miércoles, 29 de octubre de 2008

Vicente Fox y la cárcel

Si en México hubiera la justicia mínima indispensable que requiere la democracia, el ex presidente Vicente Fox estaría en la cárcel. Ningún otro sitio se haya tan a la medida de su carrera delictiva.
Entre sus fechorías más notorias se encuentra el engaño a millones de ciudadanos que le apostaron a un cambio democrático y recibieron de forma contundente un retroceso en todos los órdenes sociales y económicos que pusieron a la nación en una seria catarsis.
En lugar de gobernar este ladrón se dedicó a enriquecerse junto con su familia y amigos. La familia Fox-Sahagún abusó del poder de una manera por demás inmoral y por supuesto ilegal. Sus propiedades que envidiaría un sultán y la vida de magnates que llevan estos nuevos ricos, lo prueban.
No tan sólo denigró la imagen del país con su arrogante ignorancia, también inició la época de los saqueadores modernos que con una mano se persignan y con la otra saquean.
Jamás se habían visto los niveles de latrocinio y absoluta incompetencia gubernamental que observamos desde el arribo o canje que hizo Acción Nacional por la presidencia.
Y todavía el cínico que nadie logra callar tiene la desvergüenza de agitar las aguas, escupir encima de todos con su verborrea de bravucón de arrabal. “Qué idea genial partirle el queso a Andrés Manuel López Obrador”. Estas palabras muestran a un auténtico desquiciado que insólitamente gobernó México.
Un tarado iletrado enemigo de los libros y del periodismo. Un enajenado frívolo con vocabulario de arriero; un vil sujeto atrabiliario que se excede en todo menos en la lucidez. Eso y mucho menos es Vicente Fox. El que no para de batir la lengua bífida, Un tonto que presume botas en los pies y un vacío en la cabeza.
La moral que según esto les enseña su religión se la pasan por el arco del triunfo a la hora de ocupar los cargos donde no pierden tiempo en dar cuenta de los fondos. Nunca vi gente semejante que puede ser tan mezquina y al mismo tiempo no perderse una misa. No se en qué manos cayó el país, pero puedo apostar que Satanás las tiene más presentables.

viernes, 24 de octubre de 2008

¡Cállate pendejo!

¡Cállate pendejo! Alguien gritó desde las filas de policías que acompañaban la ceremonia fúnebre de los últimos tres compañeros asesinados. La voz tenía destinatario: el desacreditado Emilio González.
Justamente cuando dirigía una perorata muy en su estilo de decir quién sabe qué cosas a base de un rebuscamiento verbal casi ininteligible, pero suponible según el esfuerzo de interpretación de los que tienen que escucharlo, se oyó esa orden indignada.
Horas antes el gobernante jalisciense había tratado de dar a entender que la sangre de los policías es una especie de abono que se derrama para que literalmente florezca la paz. A nadie le cayó en gracia el dislate. Habla de cuotas muy altas que han de pagar quienes enfrentan en crítica desventaja a los peores delincuentes. Gente que topa con una malignidad que supera cualquier escenario de crueldad y sadismo que hubiéramos imaginado.
Un policía se atrevió a decirle de viva voz y en público –aunque guardando el anonimato- lo que debieran hacer él y otros individuos emanados de la derecha persignada que de alguna forma se hicieron gobierno: callarse y mejor dedicarse a lo que más bien es lo suyo: el proselitismo católico y la multiplicación del dinero para sus bolsillos. Pero eso sí, que por favor lo hagan al margen del erario y dentro de la ley. ¿Lo aceptará el Yunque?
Si este gobernante tan mentado por los periodistas, no quiso escuchar a los entendidos en argucias de la política, si es que ha tenido alguno cercano, cuando quizá le recomendaban atemperar sus rollos de muchacho fresón, atildado, que no sabe ni lo que dice, ahora con mayor razón está obligado a cerrar el pico.
Sus expresiones, por lo regular ocurrencias propias de un mal cómic, hacen del idioma un papalote y del respeto a la moral de los demás, algo desechable: ¡me vale madre! “Es más, -perdón cardenal-… ¡Chinguen a su madre!”. “Les voy a dar unas chelas (además del condón) para que se vayan al hotel”. Todas estas joyas del gobernador ejemplifican la vulgaridad hecha régimen que comenzó desde los periodos de Alberto Cárdenas y Vicente Fox. Tipos empeñados en lucir su educación cerril que en lugar de avergonzarles la exhiben para según ellos encantar a muchedumbres ávidas de espectáculo y shows de lo que sea.
También se han visto como émulos de los fanáticos protagonistas de la guerra cristera, al rodearse de curas e inclinarse a besar anillos, entre otras prácticas rituales, asegurándose previamente de la presencia de los medios de comunicación, para que difundan imágenes de unos gobernantes supuestamente devotos hasta el sacrificio. Escenografía, histrionismo y demagogia, al por mayor. "Aiga sido como aiga sido".
Con razón les gritan e increpan, si ni siquiera el lenguaje es algo que puedan utilizar sin malas consecuencias. Mejor que se callen.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Se desploma la confianza, la economía y todo lo demás

