viernes, 16 de diciembre de 2011

Se canjean cargos y comisiones en el Congreso de la Unión, para favorecer al Clero católico, modificando una vez más la Constitución.

¿Qué ha dado la Iglesia Católica a las sociedades mexicanas en términos de lo que profesa y se supone es su razón de ser: amor, justicia, caridad? ¿Es más justa, solidaria y bondadosa la gente en México por la presencia de miles de templos, conventos, seminarios, etcétera? ¿Por qué entonces este país es uno de los más violentos e inseguros del mundo? ¿Qué hacen los religiosos además de administrar los colegios y universidades más costosos?¿Cuánto dinero manda el clero al Vaticano, producto de todo ello y de lo que regalan los fieles como limosnas, donaciones, herencias, etcétera?¿Por qué esta iglesia se ha mostrado tan interesada en política, al grado de presionar para que el Congreso apruebe en su favor la modificación del Artículo 24, que dejaba claramente expreso lo referente a la libertad de culto en los lugares propios para ello, en ningún sentido en ámbitos públicos? La causa legislativa abre la puerta a que nuevamente se tengan enfrentamientos de carácter ideológico y religioso, que en nada sirven a una sociedad y en cambio cuestan luto, dolor, sangre, vidas humanas que se desperdician inútilmente. Esto ya había quedado franqueado en el siglo XIX, y los políticos que padecemos en esa institución que por momentos parece un mercado callejero, con la diferencia de que en su mayoría los que se dan cita en ese lugar cobran como si de verdad le hicieran un bien a la nación, provocan un retroceso histórico cuyas consecuencias serán lamentables, al tiempo.
La intolerante institución clerical inmediatamente se manifestó a través de sus voceros, que no titubean para llamar a quienes no estén de acuerdo con esta medida; ignorantes, anticlericales, chauvinistas. ¿Será posible que llegara a cambiar la perspectiva y la mente de quienes orientan esta feligresía? ¿Por qué predican con estos ejemplos de evidente agresión verbal, de tal violencia simbólica? De la misma manera que ellos en su culto utilizan símbolos, todos muy respetables, igualmente simbólicas son para los mexicanos las Leyes de Reforma, cuyo espíritu descansa en ese respeto, en el trato equitativo por parte del Estado y entre ciudadanos, a todos los cultos y a quienes llevan a cabo su vida por fuera de ellos. Que cada quien lo practique libremente en los lugares adecuados que cubren esa función. ¿Por qué salirse de la norma y la tradición, que también es respetable, modificando la ley?
A través de los boletines de prensa vemos que los líderes y la misma grey, se muestran agresivos con el verbo, como alguna vez lo fueron los instrumentos de tortura o las armas, según lo que muestra la historia. Muy su forma de pensar y su culto, sin embargo, es imperativo, como lo es el derecho a la vida, que comprendan que existen igualmente segmentos de la sociedad conformados por individuos, personas que no profesan ninguna fe y por igual son dignos. Se trata de ciudadanos que como tales merecen respeto, lo mismo que aquellos otros que practican distintas religiones, sean o no de Occidente.
El Estado laico protegía a todos; creyentes o no. Es el laicismo la única fórmula social de convivencia que garantiza las libertades de culto y creencias, sin menoscabo de que unos traten de imponer sobre otros sus propias visiones. Esto es lo que acaban de agredir los diputados, que por cierto, siempre eligen diciembre para aprobar los acuerdos que más daño le causan al país, abren las puertas nuevamente a que se imponga un culto y todo lo que representa, sobre el resto de la sociedad: Independientemente de que sea mayoritario en cuanto al número que representa la feligresía. Además, el estatus de ignorancia en el que se mantiene sumergida la mayor parte de la gente de este país, será como un pasto seco que puede arder a la menor provocación. Un mínimo de sentido común nos señala cuan peligrosas pueden ser las ideas, cuando no hay suficiente capacidad de análisis u otras facultades propias de un pensamiento formado en valores, como el respeto a la pluralidad de creencias, a las diferencias ideológicas, étnicas, o las distintas opciones sexuales. En un país cuya cultura ha permanecido anclada en los cultos católicos que son en ocasiones sincréticos, debido a las prácticas prehispánicas entreveradas, dar esta clase de libertades significaría ahondar diferencias con quienes piensan y se comportan distinto. Ya leemos en las expresiones de los medios de comunicación de la Iglesia, en qué términos se refieren a los que no son de la misma forma de pensar o proceder. Eso son precisamente los fundamentalismos, los que tantos esfuerzos y sacrificios ha significado para los pueblos liberárselos.
Los otros, quienes prefieren destacar en la vida por medio del estudio o del trabajo, sin que necesariamente su conciencia pase por someterse o adoptar una creencia en cuestiones de índole extra terrenal o espiritual, pueden verse amenazados o inclusive agredidos por turbas de fanáticos, como ha sucedido en este país, incluso en años recientes. Un buen ciudadano puede desenvolverse como persona digna, que merece respeto, sin que tenga que declararse creyente en algo. Y esto lo deben comprender muy bien los católicos, los políticos, la gente toda y sobre todo respetarlo.
No va a ser bien visto por muchos que los cultos se den en los parques, que lleguen a cerrarse calles o hasta carreteras, para llevar a cabo procesiones y todo eso que acompañado de cohetería, suelen hacer los representantes de la iglesia junto con sus fieles seguidores. En algunos casos pueden tomarse como provocaciones o llevar a la gente a enfrentamientos, inclusive hasta por cuestiones de índole vial o por el derecho al descanso que tiene toda persona. El país requiere de alguien que le garantice la paz, estabilidad, concordia, mirar al futuro y tratar de alcanzarlo, en lugar de generar tensiones o retrocesos políticos.
Es imperativo corregir esta enorme falta de los diputados y de quienes participaron con esta confabulación, para evitar más descontrol y derramamiento de sangre. Hagámoslo por el bien de las generaciones venideras.

