martes, 13 de marzo de 2012

Una jornada de violencia en sincronía azota Guadalajara.


Aún sin que alguna fuente pudiera informar sobre quienes perpetraron ese día los incendios de unidades de transporte de pasajeros y con qué fin, en las redes sociales se hablaba de narcobloqueos. Las autoridades y los medios de comunicación repetían que se trató de un “operativo”, expresión utilizada cuando las fuerzas armadas llevan a cabo ciertas “misiones”.

Los datos que circularon en los primeros minutos en que se daba a conocer la noticia mencionaron enfrentamientos entre efectivos del ejército y supuestos delincuentes. Había al menos una persona muerta que yacía en la calle junto a un minibús incendiado. Después se confirmó que se trataba del cuerpo de la persona que prendió fuego al vehículo después de rociarlo con gasolina: accidentalmente se impregnó y quemó también. Había columnas de humo en varios lugares que, incluso, ocasionaron el paro del servicio del Tren Ligero por falta de visibilidad.

Se escucharon sirenas durante toda esa tarde. Varios helicópteros militares y de la policía federal sobrevolaron la ciudad. Todo esto se desencadenó durante las últimas horas del dos de marzo en la capital de Jalisco y en otras poblaciones del estado, sin que las autoridades hayan pronunciado ese día algo al respecto, únicamente el gobernador declaró que todos los cuerpos de seguridad trabajaron en la reacción ante dicho operativo; el mensaje fue difundido por algunos medios. Silencio gubernamental y ruido mediático a través de los noticieros y las redes sociales. Más tarde, hacia las quince horas aproximadamente, ya circulaba por Internet la noticia de la detención de Erick Valencia, sucesor de Nacho Coronel, apodado el 85, según la misma nota. Entonces se suponía que los ataques a los vehículos con gasolina que fue inflamada para formar literalmente cortinas de humo y con ello causar mayor caos citadino, eran una respuesta por la captura del capo y sus cómplices.

Hace unos meses aconteció algo semejante, aunque con menor intensidad, según lo que puede apreciarse en el espacio virtual donde circula la mejor información. En aquella ocasión hubo mensajes en contra de las autoridades, después de que incendiaron un camión urbano, de acuerdo a lo publicado por la prensa en su momento. El Estado mexicano anda en zozobra, no ha sido capaz de poner control a la escalada de violencia que cada día nos muestra en forma siniestra su alcance.

También hace días salió a la opinión pública la noticia sobre el secuestro y asesinato de tres choferes del transporte urbano de pasajeros, en distintos escenarios, se rumoraba de venganzas por la participación de choferes en accidentes viales que costaron la vida a personas. Una extraña forma de ajuste de cuentas popular, según este rumor. ¿Hay alguna relación entre estos crímenes de operarios y lo sucedido el pasado dos de marzo?

Las preguntas se amontonan sin ninguna respuesta, hasta este momento. Se ignora si los incendios sincronizados de vehículos y la fuga de los que lo ocasionaron por medio de autos que robaron en el lugar, fue orquestada por un cartel a través de una célula delincuencial o qué origen pudiera tener esa oleada que mantuvo a la población dentro de sus casas, por recomendaciones que se hacía entre sí la gente. ¿Tiene esto alguna liga con la fuga de reos en Apodaca? ¿Son ellos los que vinieron a pagar por su salida?

El miedo se instaló con su carga de incertidumbre, hay desmoralización por la forma como ha sido conducido el país, que no tan sólo ha conseguido más pobres y angustiados por lo económico, sino que también se teme por la propia seguridad e integridad física de los ciudadanos. Como si fuera un guerra, decían quienes pude escuchar cuando salí a observar un poco más de cerca los acontecimientos. Había escaso tráfico en algunas partes en tanto que en otras, estaba totalmente paralizado; por doquier embotellamientos a causa de los bloqueos de las avenidas. Se veía mucha gente en las esquinas, esperando inútilmente un transporte, las rutas fueron suspendidas y los autobuses guardados. Miles quedaron varados durante horas y, algo extraño: se interrumpió el servicio de los celulares desde el momento de los enfrentamientos ¿Lo ordenó el gobierno para interrumpir la comunicación entre los sujetos perseguidos? Se siente una rara impotencia cuando se suspenden estos sistemas que ya nos tienen tan acostumbrados a su uso a diario.

Los locutores de radio y periodistas daban cuenta de lo que les llegaba de información y todo giraba sobre lo mismo, sin profundizar un poco más, como para provocar reflexiones y con ello tener un mapa más completo de lo que acontece, en términos de lo que el Estado tiene de participación o culpabilidad debido a los elevados índices de corrupción que descompusieron la estructura desde hace tiempo. Tampoco nadie hasta ahora ha relacionado lo ocurrido hoy con el interés que tiene Estados Unidos en el fracaso gubernamental mexicano para enfrentar la crisis y con ello allanarse el camino para abrir paso a la intervención militar, (la política ya la realizaron desde hace décadas) tienen intenciones de instalar bases militares en la región, de acuerdo al discurso de los demócratas y de los republicanos. ¿Es una soterrada anexión militar a partir de generar la clase de violencia que observamos, para enseguida venir a sofocarla y cobrar por los servicios? ¿Es el comienzo de algo peor?

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