La caída abrupta de valores accionarios e inmobiliarios en Estados Unidos ¿se explica como una maniobra más de los grandes imperios financieros para desvalijar aún más a los débiles y darse oxígeno? o, ¿es realmente el fin de la variable del sistema capitalista que conocemos como neoliberalismo?

Como siempre sucede, esta no es una excepción, alguien sale beneficiado de los males de otros. Por supuesto que el colapso de firmas arrastradas por el vendaval financiero que azota buena parte del mundo, permitirá en cambio que otras crezcan. De acuerdo a esta lógica la crisis no es total sino parcial: unos pierden en tanto otros ganan gracias a este terremoto capitalista, controlado desde las resguardadísimas guaridas de los “Banksters”, como los llamaba el presidente F. D. Roosevelt.

El asunto es dilucidar quiénes se encuentran de cada lado, cuánto va a costar la caída y quiénes van a costear la recuperación. Esto nos puede llevar a nuevos escenarios bélicos por la lucha del control de la riqueza mundial. Las maniobras conjuntas de las fuerzas navales rusas y venezolanas que se realizarán en el Caribe en fecha próxima, son algo más que ejercicios de rutina. Los países defenderán con las armas lo que poseen, caso que no nos involucra directamente puesto que el gobierno mexicano actúa según la línea pactada desde los despachos neurálgicos del mundo político, militar y financiero de Washington.

Ciertamente ha sido estorbada la agenda del régimen mexicano, en cuanto a dar seguimiento y cumplir con los paquetes estipulados para acelerar y finiquitar el proceso privatizador de sectores estratégicos, como lo son el energético, los sistemas pensionarios y de seguridad social, que forman parte de los últimos reductos de la estructura de las paraestatales.

Ante la movilización de grupos y la quizá imprevista negativa masiva a las iniciativas gubernamentales, el gobierno ha incrementado considerablemente los recursos destinados a los rubros de policía y ejército. Es inminente el endurecimiento del aparato judicial y militar que sostiene la presidencia, junto con sus asuntos privados. Lo mismo sucede con el discurso, según los miles de spots contratados por el Estado y las constantes amenazas emitidas por el presidente y algunos funcionarios, como el secretario de gobernación o el procurador general de justicia.
En este sentido, los mandos militares han sido mucho más cautelosos, siendo los que ponen una parte importante de las víctimas, aunque también han sido victimarios, en algunos casos por errores de logística, como lo sucedido en los retenes donde han acribillado a civiles.

La primera gran crisis económica de los gobiernos de Acción Nacional pondrá a prueba lo que evidentemente es frágil, a saber: la capacidad de respuesta para llevar a cabo planes emergentes que palien los efectos de índices inflacionarios que amenazan salirse de control. Resolver la cartera vencida de los usuarios de servicios bancarios que ya rebasa el cien por ciento de deuda en créditos al consumo e hipotecas, sin crear otro Fobaproa. Generar fuentes de empleos “extras” (como si fueran suficientes las actuales) para los connacionales que previstamente regresen de EU. Recuperar la confianza para el retorno de capitales que huyeron y continúan emigrando ante la enorme incertidumbre que priva en todos los ámbitos, desde el mundo bursátil, hasta las zonas públicas donde difícilmente puede uno sentirse realmente seguro.