martes, 13 de diciembre de 2011

AMLO, los medios y el otro peligro para México.


Desde que comenzó a destacar en actividades de carácter político, Andrés Manuel López Obrador ha tenido una relación peculiar con los medios de comunicación. Conocedor del poder que éstos representan, se le adjudica la autoría, hace años, de una campaña de la PROFECO en la cual se invitaba a llamar a determinado número telefónico para hacer denuncias de abusos al consumidor. Desconozco la veracidad del dato, sin embargo, me parece que AMLO efectivamente es una persona que sabe comunicar las ideas; simplemente habla con conocimiento de causa sobre los distintos temas que se presentan a su paso. Lo hace de una manera clara, sustentando sus palabras con estadísticas u otros indicadores, aunque en ocasiones le gana su lado sentimental y trasluce con facilidad el estado de ánimo que denota un dejo pesimista. Aunque no duda en la posibilidad del triunfo por parte de su agrupación política.

Cuando fungió como Jefe del Gobierno del DF, marcó la agenda nacional con sus conocidas reuniones citando representantes de los medios, en su casa y a las seis de la mañana. El efecto mediático de esta estrategia fue contundente, se le posicionó como uno de los posibles candidatos a contender por la presidencia de la República, lo cual tuvo lugar meses después con un amplio margen de preferencias, según las encuestas que se realizaron por aquellas fechas cercanas a julio de 2006.

Enseguida vendría una serie de acontecimientos ampliamente conocidos y difundidos por diferentes medios no cooptados por las élites políticas dominantes, ni tampoco aliados de ellas. Lo que más destaca de estos hechos es la llamada “guerra sucia” mediática, donde se le acusó de ser “un peligro para México”. Varios empresarios unieron sus capitales para financiar dicha campaña que se transmitió principalmente por Televisa, además de las principales cadenas de medios que a nivel nacional se unieron en contra de este candidato y de quienes le apoyaron. Lo mismo hicieron empresarios como uno de apellido Coppel del estado de Sinaloa, quien incluso llegó a amenazar a los empleados para que negaran el voto a AMLO.

