Hace tiempo que no se presentaba una reacción ciudadana tan dilatada y participativa contra la autoridad, como la que se está dando en estos días debido a la donación de noventa millones de pesos del erario público para la construcción de un templo católico, cantidad que se agrega a otras erogaciones similares.
La noticia cayó como piedra en el panal y la respuesta colectiva ha sido inédita. No han dejado de publicarse en los diarios y en las cadenas de Internet, argumentos en contra de la descomunal limosna.
Por si todo lo anterior fuera poco, se organizó una marcha de protesta a la que acudieron alrededor de mil quinientas personas el pasado viernes 11 de marzo.
Por su parte, los medios de comunicación que mantienen diálogo a través de líneas telefónicas o correo electrónico con sus audiencias y que han abordado el caso abierta y objetivamente, reciben aún muchos comentarios que muestran indignación y enojo por la medida que asumió el gobierno de Jalisco. Máxime que no es el único regalo millonario que se dedica a causas que nada tienen que ver con las funciones del Estado, si no que favorecen a grupos económicos sólidos como Televisa y Expo Guadalajara.
Se trata exclusivamente de compromisos privados. Es un uso del recurso público a título personal, del propio Emilio González, de quienes gobiernan con él y con el cardenal Sandoval. Dispusieron de esta y otras cantidades para darles un destino que nada tiene que ver con el Plan de Desarrollo de Jalisco, (PDJ) ni muestra congruencia con ley de Proyectos de Prestación de Servicios (PPS).
Algo que llama la atención es sin duda la avalancha de quejas ciudadanas interpuestas ante la CEDH. Van más de cuatro mil y no parece detenerse la iniciativa de los inconformes, al contrario, se desató una presión social como no se había tenido desde los funestos días que siguieron al 22 de abril de 1992 y que no se agotó ni con la renuncia obligada del entonces gobernador Guillermo Cosío Vidaurri. Ahora la gente pide la salida de Emilio González, quien, para darle un sabor de birria jalisciense al asunto, es defendido por el propio rector de la UdG, Carlos Briceño. ¿Seguirá en el PRI?
El representante universitario se pronunció a favor de la causa dadivosa y hasta pidió olvidar el tema. Curiosamente entre los argumentos que dio en un programa de televisión mencionó que “hay para todos”. Habrá que averiguar si fue en plan premonitorio por alguna bonanza que se avecina o porque el gobierno tiene su guardadito para otras iglesias de distintas religiones y en una de esas hasta los masones alcanzan limosna.
Bueno fuera porque esto significaría que los problemas, las carencias materiales y culturales, ya estarían superadas. Se mostró tan complaciente el rector con el gobernador, que hasta criticó a quienes razonablemente exponen por qué es necesario que se ponga alto a la limosna y regresen la parte que ya se donó. Dijo que “la decisión “fue de buena fe (católica, sin duda) congruente con lo que él piensa (pero no con lo que piensan miles de ciudadanos) y señaló además que “el tema está sobrepolitizado donde cada quien busca llevar agua a su molino”.
Nada más político que estas declaraciones que acusan miras futuristas. Sus palabras suenan a tono con lo que opinan los del círculo cercano del gober piadoso. Los cálculos que hace apuntan a que la derecha azul y tricolor pudieran permanecer en el poder y hay que ponerse sedita. Es momento de mandar mensajes conciliadores, sobre todo a la grey que engrosa las filas electorales.
No está mal la estrategia si de obtener recursos se trata y de paso se acarrean simpatías conservadoras como agua para el molino.
El funcionario udegeista siguió con el sahumerio: “González Márquez le ha apostado a la máxima casa de estudios, a los Hospitales Civiles y, sin embargo, nadie habla de ello”.
Empero, al otro lado de la cancha juegan decenas de miles de ciudadanos (muchos de ellos católicos) que repudian con firmeza una decisión a todas luces fuera de las funciones del Estado laico que hemos de conservar. El vals del rector y el gobernador no se percibe tan acompasado con las demandas prioritarias y asignaturas popularmente exigidas. Ni siquiera la Coparmex les apoya. Se acompañan con su propia orquesta y ritmo que supuestamente los ha de llevar por los pasillos y alfombras de 2009 y 2012. Se cuidan de marcar muy bien cada paso para que las piruetas salgan perfectas. ¿Estarán abiertas para alguien tan próximo al grupo UdG, las puertas de los castillos azules? ¿Tendrá que alejarse para que retiren el picaporte? ¿Por qué anuncia sus pretensiones de gobernar el estado desde ahora? ¿Por cuál línea irá? Lo que haga en y con la universidad, será la parte medular de su capital político, junto a los amarres que desde ahora hace por fuera.