Lo más probable es que este gobierno no logre siquiera uno de los puntos anteriores, no digamos devolver la estabilidad y orden indispensable para estar al menos un poco cerca del crecimiento del PIB que tienen otros países en desarrollo. (Venezuela mantiene su 7%) Los cálculos más optimistas estiman para 2009 en México un PIB de 1.5 por ciento. Esto es terriblemente grave, pésimo. Lo peor se puede esperar bajo tal escenario. De por sí es insostenible el estado de cosas propiciado sobre todo por el grupo de empresarios y políticos que se hizo de la presidencia, así que preparémonos para lo peor. Lo que llegaremos a experimentar es digno de encender todas las alertas.
El verdadero peligro para México se hizo presente, sin lugar a dudas.

¿De dónde viene este golpe? ¿Nos dejará sin el petróleo?

En un mundo donde unos viven de prestar y otros de pedir prestado, los que tienen para prestar y endeudar, invariablemente ganan.
Esta pudiera ser en resumen la axioma del capitalismo bancario que ha funcionado más o menos equilibradamente, hasta que la variante de la especulación financiera que se había combinado con la economía se desfasó; se fue por su cuenta, es decir, las finanzas se divorciaron de la economía y el mundo especulativo tomó el mando, hasta que la falta del capital generado por el trabajo y los bienes producidos (la economía real) le quitaron el sustento, por falta de fuerza (insuficiencia) y va rumbo al suelo.

A groso modo esto es lo que sucede de lo cual se desprenden otros fenómenos como las devaluaciones de monedas menos cotizadas internacionalmente, como el peso mexicano, frente a las fuertes: dólar, euro, yen, libra esterlina, etcétera.
El costo del crédito se dispara como consecuencia de este torbellino que eleva también los precios de insumos, bienes y servicios, en términos absolutos.

Las empresas que no cierren ante el endeudamiento contraído, principalmente en dólares, harán recortes porque también enfrentarán la falta de solvencia de sus clientes y proveedores que ya no estarán en capacidad de dar facilidades de pago. Se estima que desaparezcan aproximadamente dos millones de empresas en un lapso que ha comenzado a correr y llegará cuando menos hasta el dos mil nueve.

El único que queda para sortear la marea, sin que se hunda la sociedad en un mar de tinieblas, con vientos gélidos de carestía y miseria aguda, es el Estado. La política social está obligada a plantar cara ante el problema. Malo, porque en este sentido tenemos muy poco que esperar. Casi no tenemos Estado. Los gobiernos de los últimos treinta años han desmantelado corruptamente esta institución de instituciones, hasta reducirla a una llana agencia que resuelve asuntos pensando primordialmente en el interés de las trasnacionales, con las que mantiene contubernio. Esta práctica recurrente, ilícita, inmoral y peligrosa, nos llevó a una circunstancia altamente explosiva, tremendamente crítica.

En este tenor, no tenemos más que el petróleo para entregarlo sin chistar a cambio de empobrecernos más lentamente.
Esta etapa se vislumbró como un mal presagio cuando se pensaba en la posibilidad de otro triunfo, a como hubiera lugar, de la derecha, que siguió tan cumplidamente las reglas del PRI, siendo prácticamente lo mismo.

Ha sido asfixiante para la mayoría de mexicanos la condición satelital de EU, y por supuesto que los países de Latinoamérica cuyas economías están por encima de la nuestra en la clasificación del PIB, no serán tan golpeadas, principalmente debido a que ya diversificaron sus mercados, sobre todo con China y otros países asiáticos. Nosotros no; nos han convertido en laboratorios, literalmente hablando, de productos alimenticios transgénicos, guerras de narcotraficantes o grupos criminales para que se exterminen entre sí, fábricas de piratería, laboratorios de drogas, entre otras calamidades de la posmodernidad del capitalismo a ultranza en su fase neoliberal.

