domingo, 4 de abril de 2010

México en el abismo

De acuerdo a la información que remite a México todos los días, este país se ha vuelto inviable. El gobierno de Felipe Calderón fracasó, es un sexenio perdido.
Mas la pérdida no es tan sólo en cifras por lo que hace a la economía, que se mantiene como una de las perores del continente, sino que también cubre prácticamente todos los rubros: desde la educación a la productividad del campo o las industrias, lo mismo que la inseguridad que padece la sociedad, hasta la enorme corrupción e impunidad con la que actúan los políticos y delincuentes de toda laya. Se pasa por una etapa de terror, con tal incertidumbre que bordea el desánimo total. Quizá sea ésta la peor que se ha vivido durante la época moderna.
Por si las calamidades no convencen a los escépticos que no creen o palpan la profunda desgracia que alcanzó a México, es patente la mayor subordinación a los Estados Unidos, nación que se dispone a participar abiertamente en la política doméstica, lo cual se traduce en imponer o dictar ordenanzas en el terreno de lo militar e inclusive medidas de tipo cautelar para toda la sociedad.
Pese a que los medios de comunicación ocultan el grave descrédito en el que ha caído el actual régimen, las opiniones se multiplican por la red cibernética, así como de boca en boca, encontrándose en ellas incluso la exigencia de la renuncia del presidente Calderón, quien adolece de habilidades para ocupar el cargo, toda vez que su personalidad lo exhibe como alguien propenso a conductas de verdadera torpeza. Hemos constatado que acusa ignorancia hasta en el uso del lenguaje, al tiempo que se conduce de manera pusilánime con los grupos que ejercen la hegemonía, cual obediente empleado, sumiso y al mismo tiempo agresivo con quienes no simpatizan con su lineamiento o doctrina, que se orienta entre la política a secas y lo que tiene carácter confesional, pasando por encima de lo constitucional.
Se le percibe bastante dispuesto a cumplir las órdenes de los autoritarios vecinos del norte en materia de seguridad nacional, lo mismo sucede hacia las exigencias de las empresas multinaciona que decidieron operar en este país, que ven como oportunidad de negocios. Calderón llegó a la presidencia exclusivamente para ofrecer garantías a los grupos de la elite financiera nacional y extranjera.
Incapaz, después de cuatro años de ejercicio de la presidencia, de siquiera poner en funcionamiento al menos una sola iniciativa a favor de los gobernados, como corresponde a un jefe de Estado, hoy su mandato se ha vuelto casi imposible de soportar, inclusive hasta para quienes en principio se mostraron dispuestos a apoyar su periodo sexenal. Por esta razón es difícil creer que pueda lograr permanecer durante los dos años que restan hasta que sea reemplazado.
Tampoco es razonablemente sostenible argumentar que toda la culpa del vuelco al despeñadero, recaiga en este solo individuo y quienes le acompañan en la fallida empresa de gobernar a México. Hay condiciones que intervienen en el fracaso, como lo es un Congreso que impide un accionar hacia determinado rumbo. Se trata de mecanismos paralizantes que restan mando al de por si débil presidente y su grupo, que igualmente no incluye en sus filas personas capacitadas para enfrentar el nivel de las exigencias actuales. O si las hay, es evidente que no se les toma en cuenta.
A poca distancia de tocar fondo el país se asfixia, al tiempo en que peligrosamente acumula presión que en cualquier momento pudiera estallar. Las combinaciones o revolturas de las fuerzas que operan en la compleja sociedad mexicana, desde la amplitud de las fronteras geográficas y sociales, hasta los sótanos tenebrosos del crimen que campea como amo y señor del ambiente, ya están tan licuadas u homogeneizadas que confunden a la opinión pública interna y externa. No se distingue más la cizaña del cultivo benigno. La maleza no permite ver aquello que no está contaminado, por lo que a más de alguno le pasa por la mente prender fuego a todo el territorio social. El incendio que sería provocado por quienes atisban sacar ganancias no está descartado.
Así que después del pozo, la incineración. El país se despedaza en el abismo.

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