiempo en los que narran historias cotidianas, que trivializan auxiliándose de aditamentos que producen ruidos como zumbidos, entre otros elementos que se pueden interpretar conforme a las claves lingüísticas acordadas a través de los innumerables intercambios. Ahí, en esa atmósfera, se desenvuelven, socializando ideas y sensaciones, sin que nada obstruya la confiabilidad de la comunicación (grupal o reducida a dos personas) voluntaria, espontánea, que se da cotidianamente en los distintos ámbitos socioculturales donde se tiene acceso a la comunicación con recursos comunicacionales cibernéticos u otros. Además, a una conveniente distancia de los otros o “lo otro“, “extraño” “ajeno” y por tanto potencialmente peligroso. Toda una liberación de los miedos propios de quienes se desenvuelven en los confinamientos de la realidad.
Metro flog´s, blogs, chats, cuentas personales, mensajes de texto vía telefónica, memorias de gran capacidad de almacenamiento, reproductores de audio y video, entre otros implementos que han dado lugar a un mega mercado tecnológico a nivel global, facilitan la expansión y sofisticación de los grupos pertenecientes a la Generación Z_ space, cuyo futuro es de por sí incierto, al verse inmersos en un mundo cada día más polarizado ideológicamente, donde la tecnología no ha logrado equilibrar distancias socioculturales, sino más bien lo contrario; ha contribuido a reforzar las placas que separan ricos y pobres, especialmente concebidas para alejar a los desplazados o excluidos, los indeseables. Acerca de ello, el sociólogo de orígen polaco Zygmunt Bauman reflexiona y comenta lo siguiente: “Para decirlo en una frase: lejos de homogeneizar la condición humana, la anulación tecnológica de las distancias de tiempo y espacio tiende a polarizarla".
El space o espacio virtual, absorbe un número importante de horas del tiempo de los jóvenes que se ubican más cómodamente ahí que desenvolviéndose en contacto con lo que se vive en el exterior.
Las pantallas de múltiples estilos y tamaños reciben mucho más atención que cualquier otra cosa, incluyendo la convivencia con círculos de amistades o familiares, no se diga tareas escolares.
Inclusive las famosas búsquedas para auxiliarse en trabajos solicitados por los maestros, dan lugar en ocasiones a una especie de malabarismo visual de páginas electrónicas, virtualmente intercaladas, que hacen posible manejar a discreción trasfondos de recuadros donde suelen sostenerse más de dos conversaciones a la vez. Pláticas múltiples que seguramente les provocan la sensación de que el tiempo transcurre tan de prisa que no alcanza para cumplimentar los trabajos y compromisos asumidos que dejan de ser atractivos ante la experiencia de navegar en el ciberespacio.
"Esta vivencia del poder sin territorio -la combinación, tan misteriosa como sobrecogedora, de lo etéreo con lo omnipotente, la ausencia de cuerpo físico y el poder de formar la realidad- queda registrada en el conocido elogio de la “nueva libertad” corporizada en el “ciberespacio” sustentado en la electrónica". (Bauman, 2004)
Los estudios sobre producción, impactos y audiencias de los medios de comunicación masiva tradicionales, que abarcan desde posturas apologéticas hasta amplias teorías críticas, ahora tienen nuevo material para ahondar investigaciones en esta otra etapa que ve surgir conciencias cuya característica principal es el aislamiento físico, la falta de contacto con sujetos y objetos reales, tridimensionales, para sustituirlos por las cada día más perfeccionadas imágenes y sonidos virtuales. El nuevo “paraíso” que señala en su analogía Margaret Wertheim:
"Así como los primeros cristianos visualizaban el paraíso como un reino ideal más allá de la decadencia y el caos del mundo material - una desintegración palpable en el imperio que se derrumba a su alrededor-. En esta época de desintegración social y ambiental los proselitistas del ciberespacio presentan su dominio como un ideal que está “más allá” y “por encima” del mundo material. Así como los primeros cristianos presentaban al paraíso como un reino en el cual el alma humana se liberaría de las debilidades y los defectos de la carne, los campeones del ciberespacio lo aclaman como un lugar donde el yo será libre de las limitaciones de la encarnación física". (Wertheim, citada por Bauman, 2004)
Estos nuevos comunicadores que son el medio, el mensaje y la audiencia a la vez, constituyen un número creciente de colonias en red que operan su propia realidad, dotada de escenografía y personajes, donde la trama juega un papel de carácter efímero. Es un aislamiento que no solamente se conciente sino que inclusive es dotado de instrumentos que le confieren barreras de seguridad a prueba del acoso externo.
Sin embargo, el paraíso demanda que se trasmute la realidad a su territorio para influir cada vez más en ambas territorialidades: el espacio material, reducido a “un mero terreno físico” y su dominio omnipresente en la virtualidad.
"En el ciberespacio los cuerpos no tienen influencia… aunque aquél tiene una influencia decisiva e irrevocable sobre los cuerpos (…) Ahora que el poder de dictar fallos está firmemente en manos del ciberespacio, los poderosos no necesitan cuerpos potentes ni armas materiales; a diferencia de antes, no necesitan vínculos con su medio terrenal para afirmar, asentar o manifestar su poder. Lo que necesitan es estar aislados de la localidad, que al ser despojada de un significado social transplantado al ciberespacio, ha quedado reducida a un mero terreno “físico”. También necesitan la seguridad de ese aislamiento: una condición “extravecinal”, inmunidad de las intromisiones locales, un aislamiento infalible, invulnerable, traducido en la “seguridad” de las personas, sus hogares y lugares de juego". (Bauman, 2004)
Guiados cada día más por autopistas virtuales que por la ruta del contacto directo con tutores o docentes, los bisoños cibernautas son un mundo generacional aparte:
La Generación Z_ space, nos da señales nítidas de cómo serán las nuevas relaciones de poder y dominio en el siglo del cual vivimos ya casi la primera década.
La inexistencia de la distancia borra inexorablemente los linderos territoriales, por lo que las disputas por espacios geográficos dará lugar paulatinamente a la lucha por el espacio virtual, ya se entrenan los primeros gladiadores internautas: los de la Generación Z_ space.



Bibliografía:

Bauman Zygmunt (2004) La globalización. Cosecuencias humanas. FCE. méxico. Pp 28,29.

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