El panorama que es sombrío como nunca lo estuvo en la historia moderna, nos plantea al menos dos rutas: una de ellas es armarnos de valor e internarnos por el infierno al menos otros veinticinco años, para ver si funciona o no el neoliberalismo implantado; o sea, acostumbrarnos a aguantar más de todo lo que sufrimos: inseguridad, desempleo, violencia y demás consecuencias del elevado costo de la vida, a fin de que los capitalistas terminen de engrosar sus imperios y nos dejen algo para no morir.
El otro rumbo es semejante al que emprendieron los países de ALBA que prácticamente desafiaron la tutela norteamericana y buscan su propio camino, mucho más seguro y despejado, según los resultados que ya obtienen, como podemos constatar al revisar sus indicadores. Hasta han formado su banco y seguramente harán algo parecido a la Unión Europea, con moneda única, créditos, apoyo solidario y todo lo demás necesario para impulsar el desarrollo que incluya a los más débiles.

México pudo ser el hermano mayor entre el grupo de países unidos por la historia y la cultura, de haber contado con gobiernos inteligentemente nacionalistas en lugar de gerencias domesticadas, fácilmente corruptibles.

La salida, obviamente, es instaurar una república soberana y democrática. Como se pueda, con lo que se pueda y hasta donde se pueda, como bien lo dijo uno de los líderes más auténticos y honestos que por fortuna ha tenido el país: Andrés Manuel López Obrador, quien, dígase lo que se diga en la prensa y demás medios tarifarios al mejor postor, es la persona que ha demostrado saber cuál es la solución y cómo arribar a un mejor destino para el país, comenzando con los más desprotegidos y humildes.

En pocas palabras; no dejemos pasar más tiempo y revoquemos el mandato al espurio Felipe Calderón. Hagamos presidente lo más pronto posible a Andrés Manuel.
Somos más y nos asiste la razón. Viva la IV República, Viva México.

Por favor todos los contactos hagan un acto por el país y circulen toda la información que puedan para decir a quienes tengan por ahí, que llegó la hora de sumar a la lucha pacífica que encabeza este representante popular la participación de todos los ciudadanos.

No es conveniente permanecer pasivos y esperar a ver qué sucede. Las cosas se vienen serias, el presente inmediato y el futuro están en el aire, como una moneda lanzada por manos sucias.

domingo, 5 de octubre de 2008

No queremos un museo taurino

Me acabo de enterar a través de la prensa que el ayuntamiento de Guadalajara aprobó por decreto una iniciativa presentada por la regidora María Estela Arizmendi Bombona, para que la ciudad cuente con un museo taurino.
Me parece una pésima decisión que va a destinar recursos de los ciudadanos en algo que ni siquiera se nos consultó, es más; ¿A quién le beneficia un lugar de esta naturaleza a no ser que a un puñado de seguidores de esta práctica por demás cruel?
Yo hago votos porque se prohibiera esta “fiesta” anticuada que heredaron los españoles entre otras calamidades. Conozco mucha gente, sobre todo jóvenes que están de acuerdo conmigo. ¿Por qué el ayuntamiento fomenta semejante aberración en lugar de crear un museo del transporte o de las ciencias, infinitamente mucho más útiles y necesarios que este disparate. ¿De quién es esta ocurrencia, a quién busca beneficiar y qué clase de regidores tenemos que les importa un bledo que el pueblo siga igual de atrasado en todos los órdenes?
Las naciones civilizadas prohíben la práctica de ésta salvajada y en México las autoridades le dedican un museo, en pleno siglo 21. Qué vergüenza.
Como ciudadano tapatío protesto y me opongo enérgicamente a que se gaste un peso del dinero público en un lugar que nada tiene que ver con una sociedad que debiera crecer en armonía, en sus aspectos intelectuales, materiales, culturales y espirituales.
Estamos colmados de violencia y nuestras autoridades reman a contracorriente por ignorantes o porque les pagaron para que les pase de noche el fomento a la violencia contra los animales, en una de las formas más viles y arteras, como lo es este cruel recuerdo del circo romano.
Si quieren los taurinos o como se llamen, contar con un lugar para exhibir extremidades disecadas de animales, cornamentas, cabezas y los leotardos adornados que les llaman “trajes de luces”, que lo hagan con su propio dinero y digan dónde, para no acercar a mis hijos por ahí.
Qué ya nos dejen en paz los gobernantes con tanto descarado proyecto que no sirve para otra cosa que los amigos y compadres vean cristalizadas sus ocurrencias y caprichos.
Circula por favor este comunicado y no dejes que nuestro dinero se invierta en esta fiesta de morbosos, ávidos de sangre, que gozan el espectáculo de la agonía de un animal indefenso, sacrificado en medio de alaridos.
Ya basta de que estos estúpidos gobernantes se la pasen gastando el dinero en halagarse a sí mismos. Digamos NO a este museo de retardatarios culturales.
Que los regidores se pongan a pensar y atiendan lo que verdaderamente necesitamos los ciudadanos. Basta de incongruencias y despilfarros de recursos.
www.carlosvillaguzmán.blogspot.com