A estas calamitosas andanadas de falsedades, se sumaron los curatos y finalmente se dio una de las páginas más vergonzantes en la historia de nuestra incipiente democracia, al grado de que la confianza en las instituciones que se relacionan con actividades electorales, como el IFE el TRIFE, quedó en entredicho. No se diga los propios partidos, que no han dejado de verse envueltos en conflictos escandalosos desde que asumió Felipe Calderón, con muy poca legitimidad.

Ha sido un sexenio brutalmente trazado. Un periodo de tragedias continuas, con y sin premeditación. Cinco años sangrientos que hacen pensar y presentir lo peor. El peligro es que transmute este derrotero en otra persona del mismo partido o a través del inflado Peña Nieto. El peligro es que el equipo de comunicación de Andrés Manuel continúe cometiendo lo que desde mi humilde punto de vista son errores que cuestan caro, como el haber faltado a aquel primer debate televisado y años después aceptar la invitación de Televisa, donde se prestó a legitimar al medio que se ha dedicado por más de cinco años a deslegitimar, a él y a su movimiento.

Si se hubiera negado categóricamente, el impacto mediático sería totalmente favorable para la causa. No lo vieron así los asesores, ignoro quienes sean, pero ya llevan varios desaciertos graves. Yo fui colaborador free lance durante unos seis años en esta empresa y conozco algo de sus resquicios. Sé de sus lógicas, sus intereses inmediatos y de largo aliento. Coordiné un programa que en principio era debate público y también fui reportero asignado a fuentes que son materia de Estado, como la investigación de casos de narcotráfico, de lo cual hablaré cuando lo considere oportuno. Conozco a Televisa por dentro.

Una negativa oportuna de AMLO hubiera generado conflicto al interior de la televisora y al haber cambiado las reglas del juego, con respecto a lo acontecido en 2006, ahora los dados habrían caído a favor del Morena, pero dejaron ir la ocasión. La credibilidad de Televisa recibe en estos momentos crítica de diversos frentes. Después de lo acontecido con Peña Nieto en la Fil, AMLO estaría en primer lugar en las encuestas, sin embargo, fue sumiso a Televisa.

Tengo información de que gente de su círculo cercano estuvo de acuerdo con su visita al noticiario de López Dóriga. Vi la entrevista y estoy en desacuerdo con esta gente. Al principio se mostró un tanto desubicado, hizo críticas a la casa anfitriona en un soliloquio un tanto desesperante, por el tono de voz demasiado pausado para el ritmo que demanda la Tv. Así llegó a concluir lo de la fraternidad y el amor, que tanto ha dado pasto a los medios de siempre y a las redes sociales. Según los propios medios, la entrevista le ganó 5 puntos en las preferencias, ¿a poco hubo tiempo de medir y dar tan pronto los resultados? Seguramente lo hacen para que le den más deseos de presentarse en las televisoras. AMLO vende mucho, logra más raiting que cualquiera de los que contienden.

Los que voltean un poco hacia esta opción después de haber elegido al que hundió al país, lo hacen por lo mismo, es una reacción de miedo ante lo que nunca imaginaron que llegaría a suceder. Algunos de sus simpatizantes comentan que se debe a que ya moderó el discurso y hasta se acerca con empresarios a los que antes desdeñó. No lo considero de esta manera. No es por este factor de comunicación que tenga más adeptos, sino por el rotundo fracaso de Felipe Calderón. Televisa estuvo siempre con Calderón aunque ahora ya lo está con Peña Nieto, quien igualmente resbala en el primer escaño. Si no tuvieran al peje de su parte capaz que temblaban, pero el peje es bueno, sus asesores son cándidos y aceptaron con extrema cortesía la invitación de este gran elector.

Es un peligro para México si no cambia de equipo de comunicación o éste no se dedica con más atención a sus tareas. Porque se puede perder de nuevo la presidencia y con ello la corrección del rumbo.