lunes, 27 de septiembre de 2010

Por la destitución de Emilio González Márquez:

Por su ineptitud, por la enfermiza tendencia a crear conflictos y los magros resultados de su gobierno, no merece continuar en el cargo ¡Fuera Emilio de Casa Jalisco!

La artera y pésima estrategia utilizada por Emilio González Márquez en época preelectoral, que consiste en lanzar su ataque verbal exaltado por algunos medios informativos y corifeos a sueldo, contra la dirigencia y la comunidad universitaria, hizo pensar a ciertos actores y personas ajenas que algo sucedía en la universidad pública más importante de México después de la UNAM. Sin embargo, esta iniciativa también pone un asunto no menor en la mesa ¿Qué hace Emilio González en el gobierno?
La universidad no requiere defensores en esta reyerta donde la ha enfrascado el propio gobernador de Jalisco, puesto que el balance de su administración, del cumplimiento de metas, aún contra corriente, es más que positivo. La Universidad de Guadalajara crece bien, en armonía entre sus distintos niveles, así como cabal atención a los compromisos que tiene en sus áreas sustantivas.
Si no fuese así, el Gobierno Federal lo demandaría, sin embargo, sucede lo contrario; se han aprobado y ejercido los presupuestos que le son asignados. Lo cual no ha sido secundado por decisiones personalísimas de Emilio González Márquez, a quien ya muy pocos perciben como un gobernante capaz de ofrecer algún resultado positivo para los gobernados.
La imagen de este señor ha venido en caída libre desde hace tiempo, sobre todo por una serie de traspiés y errores de distinta índole que sería bastante repetitivo enunciar.
¿A qué se ha dedicado este gobernante, además de promover su imagen con el afán de quien piensa en su propio futuro político? ¿Qué ha resuelto de la múltiple problemática que padece la entidad en prácticamente todos los rubros?
La red de carreteras estatales se encuentra en pésimas condiciones, la inseguridad agobia a los ciudadanos, los transportes en la Zona Metropolitana van de mal en peor, al igual que el congestionamiento de calles o avenidas. Los problemas ambientales reclaman medidas que rebasan con mucho a lo que hacen los funcionarios estatales. Por si fuera poco todo lo que se puede enumerar en cuanto a las múltiples fallas de la infraestructura estatal, que no ha recibido una sola inversión importante para mejoramiento, varios sectores se sienten ofendidos por la conducta excluyente y discriminatoria de las autoridades que encabeza este gobernador. Evidentemente adolece de la mínima sensibilidad para percatarse de que la población se manifiesta plural en sus hábitos y costumbres, es multicultural y eso merece cuando menos respeto. Mas no lo han entendido así estos que se llaman a encauzar la moral, principalmente Emilio y sus correligionarios, acostumbrados por igual a imponer su propia visión, por cierto bastante sesgada, clasista y para muchos hasta retrógrada o francamente déspota.
Con tantos problemas que atraviesan por los costados y de pies a cabeza al país, un gobernante con esa fuerte debilidad por crear conflictos, roces de todo tipo con el que se le pone enfrente o quien no concuerda con su conducta, ya debería estar fuera del cargo.
La marea política genera por si misma sus fuerzas que llegan a tensionar el ambiente público, esto es parte del sistema partidista que practicamos en México, al igual que otros países que buscan perfilarse como democráticos, es una especie de orden natural que se manifiesta en las sociedades, sin embargo, cuando a esa dinámica se le enciman otras, como se dice coloquialmente, “se le hacen más olas”, las cosas se pueden derramar y esto nos expone a otra clase de riesgos totalmente innecesarios, como la confrontación violenta ¿Hacia allá quiere llevar las cosas Emilio González con sus provocaciones e insultos a la dignidad de quienes simplemente piensan y trabajan? ¿Cree que así va a ganar esta batalla política que se empecinó en librar? Si es así, entonces mejor que se vaya cuanto antes.

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