jueves, 2 de octubre de 2008

¿Cómo librarse de los gobernantes?

Los que hablan de soluciones en México en realidad son el problema. El gobierno anuncia hasta la saturación mediática –es lo único que ha hecho hasta ahora, aparte de poner al país al borde del descontrol total- que pretende abatir la inseguridad y la delincuencia, cuando son precisamente los constantes yerros oficiales los mayores responsables del pésimo clima social que padecemos.

Los llamados cuerpos de seguridad nacieron o se convirtieron en semillero de criminales que forman sus propias bandas o surten a otras. Se trata de desertores e inclusive elementos en activo, que se introducen a los engranajes de la maquinaria del crimen organizado.

La legalidad no es algo que pueda presumir el gobierno, al contrario; los representantes entran o salen de los cargos en medio de señalamientos y denuncias a causa de la falta de probidad con la que llevan a cabo las tareas de Estado. Nada sucede después; son intocables, inmunes a la justicia. Fox es un millonario más, junto con su familia, gracias a seis años que le permitieron acumular la ilegal fortuna que poseen.

Se nos ha hecho costumbre como ciudadanos despotricar y discutir -hasta que se nos pasa la adrenalina- acerca de todo este gran circo de pesadilla que es el aparato federal, constituido en una agencia de las trasnacionales, que no en gobierno de una república democrática.

Pagamos el alto precio de políticas económicas que impusieron de tiempo atrás los organismos financieros de Wall Street, favorecidos por la ambición, el mesianismo, y el egocentrismo, entre otros defectos de los sucesivos presidentes hipotecarios que por desgracia gobernaron el país: desde los represores asesinos Díaz Ordaz y Luis Echeverría, hasta el espurio Felipe Calderón.

Los mexicanos no tenemos ningún presidente como ejemplo de algo positivo. Qué triste, pero al mismo tiempo qué significativo es este punto.
Esto quiere decir que los gobernantes han cavado una profunda zanja que los aleja de la sociedad y no sólo ello: han logrado ser enemigos del pueblo que dominan desde el otro lado del abismo protector, donde no les alcanza a tocar absolutamente nada de lo que les arrojan los ciudadanos repetidas veces burlados.

El sistema político mexicano está en crisis permanente desde la segunda mitad del siglo veinte, que es lo que recuerdo: lo estuvo en el 68, con la represión y masacre de civiles, después, en el 71 tuvimos la llamada “Guerra Sucia”, que en realidad fue una cacería emprendida contra grupos subversivos o personas que se rebelaron contra el gobierno; en el 82 tuvo lugar la primera gran devaluación del peso; en 86 se desató la crisis inflacionaria; en 1988 Salinas se robó la elección presidencial con una estrepitosa “caída del sistema”; en mayo de 1993 asesinaron al Cardenal Posadas, por supuesto se vincula el crimen con el gobierno de ese momento; al año siguiente, el 24 de marzo del 94, el sistema se deshace de Colosio, matándolo durante el mitin en Tijuana; enseguida llega Zedillo para continuar con el remate de empresas del Estado, comenzando su administración con la difícil crisis económica de diciembre del 95; el lamentable “error de diciembre”, que empobreció aún más a la mayoría de los mexicanos.

Este mismo personaje se alegró de entregar la presidencia al autollamado gobierno del cambio, que finalmente acabó de hundir al país en la peor crisis de su historia contemporánea.