Es difícil creer que los criterios políticos formados en el Yunque, el Opus Dei, Legionarios de Cristo, lasallistas, los grupos cursillistas y toda la fauna que configura las filas del partido en el poder, puedan pasar por alto un pasado fegista, nutrido ideológicamente del marxismo-leninismo, afín a las revolución Cubana y al movimiento Sandinista, entre los que se dieron en Latinoamérica y en el entonces llamado tercer mundo. Muchos jóvenes estudiantes de aquélla época se identificaban con las causas que les representaban acciones libertarias contra el discurso del poder y la hegemonía, en todo sentido. Hubo quienes siguieron en la lucha social y hasta soportaron persecuciones o en los peores casos (muchos por cierto) ahí terminaron su existencia, en tanto la mayoría se diluyó en modos de vida prácticos, tratando siempre de alcanzar lo máximo de bienestar material posible, el indispensable acomodo. Algo contradictorio y a la vez explicable.
Sin embargo, los tiempos cambian y el éxito personal de algunos les alejó de tales ideas radicales. No es lo mismo ir todos los días en camión a la escuela y a los mítines con el manifiesto comunista bajo el brazo, agitar banderas y gritar consignas desde las baldosas de la plaza, que llegar con chofer a la oficina y ponerse a despachar frente a un escritorio de caoba, mientras dos o tres secretarias atienden los pendientes y lo que ordene el jefe que se apoltrona en mullido sillón, rodeado de teléfonos junto a la computadora de última generación, además de una Lap-Top que tiene por un lado. Vaya que hay diferencias y muchas. Militar en los movimientos de izquierda no es cómodo y mucho menos fácil resulta mantener la convicción, sobre todo si hay manera de transitar por otras opciones tapizadas de merengue, confituras y jugosas mieles capitalistas. Los que continuaron a pesar de ser tentados merecen todos mis respetos.
Por otra parte, es rarísimo encontrar gente conservadora o de la derecha que renuncie y se pase a las filas de los que luchan por causas que esgrimen los oprimidos, desiguales, invisibles, ahora desconectados. Aquellos quienes se encuentran en las partes inferiores de la pirámide, si es que la estructura social tiene forma de pirámide. En los bordes o confines más alejados o soterrados, si nos basamos en la teoría del sistema mundo contemporáneo. De esas canteras también surgen los héroes.
Lo que sí tenemos son pensadores; intelectuales, filósofos y demás personajes que cultivan el hábito de reflexionar objetivamente sobre acontecimientos que tienen trascendencia para la vida pública.
Y también se ha conformado una sociedad donde surgen respuestas conformadas por grupos activos, como los ciudadanos que se suman a rechazar públicamente ocurrencias como el llamado limosnazo que donó el gobierno a la iglesia católica, mientras que ésta ha contestado a las críticas con discursos incitadores según el nivel de agresividad. Públicamente ofende la iglesia local a través del editorial de su órgano de difusión a quienes piensan distinto. Señala a quienes están en desacuerdo con la entrega de los millones como “jacobinos” “no creyentes o practicantes del relativismo intelectual”, además de “quisquillosos que siempre encuentran defectos” “siempre ven el pelo en la sopa”.
De ese nivel son los enunciados del episcopado. Si la autoría fuera de algún fanático irritado, perteneciente a cualquier bando o ideología, no nos extrañaría esta clase de reacción y lenguaje, pero se trata de la máxima autoridad de la iglesia católica en el occidente del país. La diócesis de Guadalajara todavía es muy amplia y tiene influencia en millones de individuos que marcan muchas facetas de su vida conforme a la doctrina propia de la religión o los discursos que les dirigen los líderes que se forman dentro de la institución.
Es lamentable que contesten en esta forma a los ciudadanos que no admiten que sus recursos se gasten discrecionalmente. Limosneros con garrote, se les llama popularmente a quienes obran así.
1 comentario:
Resulta un placer el leer estas lineas, que tan atinadamente tiene usted el gusto por redactar, y mas aun contemplar como sin esperarlo encontre un excelente periodista con una critica libre de ataduras y mordazas.
Mil Felicidadez Mtro. Carlos Antonio Villa.
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