El PAN recrudeció y agravó la situación para la mayoría que son golpeados todos los días con los aumentos de los insumos para sobrevivir, deshaciendo aún más los bajísimos salarios que sostienen en bloque los empresarios apoyados por el gobierno que contrataron.

Nada ha variado en absoluto conforme a lo que Marx observó desde la primera mitad del siglo XIX: La riqueza que poseen pocos sujetos, descansa sobre la pobreza o la miseria de muchos.

El reacomodo del capital especulativo que sufre el pueblo norteamericano que ve esfumarse sus ahorros, junto con los ilusos o tramposos mexicanos que se llevaron dinero de los pensionados para jugarlo en la bolsa de valores, es un fenómeno que puede ser más agudo que la famosa depresión del 29.

Por lo pronto ya comenzaron los primeros impactos de esta crisis en nuestro país. El secretario de hacienda habla de una caída en el corto plazo de dos mil quinientos millones de dólares en remesas. Para agravar las cosas, el precio internacional de referencia del petróleo disminuyó en los últimos tres meses de 140 a 103 dólares por barril.

Se prevé que en México cierren alrededor de dos millones de pequeñas empresas o giros comerciales durante 2009, cuando la economía de plano se estanque. Por tanto la pregunta obligada es en el sentido de qué si está o no preparado el país para hacer frente a la tormenta del norte, que seguramente nos aventará rayos, centellas y granizo en demasía.

¿Qué hace el gobierno de Felipe Calderón? Cuestionado desde antes de comenzar su mandato debido a la serie de trampas con las que operaba su equipo, con todo y el nefasto presidente de ese entonces, el ilícitamente enriquecido Vicente Fox, Calderón enfrentó el repudio de millones de ciudadanos que hasta la fecha han mantenido la cohesión y la civilidad para expresar el rechazo a esta conducción del país, por considerarla errónea y peligrosa, como lo ha demostrado el tiempo con hechos.

Lo que hace este señor es elevar el presupuesto en reforzamiento y equipamiento de la fuerza pública, lo cual genera inquietudes que ya se han señalado cuando las firmas del llamado Plan Mérida y otros acuerdos que contemplan la militarización de la zona por parte de los ejércitos y cuerpos armados de los países participantes.

En síntesis, el capitalismo no va a acabar con el narcotráfico sencillamente porque le conviene que prevalezca. Es el pretexto idóneo para generar la crisis del miedo y después la justificación para invertir en armamento, la gran industria que tanto aporta para conservar los niveles de vida de trescientos millones de estadounidenses.

Los gobiernos más bien procuran controlar la producción y el tráfico de drogas, armas e insumos, que demandan los laboratorios que opera la mafia.

El sistema capitalista con matriz neoliberal mantiene una cadena productiva internacional que se puede entender de la siguiente manera: cultivo o producción de todo tipo drogas- tráfico o traslado- venta- consumo y combate a todo ello en sus distintos niveles. Cierran de esta manera el círculo del negocio.

Todo ello con el importantísimo fomento desde los medios de comunicación, quienes con todo descaro promueven la cultura del consumo de la droga a través de personajes que para mostrarse en la onda se presumen de pachecos.

Desde guiones cinematográficos o televisivos, hasta letras de canciones, abiertamente aluden, como si fuese parte de la inocente cotidianidad, a la cultura del consumo que nos involucra a la mayoría aunque sea con el café. (Recuerdo una letra de una canción de Joaquín Sabina que dice así: “Nos sirvió para el último gramo, el cristal de su foto de bodas”…)

Una sociedad consumidora de todo lo que le anuncien y vendan es lo que requiere el sistema para preservarse.
En este gran supermercado, la droga, gracias a la prohibición y satanización mediatizada con recursos del Estado, se encarece o más bien la hacen escasear y subir de precio los propios gobiernos revueltos con la mafia.

Dejan que la demanda siempre vaya muy detrás de la oferta y con ello consuman el gran negocio de la producción, trasiego y finalmente el dizque combate de lo ilícito ¿dónde va el capital? ¿Dónde está la gente para decir que ya no pueden engañar con sus millones de spots y montones de papeles que firman? ¿Cómo librarse de ellos y sus mentiras que les ayudan a ser más poderosos y ricos? ¿Sigue dormido el pueblo?